Capítulo 4

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Por fin me habían quitado los aparatos que tenía enchufados a mí durante todo el día. Era molesto, pero necesario según las enfermeras que se habían encargado de mí durante esos días. Al menos ya tenía libertad de moverme por mi habitación sin ayuda. 

Miré la televisión sin mucho interés, pasando de canal despreocupadamente, sin encontrar nada que ver para entretenerme. 

Era aburrido estar allí. Sola. 

Desde la primera visita, Sophia, la chica de cabello castaño, había acudido regularmente a verme. A veces iba acompañada por su novio, Jim. Ambos eran simpáticos y amables conmigo. Me contaban historias sobre nuestra vida en común. Les pedí que lo hicieran, aunque ellos parecían un poco reticentes, no sabían cómo me tomaría lo que fuera que me fuesen a decir. 

Al parecer, era huérfana y fui criada en un orfanato. Los conocí tiempo después cuando cumplí la mayoría de edad y salí del recinto. Eso explicaba la falta de figuras paternas en la sala aquel día. No sabía cómo sentirme al respecto, para ser sincera. 

Me contaron que estuve de viaje durante unos meses y que cuando se enteraron que ingresé en el hospital, fueron corriendo para saber cómo estaba. No supieron decirme dónde estuve exactamente, al parecer, no se lo dije. Eso me resultaba extraño. ¿Si se suponía que éramos amigos, por qué no les conté sobre mis planes? 

Me invitaron a volver a la cafetería cuando estuviera mejor, si deseaba seguir con el trabajo. Acepté, me vendría bien cambiar de aires. Puede que me ayudara a recordar cosas de ese lugar, donde había vivido y compartido tantos recuerdos.  

¿Por qué confiaba en ellos? No lo tenía claro. No se veían malas personas, ni con malas intenciones. Me sentía bien estando con ellos, como si compartiéramos algún tipo de conexión. 

En cuanto a los dos hombres que estaban allí en la sala aquel día, uno venía de vez en cuando. El asiático me contaba sobre las sesiones de estudio en las que nos hicimos amigos, pero no me daba demasiada información, a pesar de que yo intentaba indagar más a fondo. Aunque no me pareció deshonesto su diálogo acerca de nuestra amistad. Me caía bien, tenía un humor parecido al mío.

Sobre el doctor, no pude obtener mucha información. Al parecer también era amigo mío, pero andaba ocupado en esos momentos, según Wong. De alguna manera, no encajaba eso en mi cabeza. Su comportamiento distaba mucho de ser cercano. Muy distinto al de los demás. He de confesar que me inquietaba y lo pensaba más de lo que me hubiera gustado admitir.  

Suspiré, echando la cabeza hacia atrás, apagando la pantalla al no hallar nada. Miré la puerta de la habitación. Christine no me dejaba salir a dar un paseo a no ser que alguien me acompañara. Me sentía inútil, ¿no era capaz de hacer nada por mi cuenta? Ya empezaba a cansarme. Me daba la sensación que era una persona bastante activa y estar demasiado tiempo sin hacer nada me sentaba fatal. 

Me incorporé despacio, sentándome en el borde de la cama. Deposité los pies descalzos en el frío suelo. Alcancé las zapatillas blancas, a juego con el pijama blanco de hospital y marché hacia la puerta con pasos pausados. No quería que el cambio de posturas me hiciera perder el equilibrio. Al instante, pude sentir mis piernas débiles y no firmes como yo hubiera querido. Pero eso no me detendría. 

Me asomé al pasillo, observando si había alguien conocido que pudiera entorpecer mi salida no autorizada. Solo sería una pequeña vuelta, necesitaba despejarme. Cerré la puerta tras de mí y me alejé sin levantar sospechas. 

El hospital era grande y amplio, tanto que uno podría perderse si no hubiese carteles por todas partes indicando dónde estás y qué dirección tomar según tu destino. 

𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora