Capítulo 18

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Shinichiro arreglaba la motocicleta mientras la chica hablaba animadamente con sus antiguos compañeros de pandilla y peinaba suavemente los cabellos de Baji y Kazutora, quienes, para variar, estaban abrazando vagamente las piernas de la chica y junto al resto del grupo de amigos comían las delicias del restaurante de la familia de la joven, desde el evento de la otra vez, ella trabajaba hasta las cinco de la tarde con Mitsuya, enseñándole y preparando los vestidos de novia, una vez cumplida la jornada de trabajo se quedaba hasta el fin del día en el taller del pelinegro haciéndose compañía mutua y hablando de trivialidades.

- Para mala suerte del capitán, nunca hubo chica alguna que lo aceptara, pero lo entiendo, no es tan guapo como nosotros -el hombre sonrío coqueto hasta que una tuerca de tamaño mediano impactó contra su nuca, estaba a punto de replicar hasta que dio con la mirada fulminante de su antiguo capitán quien con su mano agitaba una llave inglesa en forma de protesta por el comentario.

- ¡No es mi culpa que las chicas le teman a los pandilleros! O bueno, nunca le levante la mano a una mujer, hasta he defendido a varías de hombres que han querido propasarse con ellas.

- Pero bueno, como te decía, linda ¿a dónde fue?

- Ya sé que soy lindo, Watanabe -dijo Wakasa a la vez que palmeaba amistosamente la mejilla del hombre robusto.

Durante la pequeña discusión con Shinichiro, Wakasa y ______ habían cambiado de lugar, el peliblanco se había percatado de la incomodidad de la fémina y con una simple seña de dedos cambiaron de lugar. Desde hace unas semanas ambos quedaron en sólo ser amigos y los incómodos coqueteos del mujeriego quedaron como bromas entre ambos por lo general usados para relajar el tenso ambiente que manejaba la chica durante sus horas de trabajo en el estudio de costura.

La chica aprovechó la distracción del salón para escabullirse con Shinichiro a la parte del fondo del local donde generalmente arreglaba las motos mientras hablaban. Se escondió detrás de un mueble que el hombre solía usar para guardar sus herramientas y alguna que otra refacción que encontraba por ahí y pensaba que serviría a futuro. Él entró molesto por la discusión, no quería que la chica se enterada de su mala suerte en el amor y menos de esa forma, tenía la fe que sus posibilidades de invitarla a salir fuesen mayores si no se enteraba de sus reiterados rechazos, pareciendo ante sus ojos como un chico genial que no tenía pareja por decisión propia y no por su infortunio en el amor.

Se sentó frente a la moto y empezó a arreglarla a regañadientes sin percatarse de los silenciosos pasos de la chica y menos de su presencia hasta que ella tapó sus ojos, soltando a su par algunas groserías por el sobresalto. La risa de la chica se hizo presente, calmándolo, giró su cabeza en su dirección y la vio con su amplia sonrisa, siendo feliz por un momento que para otras personas sería insignificante pero para ellos, aquellos momentos tan simples, eran muy significativos.

- ¿Te está tomando mucho trabajo el regalo de Manjiro? -preguntó en voz baja para que el joven no se enterase mientras tomaba asiento a su lado y apoyaba su cabeza en el hombro del más alto.

- Sí, pero ya casi está lista, gracias por la ayuda para conseguir la pieza que le faltaba al motor, no puedo creer que tus hermanos le tuviesen.

- Era de la antigua moto de Alistair, así que no hubo tanto problema en conseguirla -dijo quitándole importancia y viendo hipnotizada con la habilidad de él para arreglar motos

- Eres increíble -su pensamiento se volvieron palabras y se apresuró en corregirse-, digo, tu capacidad para conseguir las cosas y tus contactos son impresionantes, no digo que tu no seas increíble, lo eres, lo que trato de decir es... ¡argh!

Ella rio y tomó unas pinzas para pasárselas.

- Las vas a necesitar para mantener eso más despejado y poder ajustarlo mejor.

- Gracias.

El silencio se hizo presente, los nervios carcomían a Shinichiro, tenía miedo de haber arruinado el momento , por otra parte ella pensaba en las palabras del pelinegro y lo tierna que había sido su reacción.

- Shin, finalmente dejaron entrar mi moto de la aduana.

- ¿La Kawasaki z900 a4 de la que hablaste? Luego tienes que mostrármela, esa moto debe ser una belleza.

- ¿Qué tal si después del trabajo hacemos una carrera? -lo invitó a salir la chica, ambos se miraron con una sonrisa.

- ¿El que pierde paga la comida?

- Es un trato.

El tiempo transcurrió y una vez el local cerrado esperaron un rato para que sus amigos se fueran, tres de ellos arrastrando a los niños al comprender las intenciones de ambos adultos, quienes después de despedirse de todos fueron por sus motos.

- Es más hermosa de lo que esperaba, es una joya ¿Cómo la mantienes en un estado tan impecable siendo pandillera?

- Fácil, una vez unos idiotas trataron de robarla y rompieron el asiento, así que les di una paliza y los colgué de las rejas de una casa en Londres, tuvo que ir la policía a sacarlos al día siguiente.

- ¿Aún quieres la carrera? No quiero terminar como uno de esos chicos si te enojas por perder.

- Y tú no llores después, Sano -dijo con una sonrisa coqueta.

- No lo hare, Faure-Dumond, porque no te lo dejaré fácil.

Shinichiro se rio, esa chica cada vez que contaba una anécdota de su juventud lo dejaba más asombrado. Ambos se ubicaron a la misma altura y contaron hasta tres para dar inicio a la carrera, la meta era un mirador desde donde se veía gran parte de la ciudad un poco a las afueras de Tokio. Ambos manejaban tomando las precauciones necesarias sin dejar de lado la idea principal, que fuese una carrera; sus habilidades al conducir era admirables, la destreza de ambos eran dignas de su estatus como pandilleros, siendo de vez en cuando reconocidos por alguna que otra pandilla y siendo aclamados. Sin embargo, la técnica de manejo más audaz y temeraria de la chica la hizo quedar en la delantera, llegando al punto de reunión primero.

- Eres hábil, no lo voy a negar ¿Qué te gustaría comer?

- Un buen udon me vendría bien, pero veamos la ciudad un rato antes de irnos.

Ambos miraban, pero no lo mismo, ella miraba las luces de la ciudad mientras él la observaba a ella, sus ojos iluminados como los de un niño, su nariz y orejas enrojecidas por el frío, su sonrisa risueña, quería conocer hasta el más pequeño de sus anhelos.

- Shin, ¿no crees que las luces de la ciudad son hermosas? -ante la falta de respuesta la chica viró en su dirección -. Shin ¿estás bien?

- Mejor que nunca.

En ese momento, supo que era el idóneo, le tomó para acercar su rostro al suyo y finalmente ella besarle.

La Chica de al Lado (Shinichiro x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora