Cap 7

488 26 1
                                    

Clara meditó teatralmente durante unos segundos.
-Si piensas que me voy a ablandar vas listo -sentenció -y debo advertirte que nunca pierdo en nada.
-No se hable más entonces.
Jorge estuvo a punto de estrecharle la mano a Clara pero esta vez fue ella quien la retiró.
-Espera. Hagamos esto más interesante. ¿Qué nos jugamos?
-¿A si qué quieres apostar? no sabés dónde te metés.
-No me conocés bien -se encogió de hombros Clara.
-Está bien. Si yo gano te doy dos entradas para el concierto "the roxette"-explicó Jorge acordándose de cómo Clara había disfrutado de esa canción en la radio-Y si gano yo vos te acostas conmigo.
Clara la miro roja de indignación. Estuvo a punto de dar la vuelta y marcharse, pero enseguida noto por la expresión de él que la estaba tomando el pelo.
-Sos un tarado
-Siempre me lo dicen -respondió Jorge tomándoselo como un cumplido.
-Si ganás tú te ayudo a preparar y limpiar la próxima fiesta- tomó el hilo de la conversación Clara-no te ofendas pero estoy segura de que esta última fue un embole.
-Me parece bien
Por fin las partes se dieron la mano sellando el pacto de una apuesta poco común.

-----
-Me tengo que ir-se excusó Clara volviendo a la realidad
-¿Seguro que no quieres esas cervezas?
-No sé si lo recordarás pero son las 6 de la mañana y yo entró a trabajar en esta casa a las 9 de la mañana.
Jorge se la quedo mirando pensativo.
-De ninguna manera. Mi madre llega a las 10 a la estación de autobúses. Vos no vengás que la voy a buscar y me ocupo de entretenerla. ¿Todavía no tienes llaves no?
-No, a tu madre todavía no le dio tiempo a hacérmelas.
-Perfecto, pues solo tenés que decir que viniste hasta aquí y que nadie te abrió la puerta.
-No sé. Prefiero venir a trabajar... Si sale mal puedo perder mi trabajo.
-Vos confía en mí
-No tengo motivos para confiar en vos.
-Escucháme. No voy a dejar que vengas a trabajar a las 9. Solo quedan 3 horas. Ya me siento pésimo por hacerte venir a trabajar a estas horas así que confía en mi genialidad.

Clara le miró con el ceño fruncido mientras pensaba que su jefe se lo tenía bastante creído.

-Y si algo sale mal le contaré la verdad a mi madre -agregó Jorge-a mí no me puede echar.
-Está bien-claudicó Clara tras sopesar todas las posibilidades y sentir que el sueño la vencía.
-¿Entonces aceptas las cervezas?
-Quizás cuando sean negras.
La mukama se dirigió hacia la puerta pero Jorge se interpuso en medio moviéndose de lado a lado para impedir que ella pudiera diblarlo.
-¿Qué hacés?
-Empezar a conquistarte
-Sos un tarado
-Ya te dije antes que sí, pero te advierto que este truco no me ha fallado nunca antes, una vez que le hago esto a una mina, ella siempre cae en mis redes.
-Ten cuidado no te vayas a enredar en tus propias redes y te vayas a quedar atrapado.
Clara se escabulló por debajo de los brazos de Jorge abrió la puerta y se fue con un sencio "Chao"
-Perdona por habete molestado Clara Guardia. No suelo ser así de cogotudo-gritó Jorge, pero ya no pudo saber si Clara lo había escuchado o no porque esta no se dio la vuelta ni mostró ningún gesto de haberle oído.

Esperanza míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora