En general, se miente por el temor a las consecuencias de que algo se sepa: algo que
se hizo, que no se hizo, que se oyó, que se vio, que se dijo o que se supo. Se miente
para culpar a otra persona, por no querer asumir responsabilidades, para dañar a otro o
para no enfrentarse a problemas propios o de allegados. Se miente para ocultar algo y
para evitar la vergüenza que se siente por lo que se ha hecho y por sus consecuencias, ya
sean éstas personales, legales o de otro tipo: libertad o prisión, separación matrimonial o
de la persona amada, conflictos y distanciamiento familiar, pérdida del empleo. Más aún,
si se descubre que se ha mentido puede haber consecuencias negativas y a veces peores
que las acarreadas por el dato o hecho que se intenta ocultar.
Se miente también para conseguir una ventaja sobre otra persona o para obtener un
beneficio que, diciendo la verdad, se duda de poder alcanzar. La mentira y el engaño son
instrumentos para conseguir muchos objetivos en esta vida, ya sean de tipo económico,social o amoroso. Por ejemplo, un vendedor puede mentir para conseguir un encargo o
un pedido, por la codicia de obtener un beneficio o por las consecuencias que le puede
acarrear el no conseguirlo. En este sentido, la mentira es muchas veces un intento de
controlar y de manipular el comportamiento de los demás.
Se miente también por otras razones muy variadas y complejas y a veces
«positivas»: para ayudar a alguien, como ocurre con las «mentiras altruistas», o para
halagar, alegrar o intentar hacer felices a los demás. También para no dañar a los demás,
para evitar conflictos personales o familiares, o para no frustrar planes o proyectos
propios o de otros. Es típico no querer que los amigos o la familia se enteren de algo
negativo acerca de nosotros o de algo que les puede perjudicar. En muchos casos existe
un miedo real y fundado a que familiares, amigos y allegados sufran por lo que ha
ocurrido, y no querer hacerles daño hace que no digamos la verdad. Por otro lado y para
muchas personas, ocultar lo que han hecho o mentir sobre ello es una forma simple y
directa de proteger su intimidad. Es en este sentido en el que se expresaba Anatole
France: «Solamente las mujeres y los médicos aprecian lo necesaria y bienhechora que
suele ser la mentira». Muchos quieren mantener su mundo privado fuera del
conocimiento y alcance de los demás y este intento lleva a mentir.
Cuanto más grave es lo que ha sucedido o lo que se ha hecho, más graves son las
consecuencias y mayor la motivación que lleva a no decir la verdad. Por ello se miente
más cuanto mayores sean las consecuencias. En estos casos es posible que la integridad
moral y la imagen personal se vean dañadas más seriamente y que las consecuencias
sean, por tanto, más grandes todavía. Muchas veces la libertad personal está en juego y
puede haber daños de tipo laboral, económico o personal. La mentira busca evitar las
consecuencias negativas inmediatas que se derivarían de conocerse lo sucedido y deja la
puerta abierta a que no se sepa nunca lo que sucedió, y a la elusión de posibles
penalizaciones o castigos. Ahora bien, cuando la mentira se lleva demasiado lejos, no se
puede volver atrás porque las consecuencias pueden ser peores aún que el haber
mentido: no sólo se ha hecho o se ha sabido algo indebido sino que se ha ocultado.
Pero también es más fácil detectar el engaño cuando las consecuencias de ser
descubierto éste son más serias. Como también lo es si la persona no cree en su propia
mentira o si la mentira es compleja. Por el contrario, cuanto menos significativa es una
mentira, o menos consecuencias acarrea, más difícil es la detección.
El mentiroso alberga casi siempre miedo, fundado o no, a que la verdad se sepa, lo
cual encierra, además, miedo a:
• ser menos que los demás;
• no conseguir un objetivo profesional, perder una venta o no lograr un pedido;
• ser menos atractivo;
• que no nos quieran o que no nos aprecien;
• que no nos respeten;
• a perder o a no ganar algo.En la mayor parte de las ocasiones, este miedo puede obedecer a motivos
justificados a corto plazo. Pero no a largo plazo. Con el tiempo, es difícil que una
mentira resista el contraste con los hechos o sirva para cumplir los objetivos que se
perseguían con ella.
Existe otro miedo tan importante o más que el anterior, y es el miedo al castigo
añadido que se puede recibir si se descubre la mentira que pretende encubrir la
responsabilidad o culpabilidad propia o de otro. A veces, lo que lleva a las personas a
continuar con una mentira es no querer que se descubra que está mintiendo. Algunas
personas pueden llegar a considerar el hecho de mentir peor aún que el que se descubra
aquello por lo que empezaron a mentir y que fue lo que en un principio quisieron ocultar.
Hablando en términos de relaciones interpersonales y de sus repercusiones en el mundo
familiar, de amistades y de trabajo, es fácil para todos pensar que una persona que
miente una vez seguirá mintiendo, ya no es digno de confianza. Por eso, el ser
descubierto en una mentira puede ser desastroso para las relaciones sociales del
mentiroso.
Recíprocamente, pasar por ser una persona sincera engrandece el valor personal.
Por eso, aprovechamos cualquier circunstancia, incluso aunque no nos haga merecer
fama de simpáticos, para demostrar que decimos siempre la verdad aunque nos
perjudique, o para asegurar que «siempre vamos con la verdad por delante».
Podemos añadir un tercer sentimiento cuando las consecuencias del hecho son
severas o graves. El miedo a las consecuencias de que la verdad se sepa se une al miedo
a ser descubierto mintiendo, y al mayor o menor sentimiento de culpa por mentir
(Ekman y O’Sullivan, 1991). En el capítulo siguiente detallaremos algo más las
características de las emociones del mentiroso.
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LA PSICOLOGÍA DE LA MENTIRA
General FictionAprenderás si descripcrivaras las mentiras y los engaños de lo demás así poniendo con vivir en la mentira del negocio