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Hera Sherwood


Necesito conocerlos a todos, estudiarlos y tener más de cada uno, saber que hacen, que no hacen y que los trajo aquí.

Todo, en general.

Estando en mi cuarto solicito a Sam quien me da las informaciones que necesito.

Tener acceso al sistema de la SSDI me permite tener el informe completo de cada soldado de esta central.

Terminó bastante tarde, ni siquiera vi el reloj estudiando cada maldito soldado. La trompeta sonó hace unas horas indicando que no puede haber un solo soldado por ahí a altas horas de la noche.






Las trompetas suenan como si fuese un maldito campamento militar, son las 5:00 de la mañana pero a las 4:30am hora rusa, ya estaba de pie, debidamente vestida, con mis dos trenzas perfectamente peinadas desde el comienzo de mi cuero cabelludo hasta el comienzo de mi nuca llegando hasta mis caderas.

Aplico bálsamo de labial ya que la temperatura es muy baja y los labios tienden a quebrarse por el frío.

Me encamino por los pasillos de la central y cada soldado qué pasa a mi lado me dedica un saludo militar.

Llegó hasta el antiguo puesto del ex capitán que reemplazó, hay más agentes en el lugar de investigación pero yo solo me enfoco en su despejado escritorio.

—-Capitana Sherwood.—Se me acerca uno de los tenientes.—-El general quiere verla en su oficina.

Paso de lado del teniente dirigiéndome hasta la oficina del general pero la voz del chico me detiene.

—-Soy el teniente de las tropas Ax, teniente Edwarth Thomson, estoy a sus órdenes mi capitana.

—-Más tarde recibirá mis órdenes teniente, las cosas serán diferentes.

Camino hasta el ascensor tocando el botón hasta el último nivel, salgo de la sala de investigaciones y me escabullo hasta la oficina del general.

Me puedo imaginar para qué demonios quiere verme..

Al llegar la secretaria me abre paso hasta la oficina y al abrirla el general está con el móvil pegado al oído hablando con no sé quién mientras mira por el ventanal.

Mientras mi olfato detalla el olor a... menta, colonia varonil y suave, uno de esos perfumes suaves con olor fresco...

—-¡Capitana Sherwood!

Su voz firme y gruesa me saca de mis pensamientos.

—-¡Si señor! Me mando a llamar!

—-Usted tiene algo pendiente, no tolero las faltas de respeto en mis tropas y de mis tropas hacía mi.—JODER Y AHORA QUE!.—Por lo que como castigo deberá tomar una pala y amontonar la nieve en el campo de entrenamiento al aire libre y luego de cumplir con mi orden debe presentarse aquí. ¡Entendido soldado!

Lo odio...

—-¡como ordene!

Es lo último que digo, físicamente no hago ningún gesto pero mentalmente lo estoy matando.

Me doy la vuelta y salgo del lugar mirando mi reloj inteligente, son las seis de la mañana, todo está oscuro bajo neblina y nieve.

Pero es lo de menos cuando mi ánimo arde!!

No refuto, tampoco me quejo dado que estoy metalizada para esta misión, esto no será fácil pero tampoco me daré por vencida, a la central llegó con las pruebas en manos o dejo de llamarme Hera Sherwood Mendoza.







Ya casi termino, el frío congela mis dedos cubiertos por guantes, no siento mi nariz o más bien mi rostro, tampoco los dedos de los pies. Pero aún así apiló toda la maldita nieve en una esquina y dos cadetes la reciben para depositarla no se donde.

Debo controlarme ante el general, tener paciencia y poco a poco ir ganándome su confianza, soy astuta, además sé perfectamente cómo dominar a estos buitres si de algo sé es de cómo funciona la psicología y la mente humana solo que para mi es más fácil pegarles un tiro y hacer explotar sus sesos que estudiarlos.

Terminó mi "labor" esto es insólito, yo! Una capitana con el nivel más alto en preparación, recogiendo nieve.


Me quito los guantes una ves entro a la central Justo al cuarto de armas, la calefacción está encendida por lo que siento como mis dedos vuelven a la vida.

Camino por el lugar hasta llegar al ascensor al llegar nuevamente a la oficina del general su secretaria me indica que está en la sala de reuniones.

—-Entonces iré a verlo allí.—Digo girándome hasta un pequeño pasillo que conduce a una puerta la cual da hasta la sala privada de investigación.

—No puede capitana, no sin autorización del general...



Me sigue pero por sus tacones no puede alcanzarme ya que camino a largos pasos.

Tomo el pomo de la puerta y al abrirla noto a los tres hombres dentro de la sala, con cientos de mapas, papeles, mesa de estrategias...

—-Le dije que no podía entrar.

La secretaria se posa a mi lado intentando mediar la situación pero la mirada sobrenatural que nos da el general hace que la rubia pase de un pie a otro intentando buscar estabilidad.

—-Fuera!

Ordena el general y la rubia sin pensarlo dos veces sale del lugar pero yo me quedo ahí parada como si la orden fuese solo para ella y no para mi.

Maldición [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora