—Creo que esto no es lo mío.
—No es eso, solo que estás desentrenada. Hace tiempo que no vienes a trabajar —me consoló la castaña mientras me ayudaba con la bandeja que había tirado antes de salir con el pedido.
—Descuida, siempre has sido así. Más torpe y no naces...
—Cállate, Jim —la mirada que le lanzó Sophia casi lo parte en dos.
—¡Es la pura verdad! Pero aún así siempre hacías bien el trabajo, dejando de lado tu nulo equilibrio, claro —intentó "consolarme". Alcé una ceja algo escéptica.
—Gracias por los ánimos —agarré los vasos y salí de la cocina para entregar la orden.
Hacía a penas una semana que trabajaba en la cafetería. Era todo tan familiar que me sentía rara los primeros días que estuve allí, pero con el tiempo fui acostumbrándome. Aunque de vez en cuando tirara un par de cosas por accidente. Se ve que eso venía conmigo de fábrica, por lo que me había contado Jim.
Era un tipo agradable, pude ver el por qué fuimos amigos antes de que perdiera la memoria. Era chistoso y muy bromista, pero cuando lo necesitabas siempre estaba dispuesto a echarte una mano.
Como había dicho Sophia, los clientes habituales parecieron contentos de que estuviera de vuelta. Había estado fuera por mucho tiempo antes de que ocurriera el accidente . Por más que preguntara, nadie me supo decir dónde.
Al parecer sabían de mi condición de antemano, ya que no les sorprendió mucho que no pudiera recordar ni siquiera sus nombres. Mis dos amigos habían arreglado todo para hacerlo lo más cómodo posible para mí, lo cual agradecí inmensamente.
Tras varios recorridos de bandejas, cafés y aperitivos, al fin me tocó el turno de la cocina. Jim y Sophia iban relevándose a medida que más clientes entraban para tomar algo.
Saqué los cruasanes del horno justo a tiempo para evitar que se tostaran demasiado, colocándolos sobre las bandejas para que cuando llegara la castaña se los pudiera llevar para ponerlos en el mostrador.
—¡Hasta que os dignáis a aparecer!
Alcé la cabeza y dejé de untar la superficie con caramelo por un momento. Esa era la voz de Jim. Me asomé a la ventana con curiosidad. Había gritado con mucha efusividad de repente.
Mi vista fue bloqueada por Sophia, la cual venía con una mueca de disgusto bastante notoria a recoger los dulces.
—¿Y esa cara?
—Siempre tienen que fastidiar todo... —pegó varios golpes poco sutiles a las cosas que había en la repisa para apartarlas de su camino. No estaba de humor, al parecer.
—¿Quiénes? —alcé una ceja.
Cuando se apartó por fin y me dejó ver bien la zona en donde se encontraban las mesas, me quedé parada en mi sitio algo atónita. Stephen Strange iba acompañado por Wong y ambos mantenían una amena conversación con Jim mientras se sentaban junto a una de las ventanas del local.
—¿Qué te ocurre con ellos?
—Digamos que no me caen demasiado bien.
—Pues Jim parece llevarse de maravilla.
—Él se lleva bien con todo el mundo —suspiró mientras observaba a su novio volverse hacia nosotras.
—¡Hey, Avril! —el asiático alzó la mano a modo de saludo. Me moví enseguida y salí de la cocina, no sin escuchar varios murmullos enfurruñados por parte de la castaña.
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𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance-No sé quién eres. Su silencio me transmitió desilusión y algo de miedo. Alcancé su mano, lo cual hizo que me mirara con sorpresa. Miré esos ojos azulados tan extraños. Unos ojos que no me dejaban pensar con claridad. No los quería olvidar jamás...