Capítulo 21

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Conduzco lo más rápido que puedo hacia el badulake de la gasolinera, tal como me ha dicho Ivanov por radio. Ahora que lo pienso, no he dejado de asistir a tantos atracos desde que conozco a ____. Es cuanto menos, curioso... En fin.

No tardo nada en llegar a mi destino y lo primero que me llama la atención es que en la misma puerta de la tienda se encuentran Ivanov y Gonetti en compañía de dos hombres enmascarados que los están escoltando y los están apuntando con una pistola en la cabeza. ¿Pero qué cojones está pasando aquí? ¿Por qué están mis agentes esposados, escoltados y amenazados por dos imbéciles?

Los agresores van vestidos igual, con una camisa blanca, chaleco negro, pantalones negros y botas negras. Sin embargo, difieren en las máscaras que usan para ocultar sus rostros. El que está escoltando a Ivanov lleva una máscara de cebra, mientras que el otro lleva una máscara de serpiente.

Aparco el coche cerca de ellos y salgo para acercarme. Cuando estoy a pocos metros de ellos, el hombre que escolta a Ivanov pasa de apuntarlo a él con la pistola a apuntarme a mí.

-¡No dé ni un solo paso más o me lo cargo!- al escuchar su voz, me detengo en seco y entonces vuelve a apuntar a Ivanov.

-¿Qué demonios pasa aquí?- pregunto mientras alzo las manos a la altura de mi cabeza y observo a cada uno de los presentes sin acabar de entender la situación.

De repente, noto que alguien detrás de mí me agarra de los dos brazos, los coloca en mi espalda para ponerme unas esposas y me quitan la radio. Ni siquiera puedo girar la cabeza para ver de quién se trata, pues en un abrir y cerrar de ojos tengo los cañones de dos pistolas presionando mis sienes, con lo cual tengo a dos personas detrás y no a una como yo pensaba en un principio. Si me muevo, corro el riesgo de que me disparen. No quiero morir sin saber qué está ocurriendo con mis agentes y sin intentar salvarlos.

-Hola, Conway- saluda la persona que está detrás de mí en la parte derecha -No te esperabas este encontronazo, ¿verdad?

-¡Soltad a mis agentes!- les ordeno a los cuatro, a pesar de que sé que no lo harán.

-¿Por qué habríamos de hacerlo?- pregunta el que está escoltando a Gonetti.

Debo suponer que si Ivanov me ha comunicado por radio que había un supuesto atraco cuando en realidad no lo hay, es porque lo han obligado a ello y por consiguiente, su objetivo era que yo acudiera aquí, lo que me da a entender que a quien buscan es a mí. Ellos nada más eran el cebo para que yo picara, y así ha sucedido, que he picado.

-Porque sé que me queréis a mí, no a ellos- le respondo firmemente.

-¡Vaya, qué inteligente!- interviene el que tengo detrás a la izquierda, que tiene un peculiar acento asiático.

-¿Sí, verdad?- le dice el de la máscara de cebra siguiéndole el juego -Menos mal que tenemos a un superintendente con la capacidad sufiente para saber que lo queremos a él.

Los cuatro subnormales se empiezan a reír como putos desquiciados. Mientras se descojonan, mi mente no puede dejar de darle vueltas a la manera en que voy a convercer a estos perroflautas de soltar a Ivanov y a Gonetti. Lo único que se me ocurre es decirles que me cambio por ellos y que si tienen que matar a alguien, que sea a mí.

-Venga, vámonos de aquí- ordena el que está a mi derecha.

Los cuatro nos llevan hasta una furgoneta negra con los cristales opacos. No es hasta que me encierran en la parte trasera del vehículo que veo a los que me estaban escoltando. Al igual que los otros dos, visten de la misma forma, pero uno de ellos oculta su rostro bajo un pasamontañas negro y lleva puesto un sombrero del mismo color, mientras que el otro lleva puesta una máscara de dragón rojo.

Espina Clavada (Jack Conway y tú / Contada por Conway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora