CAPITULO XXI ¿QUIEN SOY?

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Kai

En cuanto el pterodáctilo me soltó sentí como sí toda mi vida hubiese pasando frente a mis ojos.

Esos días que viví en La Zona siendo obligado a permanecer en silencio, mantener la cabeza baja durante el almuerzo, no dirigirle alguna palabra a los miembros que no eran de mi área y las torturas que sufrí hasta el día que fui desterrado en compañía de la chica más hermosa del planeta. Instantes que sin lugar a dudas fueron el perfecto modo de recordar que estaba mejor en La Jungla.

Sentí la fuerza del viento golpeando mi cuerpo al momento que descendía hacía la lava ardiente. Una viva magma que me envolvió entre el fuego...

Kai

... y la oscuridad.

Todo en un simple instante.

Mantuve los ojos cerrados al momento de caer en la lava, imaginando que tendría una de las muertes más lentas y dolorosas porque todos mis sentidos estaban activos y se conectarán con el calor de la lava, dándome sufrimiento en mis últimos minutos de vida.

Pero no fue así.

Veía oscuridad pero no sentía calor, ni frío.

No sabía sí esto se trataba del instante que podría favorecer o contradecir todo por lo que creía saber sobre la muerte porque La Zona nunca nos permitió tener alguna creencia religiosa.

Kai

Me sentía atrapado entre la oscuridad.

Kai.

Un escenario oscuro donde mi única compañía era esa misteriosa voz...

¡Kai!

...y una repentina luz que comenzó a brotar alrededor de mi vista.

¡Kai!

Un pequeño destello que fue creciendo...

¡Kai!

...acabando con la oscuridad...

¡Kai!

... al mismo tiempo que oía esa voz...

¡Dae-hyun! cuyo tono cambió al igual que todo mi entorno.

En cuanto recuperé la vista me di cuenta que ya no estaba más entre la luz y oscuridad...

—¡Dae-hyun! —..., sino en un lugar que no me era familiar.

Un sitio amplio que a simple vista lucía como los escenarios donde solía hacer pruebas de resistencia, en compañía de la Sujeto Once, solo que en este me encontraba debajo de unas gradas...

—¡Ahhhrrggg!—...contemplado el vivo reflejo de todo lo que aprendí durante las clases de historia.

Un verdadero infierno.

—¡AHHTRRGGG! —adolescentes huían despavoridos ante la presencia de hombres cuyos uniformes me eran familiares.

¡Eran los soldados de La Zona!

Guardias armados persiguiendo o disparando dardos a adolescentes que vestían uniformes escolares, idénticos al que ahora llevo puesto (Un conjunto de pantalón beige, camisa blanca y suéter verde), dejándolos inmóviles. Aunque también estaban los que hacían esfuerzos por tratar de huir o, como era mi caso, ocultarse.

—¡No! —sin lugar a dudas lo más difícil de hacer.

Estar debajo de las gradas me obligaba a ver uno de los escenarios aterradores manteniendo el silencio.

EXPERIMENTOS Proyecto Revelación Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora