Capítulo seis

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La campaña de ese año terminó y el Capitán del Alma Furiosa ordenó al fin el regreso a casa.

Cuando llegaron a puerto, ya entrado el otoño y tras el reparto de las ganancias, cada uno se fue muy satisfecho a sus respectivos hogares.

...-Capitán, ¿Qué hacemos con el cristiano?- dijo el último de los piratas que quedaba en el navío, trayendo al débil monje ante este.

Earth lo miró pensativo pues no había reparado en que hacer con él al llegar a tierra pero aún les quedaba mucho por saquear, muchos tesoros que encontrar en las siguientes campañas, así que lo necesitaría de nuevo para que siguiese plasmando en los libros, todas esas hazañas.

-Me lo llevaré a mi casa y trabajará de sirviente hasta que zarpemos de nuevo... ¡andando monje!— gritó este resoplando con molestia—... ¡aún tienes mucho que hacer!.

Mix sintió su trasero arder pues el marinero le dio una patada mientras lo ataba, por lo que este soltó un leve quejido y aunque su religión le prohibía odiar, lo hacía.

Este había intentado huir pero al parecer, esos bárbaros aún no estaban satisfechos después de haberlo lastimado y explotado durante semanas.

—Aaauch...— susurró cabizbajo

Según iban caminando, el joven monje pensaba en que su vida nuevamente volvía a ser un tormento pues después de tenerlo escribiendo sin descanso, casi muerto de hambre, ahora además, el capitán lo tendría esclavizado trabajando en su casa todo el otoño y el invierno.

Al pasar por las calles del pueblo, este miró a la gente de allí con asombro pues Bangkok era enorme y había muchas mujeres, niños, además olía a la pobreza pero comprobó con recelo que sin embargo Earth vivía en una gran casona.

Una criada de color llamada Griselda y de unos cincuenta años, la cual era la nana la de los hermanos, les abrió la puerta muy sonriente.

Ella era una buena mujer y quería mucho a los Pirapat, aunque estos tuviesen mucha arrogancia y aires de grandeza.

Trabajaba allí desde hacia más de treinta años, cuando Willy la había comprado como regalo de cumpleaños para su esposa May.

...—Mi niño, gracias a los dioses que te han devuelto sano y salvo, bienvenido a casa.

—Hola nana, ¿Qué tal todo por aquí?, ¿Dónde están todos?

—Muy bien mi niño...su mamá está en el salón y mi niña esta en su habitación.

Earth le entregó sus pertenencias y corrió a ver a su progenitora.

—Hola madre, ¿Cómo has estado?

-Oh mi pequeño, que gusto verte al fin...cada vez que regresas me vuelve el alma al cuerpo—Saludó esta echándose a llorar.

-Hermano,¿Quién es ese hombre tan extraño?- preguntó Pam señalando al monje tras ellos.

El capitán se giró y tiró de la cuerda obligando a este a dar varios pasos hacia delante.

-Éste mi querida familia, es un monje cristiano.

-¿Qué es un monje cristiano, hijo?... ¿Y por qué lleva puesto un vestido?- preguntó la mujer inspeccionando a aquel extraño hombre.

El pirata rió ante la curiosidad de su madre y de su hermana pues muy bien no sabía como explicarles que era un monje, además apenas había cruzado dos palabras con este y no tenía ni idea.

-Mi señora— Habló entonces el extraño—…me llamo Mix sahaphap y soy un monje cristiano, escribano y guardián de la literatura católica del Templo Sagrado del Reino de Hispania. Soy un siervo de Dios de los cielos y esto no es un vestido, es una hábito sagrado que usamos en el Templo.

La familia se quedó atónita, escuchando a aquel menudo hombre con la voz aguda, facciones hermosas  y brillantes ojos pues este les decía ser un hombre sagrado.

Este despertó tanto la curiosidad de las mujeres como la del propio capitán pues deseaban saber más de lo que tenía por decir, ya que al parecer había sido todo un acierto llevárselo a casa, como buen entretenimiento.

El monje fue instalado en un sencillo cuarto al lado del de Griselda y los demás empleados, en la planta baja de la casona y aunque pensó en escaparse en un principio pues el capitán le había quitado las ataduras, este vino a su encuentro nuevamente y lo amenazó con que lo buscaría hasta dar con él y lo mataría.

Mix entonces se lo pensó mejor, a pesar de que odiaba aquel lugar y sobre todo al pagano y bárbaro capitán pero no quería morir y además no tenía dinero, ni a dónde ir pues Hispania estaba demasiado lejos.

No había barco en que regresar y los monjes del Templo ya quizás estarían todos muertos, por lo que volvía a estar solo y desamparado como antaño.

Tras instalarse, este miró a su alrededor y comprobó que aquello realmente no estaba tan mal, tenía una mullida cama, una ventana dónde ver el horizonte, también un armario donde guardar sus cosas, las cuales cabían en un mísero rincón, ya que solo disponía de sus libros y plumas, otro hábito y su amado crucifijo.

Además, tenía su propia pileta donde asearse, con un barreño, lo cual era todo un lujo y a pesar de que había hecho voto de pobreza, estar aseado, nunca estaba de más.

.......

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1. Mi ardiente capitán - EarthMix TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora