Capítulo 1

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27 de abril del 2003

El ambiente en el taller de Shinichiro solía ser agradable, lleno de las historias de peleas y las fuertes carcajadas de aquellos que pertenecen y pertenecían a una pandilla, en especial aquella que había sido dirigida por el azabache años atrás: los Black Dragons.

Todo era perfecto, había cumplido sus dos mayores sueños abrir su propio taller de motos que le llevó tantas horas de trabajo y las llegadas a altas horas a su casa, cuando sus hermanos muchas de esas veces ya se encontraban descansando placidos en sus camas o, en caso de Manjiro, en el sofá de la sala a espera a la llegada de su hermano; pero también cumplió su deseo más importante, su familia estaba junta otra vez, el abuelo, Emma y Manjiro, todos estaban bien, juntos.

Sin más un suspiro se escapó de sus labios, expulsando el humo del cigarrillo ¿Por qué sentía que algo le faltaba? Su vida era excelente, tenía familia, trabajo y amigos, sin embargo...su vida amorosa era otro tema, con una racha de 20/20 rechazos por diversas razones, ya fuese por su pasado como capitán y fundador de una de las temidas pandillas de Japón o porque uno de sus amigos, Wakasa, solía captar la atención de ellas sin el mínimo esfuerzo.

Por otra parte, el divagar en sus pensamientos lo llevó a ignorar el alboroto que empezaba a formarse fuera de su local.

– ¡¿Pueden los idiotas que estacionaron sus motocicletas en la casa de al lado sacarlas de una maldita vez?!–Se impuso una voz rasposa con un extraño acento en el local.

Julien, cierra tu maldita boca, simio mono neuronal. Les pido disculpas, es que se cayó de la cuna cuando era un bebé ¿Podrían mover amablemente sus motos de la entrada de la casa de al lado? Es que estamos en medio de una mudanza y no queremos dañarlas– la suave con el mismo acento quela anterior captó su atención.

Corrió la cortina y vio a once desconocidos con facciones occidentales, en medio de ellos la única mujer en todo el local agarrando de la oreja a un hombre que le debía llevar una cabeza y a su vez chillaba y se quejaba (he de suponer él) en un idioma que supuso que era francés.

– ¿Quieres obligarnos a moverlas después de lo irrespetuoso que fue ese idiota? Sigue soñando, muñeca.

– A tu madre llamarás así pedazo de...

La muchacha no los dejo seguir con la pelea verbal, interponiéndose en medio de ellos, a pesar de tener una mayor contextura a comparación de las mujeres japonesas, no dejaba de lado que fuese una chica y que se estuviese metiendo en una pelea con personas de fácilmente 1,80 y más en caso del francés, cosa que alarmo a Sano.

– Bueno, tranquilos ambos, sólo queríamos pedirles ese favor de forma amable, disculpen las molestias.

Pero que dices, los idiotas son ellos por no sa... ¡auch! –chilló aquel desconocido mientras los otros nueve a sus espaldas trataban de contener la risa por el golpe que le había dado la más baja, asombrando a los presentes por el fuerte carácter que esta poseía.

Ya les he pedido que moviesen sus motos, si se daña alguna que se jodan, pero nada de peleas, recuerda lo que padre dijo.

Y con otro golpe en la nuca el joven hizo una pequeña reverencia y se retiró murmurando entre dientes palabras inentendibles. El resto de los hombres salieron a la par que estallaban en carcajadas y empujaban al causante de todo aquel alboroto, la chica de nombre desconocido imitó su acción e hizo contacto visual con Shinichiro, con una mirada vergonzosa y tierna a la vez, haciendo latir rápido su corazón ¿Cuándo había sido la última vez que una mujer lo miraba de otra forma que fuese incomodidad o miedo? Hasta las ancianas del barrio donde vivía lo miraban con pavor y murmuraban entre ellas, el colmo fue cuando le dijeron a su abuelo que estaba metido en las drogas.

– Perdone las molestias, señor y disculpe las molestias ocasionadas por mis hermanos, me asegurare que no vuelva a ocurrir, también disculpas a sus clientes por la disputa. Con permiso, me retiro.

Y sin dejarle formular palabra alguna, la muchacha dio media vuelta y se fue con un andar etéreo, como si el viento la llevara.

"Vaya carácter para una chica tan linda" fue elpensamiento que rondó toda la tarde la cabeza del azabache.

La Chica de al Lado (Shinichiro x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora