Capítulo 15

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Ambos estaban sentados en los sillones del piso superior en un silencio tenso, ambos sabían que debía hablar del día anterior, sin embargo, los pensamientos respecto a los hechos eran diferentes. Por un lado, Shinichiro pensaba que había roto la privacidad de la chica e invadido su espacio personal con su presencia, por otra parte, la chica se sentía culpable por la preocupación de su entorno, otra vez no había sabido poner límites, tanto a sus clientas como a ella.

Comían el udon con gyozas de la cantina a unas calles de donde estaban y donde generalmente quedaban después de un largo día de trabajo para comer con todos e ir a beber posteriormente a la casa de la chica al ser la cómoda. La imagen de la mañana se vino a la mente del pelinegro al recordar la molesta alarma de la chica a las 7 en punto de la mañana, apenas habían pasado unas horas desde los sucesos de la noche anterior cuando cayó en cuenta de su situación, la femenina estaba abrazada a su torso con la cabeza entre su cuello y clavícula, dormitando profundamente como en días no lo había hecho; él se apresuró a apagar la alarma para evitar que se despertara, mas sólo provocó que la chica se apegara más a su cuerpo y su respiración sea más evidente en su cuello, provocando un sonrojo intenso en su amigo. Esperando que ciertos pensamientos impuro surgieran de su imaginación, pasó todo lo contrario, pensó en lo bien que había descansado a pesar del reducido espacio de la cama de un metro y como no le molestaría despertar así más seguido, en compañía de ella, en como sus cuerpos se amoldaban al del otro y proporcionaban el calor que el otro necesitaba. A pesar de sus lamentos por ya no poder conciliar sueño alguno, puesto que ya se sentía en uno, decidió ordenar un poco el espacio de la chica. Ya no tenía comida de verdad que no fuese aquellos fideos deshidratados y bocadillos pocos sanos, por lo cual salió a hacer los mandados para ambos y preparar algo de verdad para ambos.

<<nunca cociné, pero que tan malo puede ser>>

Aquella mañana de diciembre comprendió que claramente su pasatiempo no iba a ser la gastronomía, el pobre casi había caído en una crisis de no ser por el imán en la heladera con el número de la cantina y tras pedir la comida y correr por ella, ahí estaban, eran las tres de la tarde, ______ había dormido toda la mañana por primera vez en tiempo.

– _____, tenemos que hablar–dijo el pelinegro seriamente–. No puedes seguir trabajando a este ritmo, tienes que descansar, priorizar tu salud.

– Lo sé, pero les prometí a ellas tener sus vestidos listos, no hacerlo es como jugar con sus sentimientos ¿cómo podría romper sus ilusiones? – estaba a punto de romper nuevamente en llanto por la impotencia que le provocaba la situación que salía de su control, si a duras penas podía cuidar de ella misma ¿cómo podría cumplir con todos los pedidos?

– Si tanto es el sueño de ellas debieron medir mejor los tiempos, tú no eres la mujer maravilla, no puedes hacer milagros, eres un ser humano, como ellas, como yo, como todos los que te rodean.

Ver a la chica tan pequeña, tan indefensa, no como la mujer empoderada como solía mostrarse, le rompía el corazón a Shinichiro. La chica dejó de lado las mantas que la cubrían y se abalanzó sobre su amigo en busca de un abrazo reconfortante, quien con gusto se lo dio, las lágrimas caían por las mejillas de la chica a la vez que él sólo la abrazaba fuertemente para proporcionarle la seguridad y conforte que necesitaba más que nada en esos momentos. Lo único audible en la habitación eran las noticias del televisor, los leves sollozos de la chica y los dulces arrullos del chico. De un momento a otro la chica pasó a estar sobre sus piernas con la cabeza en la curva de su cuello y sentía como se mojaba el cuello de su camiseta con las lágrimas de la chica, en una situación semejante a la de la noche anterior, sin embargo, en estos momentos sólo podía estar ahí para ella como su apoyo, ser aquellos brazos que le reconfortaban y susurrarle dulces palabras de apoyo.

– Gracias, Shin, enserio muchas gracias, por todo lo que haces– los músculos de su cara se relajaron para sólo dejar paso a una suave sonrisa que se le contagió al de ojos azabaches.

Lentamente sus rostros fueron acercándose hasta escuchar un estruendo en la planta baja por la fuerza con la que fue abierta la puerta y varios pares de pisadas corriendo hacia la escalera.

– ¡Shinichiro, qué le hiciste a mi ______! –retumbó la voz de Wakasa por las escaleras mientras subía por llegar y verlos en una situación un tanto comprometedora.

– Creo que interrumpimos algo, volvemos en unos minutos mejor–dijo Benkei mientras hacía el amague de llevarse a Wakasa.

La chica sólo rio y corrió hacia ellos para abrazarlos y tomar las bolsas de comida que traían para llevarlas a la cocina para presentarlos en platos y llevarlos a la sala, donde ya estaba todos reunidos molestando a Shinichiro por la situación de hace unos momentos.

– No te creía tan rápido, Shin –lo molestó Takeomi agudizando su voz al pronunciar su nombre como si fuera la de la chica.

– Sólo por eso te quedas en el piso, Omi.

El resto de la tarde la pasaron viendo películas y alimentando casi hasta estallar a la chica, asegurándose de que su salud estuviese bien. Los tres chicos sentados en el sillón con ______ en las piernas de Shinichiro como hace un rato y Takeomi en el suelo con la espalda en las piernas de Benkei. Las risas por los ocurrentes comentarios de Benkei y pequeñas insinuaciones ahora en broma por parte de Wakasa no podían faltar, como las riñas entre la peli______ y el de la cicatriz.

– Como te vuelvas a sobrexigir de esa forma, voy a venir y te voy llevar a dormir de los pies ¿entendiste, pequeña? –dijo Takeomi como si fuese su hermano mayor, rol que se había apropiado.

– Sí, sí, Omi.

Llegada la noche le llego una llamada a la chica que esta vez, a diferencia de los días anteriores, si respondió.

– Si es porque vendieron otro paquete de recepción con noche en suite y vestido de novia se pueden ir bien a la mierda, Yves

La Chica de al Lado (Shinichiro x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora