CAPITULO XVIII EL CHIP

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Trent

Tenía que acercarme a esa pinza con demasiada precaución. Sus tenazas eran duras y capaces de rascar la yugular de Kai con un solo movimiento en falso. Mantuve la respiración durante otro par de segundos, dejé que el miedo se mantuviera en ese lapso, y después volví a actuar...

—¡Sí! —... así logré quitar la quinta tenaza.

Trata de no temblar, ya solo faltaban tres y la molesta voz de Cero no me estaba ayudando.

Debía quitar cada una en treinta minutos, o menos, porque ahora solo tenía dos horas y la ventaja de que el chip no contaba con algún mecanismo de defensa, en caso de esta situación, sin embargo eso no me quitaba el estrés.

Necesitaba más tiempo.

Scott colocó una sola dosis de anestesia en el botiquín debido a que en caso de una falla yo no tendría la oportunidad de operar a dos o más sujetos porque La Zona ordenaría una inspección en toda la Jungla para capturar a Holly, la chica que desarrolló sus niveles de capacidad mental.

Sí Doce hubiese seguido el plan, como se lo dije, Lex habría sido la última a quien le retiraría el chip.

Traté de convencer a Scott de que Lex fuese a quien le quitase primero el chip porque era perfecta sobreviviendo, en especial contra los híbridos. Una chica como ella sería lo que necesitábamos pero Scott dijo "no". Primero debíamos despertar a alguien que tuviera poco tiempo de ser desterrado o que hubiese estado al borde de la muerte para así poder engañar a Holly y traerla aquí. Tenía que ser un sujeto débil o distraído, por esa razón Lex nunca fue una buena opción pero Kai sí.

Sí le hubiese retirado el chip habríamos continuado con Holly, después Lex y ya estaríamos en la segunda fase del plan. Desafortunadamente, Doce tuvo que ser desterrado y arrojado a ese barranco.

En fin "no debo llorar por la leche derramada" sino seguir con el plan de emergencias. La táctica que solo me permitía retirar el chip a un sujeto, siempre que lograse hacerlo en ese límite de tiempo, una condición que sin lugar a dudas me mantenía estresado y recordaba los aterradores momentos en qué viví a merced de Tano.

Tano nos hacía pruebas que exponían nuestros límites humanos ya sea dándonos sustancias que nos hacían sufrir deshidratación, falta de sueño, infartos, etc..., o algún reto físico cuyo castigo por perderlo sería la muerte. Y siempre nos dijo que ese dolor era en beneficio de la humanidad cuando en realidad se refería a la prosperidad de La Zona.

Los viles y asquerosos gusanos que nos abandonaron en este infierno.

Estábamos atrapados en medio del maldito Polo Norte y por culpa de esos estúpidos chips no pude acercarme a Lex durante casi un año.

Cada noche que iba a la cueva me escondía entre los árboles para espiarla durante sus turnos de vigilancia. Esos fueron los momentos más dolorosos que viví porque pude ver la tristeza que reflejaban sus ojos. Lex sabía que seguía con vida y en cada noche de guardia ella me esperaba, como una niña deseosa por volver a ver a su padre, mientras que yo me convertía en la presa de un dolor. Obligándome a reprimir el deseo de volver a abrazarla y cruzar mis labios con los suyos.

Lex.

Como deseaba que las cosas fueran como eran antes.

—Ya llevó otro —solo faltan dos.

Scott me dijo que debíamos mantenernos fieles a la misión porque era nuestra única oportunidad para escapar y recordar quienes somos realmente.

La primera vez que Scott me dijo esa aterradora verdad no supe cómo comprenderlo, porque era una información que contradecía todo lo que La Zona nos había dicho.

Esas historias con respecto a que forme parte de una familia pobre hasta el día en que fui seleccionado para el programa EXPERIMENTOS con la condición de olvidar todo lo que en un momento fue mi vida pasada eran una mentira al igual que todo lo demás.

El mundo no fue destruido por culpa del hombre sino de La Zona; Ellos infectaron a personas inocentes convirtiéndolas en sus esclavos, asesinaron a quienes no lograron esclavizar y secuestraron a todos los menores de 21 años para alterar sus memorias.

Sucesos que ocurrieron hace solo siete años.

Antes de eso yo era una persona normal; Tenía una familia, amigos, estudios, hogar y un nombre real hasta que La Zona me lo quitó todo.

Scott no sabía nada de mi pasado porque La Zona secuestró a más de cuarenta millones de chicos y no registró a ninguno, aunque por mi apariencia él dedujo que fui raptado antes de cumplir 20 años en alguna universidad, pero sí grabó los momentos en que capturó a los muchachos para tener un conteo; videos que Xavier robó para que Scott nos ayudará a saber sobre la realidad que La Zona nos arrebató. Momentos en que estudiantes eran llevados a asambleas donde les colocaban un sedante, con el pretexto de ser una vacuna especial, luego los mantenían dormidos mientras que alteraban sus mentes y cuando estos despertaban ya estaban en otros escenarios creyendo ser alguien que no eran y siguiendo ideas basadas en prejuicios...

"Los veganos deben dominar al mundo", "o los anti religiosos", "mujeres", etc..., Los escenarios tenían la regla de no violar el prejuicio y sí alguien lo hacía esto lo pagaban con sus vidas.

Vi a varios chicos ser asesinados cuando no seguían las reglas porque eso se veía como una ventana a la verdad.

Scott me mostró cuatro escenarios y entre ellos estaba el mio. Ahí usaba el nombre "Arthur", vivía en una casa repleta de lujos con un hombre al que llamaba "padre" y estaba obligado a seguir la norma de no leer.

La lectura estaba prohibida para los miembros de la clase alta porque se veía como un acto de egoísmo debido a que contábamos con tecnología ilimitada, la cual nos enseñaba por medio de videos; también existía una clase baja de habitantes que sí tenían permitido leer libros físicos y prohibido el contacto con la tecnología. Esos seres vivían en esos sitios de escasos recursos, solían sufrir enfermedades, vivían en familias grandes (algunos padres tenían más de 20 hijos) y le temían a los de mi clase.

Yo me mostraba temeroso, por no romper las reglas, pero también con curiosidad por leer.

Un día, cuando venía de regreso a casa, encontré varios libros de papel en un bote de basura.

Libros físicos repletos de dibujos e ilustraciones que me hicieron sentir feliz, como sí mi mente hiciera contacto con la parte de mi ser que sí sabía leer. Ese sentimiento me obligó a guardar los libros en mi mochila y leerlos a escondidas en donde sea; mi habitación, el baño, los rincones de la escuela o cualquier otro lugar que me pudiera conectar con esa alegría de la cual mi supuesto padre sospechó, por eso un día revisó mi mochila, encontró la evidencia y me reportó.

El régimen lo tomó como una falta a las normas e iban a matarme, pero en vez de eso decidieron darle luz verde a mi transferencia de lo que ellos conocían como el nuevo Nivel, y en consecuencia me durmieron. Mientras eso pasaba los guardias comenzaron a destruir todo a su paso. Demolieron edificios con bombas, asesinaron menores y acabaron con todo el lugar, mientras yo era trasladado.

Cuando desperté ya estaba en La Zona, sin memoria de lo que ocurrió, creyendo la mentira de la contaminación y usando el nombre "Sujeto Cinco".

—Ya casi..., lotería —Y saque la séptima pieza.

Quedaban veinte minutos y todavía tenía la preocupación por saber lo que ocurriría una vez que Kai despierte.

Tenía tantas cosas que decirle pero no contaba con esos videos...

—¡Qué rayos! —y quizás esa última tenaza sería la más difícil.

EXPERIMENTOS Proyecto Revelación Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora