Cap 10

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Jorge se vistió co un pantalón y una camisa y metió en una bolsa un chándal, luego salio de la casa tarareando por lo bajo la canción que acababa de inventar. Una vez en el auto puso la radio y condujo hasta la estación de trenes.

Allí miró la hora y la tablilla donde se marcaban los trenes que llegaban y salían, como siempre el tren de su madre se retrasaba. Resignado se sentó en un banco a esperar que su madre llegará.

Cuando el megáfono de la estación anuncio la llegada del tren que le interesaba, se levantó y busco con la mirada, de entre las personas que salían del andén, a su madre.

-Mamá-llamo su atención cuando la vio.
Ella se acercó hasta él con una sonrisa.
-¿Qué hacés acá? Pensé que te ibas a quedar estudiando.
-Necesitaba un descanso-explicó con su voz más inocente - y como me desperté temprano decidí ir al club a entrenar un poco.
-Ya veo-comentó la mujer poco convencida-¿y cómo se te ha ocurrido venir a recoger a tu pobre y desamparada madre?
-Ni pobre, ni desesperada. Pero pensé que podíamos ir a comer juntos. No me apetece estudiar y mis amigos están en sus cosas. ¿A si que quién mejor que mi madre para acompañarme?
-Sos un interesado. Pero no voy a desaprovechar esta oportunidad. Para una vez que me das bola...

Los dos salieron en la estación y montaron en el auto.
-Esperá un momento- interrumpió la mujer cuando estaban a mitad del camino del restaurante.
-¿si?
-¡La mukama!
-¿Lynda?-preguntó Jorge haciéndose el inocente.
-No Lynda no, la nueva... Esto ¿cómo se llamaba...? Clara
-No la conozco-mintió el joven bastante convicentemente.
-Claro que no la conocés. Tenía que ir hoy a casa, pero se habrá encontrado con que no hay nadie... Pobre muchacha...
-¿No tiene llaves?
-No le doy las llaves de mi casa a la primera persona que acabo de conocer. Además no soy yo la que perdió las llaves de Lynda.

Jorge bajo la cabeza avergonzado, su madre no tenía ni idea de que no había perdido esas llaves si no que de las había dado a Joaquín, su mejor amigo.

-Pobre Clara. ¿Que estará pensando?
-Pues estará pensando que somos unos irrespetuosos por no avisarla, y estará disfrutando de su improvisado día de feriado.
-Si alguien mirara las notas que te dejo-rezongó-te avisaba de que teníamos nueva mukama en ellas, y hasta te daba el número de su casam
-Sabes que nunca las miro-replico Jorge levantando una ceja y sin poder reprimir una sonrisa picarona, había conseguido su objetivo, darle a Clara el día libre y que su madre no se enterara de su pequeña fiesta. -pero no te preocupés que en cuanto llegue a casa la llamo y me disculpo. Ahora tranquilizate y disfruta de la comida con tu hijo adorado.
-Sos terrible-concluyó la mujer entre divertida y enfadada.
-Lo sé

Pd: a ver si hoy de tarde o mañana puedo publicar más

Esperanza míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora