Capítulo veintiocho

170 37 7
                                    


Camino a la cantina, Earth daba vueltas a lo hablado con su madre

...-No ..no..no...no puede ser cierto...¿Mix amarme a mi?, eso es una locura

Sin embargo, vio a su mente la noche de la que esta le había hablado y recordó entonces que el castaño si se había comportado extraño, de hecho lo había estado desde semanas antes.

También recordó lo del ramo de orquídeas, extrañamente extraviado y el cual apareció fuera de la casa, en la parte trasera.

Mix había estado muy raro toda la noche, especialmente triste y cabizbajo, al igual qué cuando se habían topado con Janis y se habían acostado.

El castaño ciertamente había estado por varios días sin hablar, aunque él había creído que era por otro motivo.

-Esto es increíble, ¿dónde estarás, mi amor?, mi pequeño, te amo- dijo parándose en medio de la calle.

Este soltó seguidamente un profundo suspiro y a continuación su boca esbozó una amplia sonrisa, producto de lo bien que se había sentido al pronunciar tales tan bien, al haber pronunciado tales palabras.

Seguía amándolo como el primer día y a pesar de los años y la incertidumbre de no saber si estaba vivo o muerto, su amor aunque había estado dormido, el saber de él había hecho que resurgiera con más fuerzas de sus cenizas.

-Me arrepiento tanto de no haber sido valiente y enfrentarte... quizás ahora estaríamos juntos y felices -habló nuevamente—…¿Qué voy ha hacer ahora?, ¿cómo voy a afrontar la vida sabiendo que tú quizás me amaste y pudimos ser felices?

Al llegar a la cantina, sombrío, triste y lleno de amargura, este se pidió un botella de ron y vaso tras vaso se la bebió, mientras intentó mitigar el dolor de su cobardía, suplicante de un amor añorado y nunca confesado.

(...)

Los días pasaron y se convirtieron en semanas, en las que el capitán cada vez estuvo más amargado y furioso, solo el amor por sus hijos, le ayudó a no perder la poca cordura que le quedaba.

Los días pasaron y se convirtieron en semanas, en las que el capitán cada vez estuvo más amargado y furioso, solo el amor por sus hijos, le ayudó a no perder la poca cordura que le quedaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Saber que Mix estaba lejos y que era feliz con su primo y que era besado, acariciado e incluso follado una y otra vez por otro hombre, lo mataba de celos.

En varias ocasiones, quiso dejarlo todo, agarrar su navío e ir a Corea del Sur, buscarlo y raptarlo como una vez había hecho, ya que le valía mierdas que este ya amase a otro.

Sentía que el exmonje era de su propiedad, ya que él lo había visto primero, él lo había sacado de una vida de servidumbre a su Dios y lo había tenido bajo su techo.

Cuando bebía, este se ponía tan furioso que terminaba a golpes con cualquiera que le hablase, ya que no alcanzaba a entender, dónde habían quedado los arraigados votos sagrados, de los que Mix le había hablado muchas veces.

Se sentía un tonto y entonces pensaba en que si en realidad lo hubiese amado, hubiera dejado de lado sus votos de monje y se hubiese entregado a él como lo estaría haciendo cada noche con su primo.

Sentía tanta rabia, tanto dolor e impotencia, que deseaba no haber sabido de este pues le había abierto viejas heridas y sufría doblemente por su abandono.

Realmente su madre y su hermana estaban preocupadas por él, aunque estás creían que su amargura y tristeza era por su esposa, la cual se había pasado prácticamente el embarazo en la cama.

Samantha había perdido mucho peso y estaba muy delicada por eso nada supo de las constantes borracheras y peleas de su esposo pues siempre le decían que estaba ocupado con los negocios.

Su tercer hijo vino al mundo en una noche en la que para variar, este estaba en la cantina, ahogado en alcohol.

Cuando una de las doncellas llegó para avisarle, se lo encontró golpeado y durmiendo sobre una de las mesas, junto con AA y Tay.

Ambos le ayudaron y como pudieron llegaron a la casona, dónde tras unos cuantos cafés amargos y una ducha fría, este recibió a su preciosa bebé.

Lawan, era exacta a él y a William, con sus mismos ojos y su peculiar nariz, aunque esta había adquirido el pelo castaño de Samantha, así como sus hermosos y rojos labios.

Earth estaba feliz y sonreía pues los dioses le habían bendecido con una hermosa hija, después de haber tenido dos fuertes varones.

Aunque toda esa felicidad se vio empalada por las malas noticias del médico y la partera, quienes nuevamente le comunicaron que perdería una esposa pues Samantha se quedó muy delicada y apenas tenía un hilo de vida.

Todos los esfuerzos del médico y cuidados fueron en vano y en la mañana, la pobre chica dio su último aliento, yendose sin un quejido o reproche, sujeta a la mano de su esposo, quién se había mantenido al pie de su cama toda la noche.

A pesar de no sentir por ella más que agradecimiento no y cariño, este se quedó totalmente destrozado pues se sintió culpable de no haberla atendido y haberla dado de lado a pesar de que ella había sido un mujer intachable y buena.

El capitán del Alma Furiosa comenzó a pensar, que ese era su castigo; el quedarse solo a pesar de recibir amor de ambas mujeres que a pesar de ser muy diferentes, lo habían amado sin condiciones y soportando su frialdad.

Este no reparó en gastos, al menos hizo eso bien por  Samantha, por lo que su esposa tuvo un bonito  funeral y además una grande y hermosa lápida.

Todo el pueblo estuvo allí y le dio su más sentido pésame a los Pirapat una vez más y aunque el capitán no reparó en las palabras, ni en las caras de estos, lo agradeció.

De nuevo había perdido una esposa, estaba otra vez sólo y ya no tenía a nadie con quién compartir su vida a parte de sus hijos claro, ni siquiera el saber que su madre podía aceptar su amor por Mix pues ya este pertenecía a otro y jamás sería suyo.

—————

😭😭😭😭😭

No olvidéis votar y/o comentar

1. Mi ardiente capitán - EarthMix TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora