Cap 4

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Clara se dirigió directamente al pequeño cuarto donde estaba su uniforme y donde Adelia le había dicho que podía dejar sus cosas. Mantenía la vista fija en la puerta hacia la que se dirigía sin mirar a Jorge que balbuceaba absurdas disculpas.
-¿A dónde vas?-la interrumpió el joven.
-A ponerme el traje de mukama -respondió Clara sin pararse a mirarlo -¿o acaso pensabas qué lo iba a traer puesto de casa?
Clara se sintió un poco mal consigo misma, ella no era de contestarle mal a la gente, pero no se bancaba a las personas que por tener guita pensaban que podían hacer lo que se les viniera en gana, como por ejemplo llamar a la mukama a las 4 de la mañana.
-Yo... No te pongas ... Quiero decir que no tenés por que ponerte el traje si no querés aunque claro te podes marchar y entonces claro querrás ponerte el traje-trato de explicarse Jorge sin conseguirlo.

Clara miró a su interlocutor que miraba al suelo y estaba completante rojo, y por primera vez desde que el ruido del teléfono la había despertado esbozo una pequeña sonrisa.
-La verdad es que no te he entendido nada, pero si lo que querés decir es que no tengo porque cambiarme de ropa te lo acepto. Ese traje es demasiado ajustado para mí y me molesta.

Jorge asintió con la cabeza todavía bastante rojo y Clara se puso manos a la obra.

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No sabía por donde iba a empezar a ordenar, el salón era un completo desastre. Al final se decidió por comenzar cogiendo las botellas y latas que estaban tiradas por toda la habitación.
Jorge que hasta entonces había estado observándola en silencio sin decir nada comenzo a ayudarla en la fanea.
Cada vez que Clara cambiaba de tarea y se esforzaba en dejar el salón como nuevo Jorge le seguía tratando de imitarla. Estaba bastante perdido, pero trataba de ayudar.
Por su parte Clara se volvía a mirar lo que estaba haciendo bastante a menudo, y se encontraba a medias divertida a medias irritada. Por una parte le divertía la actitud del que ya había bautizado en su cabeza como "el señorito", pero también le irritaba porque lo único que conseguía era darle más trabajo como cuando había derramado un balde con agua sobre la mesa.
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Nota:es muy cortito pero es que ahora no me da tiempo a más. Mañana vuelvo a actualizar

Esperanza míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora