Maldición [+21]

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Aarón

Me sumerjo por completo en sus tibias y apretadas paredes, su cuerpo tiembla debajo del mío y pese a la baja temperatura su cuerpo junto al mío se mantiene en calor.

Me inclino sobre mis muslos haciendo que ella quede  encima de mi, aún la penetró con rudeza pero ambos quedamos sentados en medio de la cama.

Los movimientos de sus caderas hacen que suaves jadeos salgan de mi boca pero son sus gritos de placer los que incrementan mi satisfacción.

Nuestros cuerpos actúan sincronizados haciendo movimientos suaves y a la ves bruscos que hacen que la penetración sea más fuerte y profunda.

No aguanto más y me descargo dentro de ella tan a fondo que mata.

Cae de lado en la cama totalmente rendida y no hago más que detallar la belleza de su cuerpo.

Su cuerpo parece hecho a mano por los dioses y su mirada por las manos celestiales de los demonios.

Es una maldición de la cual me siento atrapado y dudo poder salir.

He dormido pocas horas, dos o tres para ser exactos, el agua helada traspasa mi piel haciendo que mi tensión baje. Salgo envuelto en una toalla que cubre la mitad de mi cuerpo, me detengo por unos segundos al ver a la mujer que duerme desnuda en mi cama, contemplo su cuerpo desnudó el cual hace que mi endurecido miembro palpite.

Intento despejar mi mente de los pensamientos y fantasías, me cambio de ropa sin despertar a la capitana y al salir de la habitación me encamino hasta mi despacho en donde recibo las últimas informaciones del atentado hace unas horas.

Miro el reloj en mi escritorio y ya es media mañana, escucho soñar el timbre de la puerta y al salir a abrirla la mirada fija en mi de unos ojos verdes intensos me sacan una sonrisa.

—-Папочка

(Papá)

Mi pequeña corre hasta mi y la recibo con los brazos abiertos, tenerla luego de un mes de campamento es algo que de verdad disfruto.

—-Моя маленькая принцесса

(Mi pequeña princesa)

La cargo en brazos pero noto a la mujer que viene con ella.

—-Señora Pímenova

—-Aarón...

Pasamos a la sala y llevo a la pequeña Irina a sus aposentos, para pasar al despacho con su abuela.

—-Gracias por cuidarla estás últimas semanas...

—-No quiero tus agradecimientos Aarón es mi nieta y es mi deber cuidarla, en mis campamentos Irina ha recibido buena formación.

Tomamos asiento y ya sé por donde va está conversación estresante.

—-Cuando mi hija murió prometí velar por mi nieta, ya va a cumplir siete años y tú no encuentras una buena esposa. Tu tiempo se está venciendo Aarón...

—-No puedes quitármela soy su padre...

—-Y yo su abuela materna, y no voy a permitir que siga creciendo sin la formación de una madre...

——Yo...

—-Nada Aarón, si no consigues una buena esposa para cuando cumpla los siete años, se irá conmigo a Australia y no la verás en mucho tiempo.

Maldigo mil veces para mis adentros cuando no tengo respuesta tampoco argumento, me pongo de pie y la acompaño hasta la salida pero noto su mirada fija en la mujer que baja las escaleras con la pequeña Irina.

—-Abuela ella es Hera, es una amiga de papá.

La abuela de mi hija detalla a la mujer que baja las escaleras y la abuela de mi hija cruza miradas con Hera y conmigo...

—-Soy Anastaya Pimenova, abuela materna de Irina... y tu eres...

No sé qué demonios estoy apunto de hacer pero lo primero que se viene a mi mente es...

—-Ella Hera Sherwood Mendoza, capitana de mis tropas y... mi novia.