Stephen's Pov
—¡Hey, Stephen!
De camino a la sala de espera para familiares, me encontré a Jim saludando con dos cafés en mano.
—¿Qué tal, Jim? ¿Alguna novedad? —pregunté, caminando junto a él con las manos en los bolsillos.
—Que va. Aquí están tan ocupados que parecen haberse olvidado de nosotros —dijo en un tono amargo.
—Hay mucho trabajo en este hospital. Creeme, si hubiera malas noticias, ya lo sabríamos —en parte era verdad, pero mi mente quería creer ciegamente en aquellas palabras de esperanza también.
—Si tú lo dices...
Durante ese tiempo en el que Avril estuvo ingresada en el hospital, había desarrollado una buena relación con el rubio. Siempre acudía después del trabajo, sin faltar ni un solo día. Nos entendíamos bastante bien, era un buen tipo. Avril tenía buenos amigos y aquello me alegraba profundamente.
—¿Wong ya ha llegado?
—Sí, está con Sophia en la sala —hizo una mueca extraña y dirigió su mirada hacia mí—. No está de muy buen humor y no creo que mejore cuando te vea. No se lo tengas en cuenta.
—Descuida. En parte, tiene razón de ponerse así.
Sophia estaba bastante enfadada conmigo después de enterarse de lo que había pasado. Me culpaba por todo lo que había tenido que pasar Avril, desde su partida hasta que estuviera en aquella situación que, sin duda, era difícil para todos nosotros.
Mentiría si dijera que sus acusaciones no eran verídicas. Yo pensaba igual. Había involucrado a Avril en una vida en la que no debería haber entrado en un primer lugar. Una vida peligrosa que terminó por casi acabar con ella y aquello me pesaría por el resto de mis días.
Jim me dio un leve codazo de ánimo antes de entrar, haciendo que esbozara una sonrisa.
—Buenos días, Strange.
—Igualmente, Wong —me senté en la silla que había a su lado. Sophia no dijo nada, tan solo se dedicó a agradecer a Jim por traerle la bebida y mirar en mi dirección con desconfianza de vez en cuando.
Mi amigo y yo estuvimos hablando de trivialidades y sobre algunos temas relacionados con Kamar-Taj, pero mi mente no estaba del todo enfocada en esa conversación. No podía dejar de pensar en lo que había pasado durante esos días, cuando Avril estuvo a punto de morir, cuando la ingresaron y no nos dijeron nada durante horas... Llegué a pensar lo peor. Pero cuando nos informaron de que estaba bien, sentí una paz mental que no había experimentado en mucho tiempo y creía ya muy olvidada.
«Mi chica es fuerte» —pensé con alegría y ternura. Aunque poco me duró el júbilo cuando Christine dijo que algo no estaba bien.
No recordaba absolutamente nada. Ni siquiera sabía quién era.
Al principio todo me pareció una broma de muy mal gusto, pero cuando mis ojos se cruzaron con los apenados de la pelirroja, el golpe de la realidad me dio fuerte y todo se me vino abajo.
Intenté incesablemente que me dejaran verla. Creía que al verla podría ayudarla a recordar, que me reconocería nada más verme. Se me fue negado el permiso, obviamente, no creían que fuera conveniente, eso la confundiría aún más.
El ruido de unos tacones aproximándose hizo que dirigiera mi atención inmediatamente hacia la puerta. Christine caminaba a paso rápido hacia nosotros. Inmediatamente todos nos levantamos cuando entró.
—Buenos días —saludó con una leve sonrisa, apretando el portafolios en su mano—. Tan mañaneros como siempre.
—¿Cómo está? —fui el primero en hablar.
—Muy bien, ya está despierta. Es muy madrugadora.
—Sí que lo es —se mostró de acuerdo Sophia, ganándose un asentimiento por parte de Jim.
—Los análisis han salido muy bien. Está como nueva.
—No esperábamos menos de ella —bromeó Wong.
—¿Podemos...? —no llegué a terminar la frase antes de que Christine me cortara.
—¿Verla? —asentí—. Eso es a lo que venía.
—¿De verdad? —preguntó esperanzada Sophia, dando un paso adelante.
—Le he preguntado si quería veros y, para vuestra suerte, ha accedido. Pero, —advirtió con un tono más serio— no la presionéis con preguntas, tan solo conseguiréis agobiarla y confundirla más de lo que ya está. Recordad que no os conoce.
—Está bien. Muchas gracias, doctora —Jim puso su brazo alrededor de los hombros de la castaña—. Vamos, Sophie.
Empezaron a caminar, siguiendo a Christine. Yo hice lo mismo, colocándome detrás de Wong. Pero no alcancé a cruzar la puerta de la sala cuando Sophia se detuvo y miró hacia atrás, clavando sus ojos en mí con resentimiento.
—¿Él tiene que venir?
—Sophie —advirtió Jim.
—¿Qué? Es por su culpa que ella está así —me señaló con algo de desprecio, sacudiendo la mano mientras miraba al chico. Yo en otras circunstancias habría respondido con mi mejor ironía, pero en aquella ocasión no pude hacer más que callar.
—No creo que esto sea culpa de alguien en particular. Ha sido un desagradable accidente —intervino Wong, intentando apaciguar su rabia que crecía con cada segundo. Contrastando con mi culpa, que no dejaba de aumentar con cada palabra hiriente.
—¡Oh! ¿Tú crees? —rió amargamente, se soltó del agarre de Jim, caminando en mi dirección—. Sabes muy bien de lo que hablo. Por tu culpa, —alzó el dedo, señalando a mi pecho— mi amiga, que es como una hermana para mí, no me recuerda. ¡Y quién sabe si lo hará algún día!
—Suficiente, Sophia —Jim intentó agarrarla pero ella se zafó, apartando su mano.
—No debiste llevarla contigo e involucrarla con esa vida tan rara que lleváis. ¡Ella estaba bien con su vida y tú no tenías derecho a destrozarla! —en ese punto de la conversación su voz ya empezaba a perder firmeza—. ¿No te das cuenta? ¡Le has quitado lo poco que tenía, idiota! ¡No tienes derecho a verla!
—¡Ya basta, Sophia! —Jim alzó la voz, haciendo que la castaña le prestara por fin atención. La chica no pudo más y rompió a llorar, lanzándose a los brazos de su novio. La consoló por un momento—. Venga, Avril nos está esperando.
Sophia asintió, retirando las lágrimas que se le habían escapado. Antes de irse, Jim me lanzó una mirada de disculpa y la condujo de nuevo hacia el pasillo. Sentí una mano en mi hombro, Wong aún seguía allí parado. Esbozó una sonrisa de ánimo y consuelo antes de darme un empujoncito y dejarme salir primero de la habitación.
A medida que iba avanzando, era como si no lo hiciera en absoluto. Había llegado la hora de la verdad y ni siquiera podía mantener la calma y pensar con claridad. Por una parte, estaba nervioso por verla, la emoción me abrumaba. Pero por otra... Mi cerebro no dejaba de repetir las palabras de Sophia y los eventos ocurridos hace poco. Su partida, ¿muchos meses de separación y soledad para acabar así? No podía olvidar que esa situación la había provocado yo desde un inicio.
No obviaba que Mordo estaba involucrado también. Si no hubiera ido tras ella, aquello tampoco estaría pasando.
Pero si no la hubiera conocido, no habría sucedido nada de eso.Si yo no me hubiese cruzado con ella, tal vez las cosas serían de otra manera.
Aunque, si he de ser sincero, conocerla valió la pena. Aprendí mucho de ella y con el tiempo se hizo de querer. Tanto que no me imaginaba una vida en la que no estuviese cerca.
Pero siempre que llegaba a ese pensamiento, la sonrisa se me congelaba y de pronto la culpa y las dudas me abrumaban de nuevo.
«Mi egoísmo le ha hecho eso.»
«¿Vas a dejar que vuelva a suceder?» —mi mente no dejaba de repetir lo mismo. No me dejaba en paz ni lo haría en un futuro cercano, probablemente.
—Es aquí.
Con el corazón en un puño y mi mente intentando aplacar mis emociones encontradas, me descubrí parado en frente de la puerta que nos separaba.
![](https://img.wattpad.com/cover/329230577-288-k71568.jpg)
ESTÁS LEYENDO
𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance-No sé quién eres. Su silencio me transmitió desilusión y algo de miedo. Alcancé su mano, lo cual hizo que me mirara con sorpresa. Miré esos ojos azulados tan extraños. Unos ojos que no me dejaban pensar con claridad. No los quería olvidar jamás...