Bianca Otamendi
Ésto era algo que jamás había pasado antes, algo que nunca imaginé que podría pasar.
Mañana es noche vieja, 31 de diciembre, decidí contarle a Julián sobre mí embarazo hoy para mañana contarlo en la cena a mí hermano y el resto de los invitados. Mala decisión.
Sentada en el inodoro con la tapa cerrada, llevo las manos a mí cara tapandola y dejando que mis lágrimas mojen mis palmas.
Julián no se había tomado nada bien la noticia, me había dado una cachetada y me gritó que lo que me convenía era abortar porque si no me iba a dejar.
Nunca pensé que podría reaccionar así. Creí que iba a ponerse feliz, pero al parecer estaba muy equivocada.
Antes de irse por la puerta también me gritó que no podía decirle a nadie más sobre el error que yo había cometido. No entendí muy bien a que se refería, pero supuse que hablaba del embarazo.
Me paré y me acerqué al espejo del baño. Mí cara estaba roja por llorar, pero mí mejilla izquierda estaba aún más roja y ardía, fue donde me pegó.
El nunca me había pegado, ni lo había intentado en el pasado por más enojado que estuviera.
Cerré mis ojos con fuerza y suspiré.
<Deseo que esto sea solo una pesadilla>
Abrí mis ojos con la esperanza de despertar de un horrible sueño, pero no, vi mí reflejo nuevamente en el espejo y empecé a llorar con más fuerza.
Caí rendida al piso sobre mis rodillas, ignoré el dolor que la caída había provocado en éstas y nuevamente tapé mí cara.
<¿Por qué tuve que embarazarme? ¿Por qué tuve que decirle? Soy una idiota. ¿Y si aborto?>
Cómo si se tratara de una señal salvadora mí celular vibró en el piso. Se me había caído ahí hace un rato y no lo había levantado.
Eso interrumpió mis pensamientos salvandome de empezar a maquinar cosas horribles y sin sentido.
Di vuelta el aparato y vi la pantalla iluminada, una llamada entrante.
Al ver el nombre del contacto solo lloré más. No quería que supiera lo que pasó hace un rato. Corté la llamada y con las manos temblorosas busqué el contacto de Karina. Estaba a punto de llamarla cuando pensé en Julián. Seguro se iba a enojar más si le contaba a Kari.
Volví a dejar el celular en el piso y me paré nuevamente. Abrí la canilla de agua fría del lavamanos y me lavé la cara. La sequé con la toalla y me agaché para agarrar nuevamente el teléfono y salir del baño.
Mí corazón latía demasiado fuerte, sentía que en cualquier momento podía explotar.
Me senté en el sillón, el celular en la mesita ratona frente a mí empezó a vibrar nuevamente. Cerré mis ojos y llevé la cabeza hacia atrás al ver qué nuevamente era el quien llamaba.
Escuchaba un pitido en mis oídos, mis latidos no se calmaban y mis manos sudaban de una manera increíble, al igual que el resto de mí cuerpo.
Me levanté del sillón y sentí mis rodillas débiles. Suspiré y me dirigí a la habitación para agarrar ropa y una toalla. Entré en el baño y me desnudé. Abrí el agua fría y me metí bajo ésta sin pensarlo.
Mí piel ardía y el agua fría no parecía afectarme. Me ardían los ojos, todavía escuchaba todo como si fueran sonidos lejanos y vacíos, mí vista empezó a nublarse y me costaba cada vez un poco más que ingresara aire a mis pulmones. Llevé mí mano al inicio dela cortina de la bañera para abrirla y salir, pero mis piernas se debilitaron antes y caí sobre la mí propio cuerpo, mí cabeza golpeó el borde de la bañera y mi vista se tornó negra. Lo último que escuché fueron golpes en la puerta.
ESTÁS LEYENDO
Si Tu Marido No Te Quiere (Enzo, Julián y vos)
Fanfiction-No tiene por qué enterarse- dije sonriendo. -Esto no está bien- dijo en tono dudoso -es mí mejor amigo y es tu novio. -Ay dale si te re gusto. -Odio que siempre me hagas caer en tus encantos Bianca Otamendi- y me besó