Capítulo 18

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A la que llego a la licorería, detrás de la puerta veo a dos panolis amenazando a dos rehenes. Una de las secuestradoras lleva un vestido blanco con flores muy ridículo como si lo hubiera comprado en el Desigual, y lleva una máscara de cerdo más fea que pegarle a un anciano. El otro subnormal, va entero de negro, con un chaleco, una mascarilla y una gorra puesta al revés, como si fuera un puto rapero.

En cuanto a los rehenes, veo a una chica de pelo negro, top deportivo y pantalones cortos arrodillada y con las manos en la cabeza al final de la tienda junto con un chico de piel oscura y pelo rojo que lleva un collar y un pantalón negro. Él está en la misma posición que la chica, arrodillado y con las manos en la cabeza.

-A ver, decidme qué cojones pasa aquí- les digo a los panolis desde la otra parte de la puerta.

La de la máscara de cerdo es la que se dirige hacia mí. Supongo que será ella con quien tenga que negociar. Estupendísimo... Habría preferido mil veces negociar con el otro, pero en fin. A ver qué sale de esta mierda de atraco, porque ya viendo el panorama y que sólo tienen dos rehenes, los vamos a pillar fijísimo.

-Vamos a ver- la señora tiene un peculiar acento andaluz, diría que es de Cádiz si no estoy equivocado -Tenemos dos rehenes.

-Muy bien- le contesto -¿Y qué pides por ellos?

-Mira- hace una pausa -Por el primer rehén quiero una huída limpia y que no me toquen el coche.

Al oír eso me dan unas ganas terribles de descojonarme en toda su puta cara de mierda, y eso hago. Me estoy partiendo el maldito culo. ¿Cómo que una huída limpia y que no le toquen el coche? Eso es pedir demasiado y por supuesto, se lo voy a denegar.

-Negativo.

-¿Cómo que negativo?- pregunta elevando el tono de voz.

-Primero, a mí no me levantes la voz- le digo yo -Y segundo, no os puedo dar eso sólo por un rehén. Si queréis una huída limpia y que no os toquemos el coche, me tenéis que dar por lo menos un cuarenta por ciento del botín.

-¿Un cuarenta por ciento? ¿Usted está loco?- dice ella.

-Por supuesto que no estoy loco- contesto -Es más que razonable.

-No, hombre, no- dice.

-Un cuarenta por ciento del botín y el rehén si queréis negociar eso- espeto -Y de ahí no voy a bajar.

-¡Me cago en la puta!- grita ella -¡Paco, me está tocando el coño ya mucho este! ¡Y encima tengo la regla!- joder, no me hacía falta escuchar eso. Qué asco.

-¿Paco?- pregunto con curiosidad -Acabas de decir un nombre.

-No, no se llama Paco- dice ella -Yo lo llamo así porque es un mote.

-Claro- digo sin creérmelo del todo. Es más que evidente que se le ha escapado.

-Bueno, a ver- dice -Entonces por un rehén, huída limpia sólo.

-No.

-¡¿Pero cómo que no?!- pregunta -¡Por qué?!

-Muy fácil, porque la huída limpia conlleva tres cosas y vosotros tenéis sólo dos rehenes.

-A ver si voy a tener que sacar la pistola a pasear, eh- amenaza, pero sus amenazas me las paso por los huevos.

-¿Sabes lo que es una huída limpia?

-Sí, una huída limpia es no trucar el coche, no disparos y no clave Robert- bien, sabía que no iba a tener ni puta idea. Estaba cantado.

-No, te has equivocado en un par de cosas- le digo -Una huída limpia es que no hay código cien, ni código Pit, ni clave Robert.

Espina Clavada (Jack Conway y tú / Contada por Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora