1.DOLOR

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DIANA DE GALES.

El amargo líquido del vino pasaba por mi garganta, transmitiendo un poco de relajación. Aún así, la bebida estaba demasiado fuerte, haciendo que una mueca de amargura se presentará en mi rostro, haciendo que deje la copa de vino sobre la mesa. Mire al frente y me sentí demasiado sola, otra vez como la mayoría de estas noches, no había nadie junto a mi.

Suspire y mire el plato de comida sin tocar frente a mi, sintiendo asco de tan solo verla, así que la aleje rápidamente de mi. Deje la servilleta sobre la mesa y salí rápidamente del salón del comedor.

Llegue hasta mi habitación, dirigiéndome al baño y segundos después, verme a mi misma provocandome el vomito a mi misma, de alimentos que ni siquiera había ingerido, tanto que no encontraba casi nada que expulsar de mi cuerpo.

Cerré los ojos durante un segundo y pase mi mano sobre mi boca, hice ir el agua y finalmente me volví a sentir tan culpable y triste como siempre, mientras las corrientes de frío inundaban mi cuerpo y lágrimas se resbalaban por mis mejillas.

No se cuanto tiempo estuve exactamente sentada en el suelo, mientras el frío me hacía temblar y las mejillas se humedecian por las continuas lágrimas que resbalaban sobre ellas. En ese lapso de tiempo, todos los amargos recuerdos vinieron a mi.

La infidelidad de Carlos, sin duda descubrir eso me destrozó. Carlos me había estado engañando durante mucho tiempo, incluso antes de casarnos, aunque le di la oportunidad de no hacerlo, el simplemente siguió adelante y me había prometido que dejaría su amorío con Camila. Era muy ingenua en ese momento y le creí, para después darme cuenta de que todo había sido mentira y su romance seguía, lo descubrí y eso hizo que todo mi infelicidad aumentará, más cuando me enteré justo en mi embarazo de Harry. En esos meses, todo cambió, pues el anhelaba que fuera una niña, pero cuando nació mi pequeño, todo había vuelto a como era antes.

Harry cuenta con tan solo un año y William con tres. La mayoría de su crecimiento solo la he visto yo, pues Carlos se ausenta la mayor parte del día, solo llega a dormir, aunque en algunas ocasiones también llega casi al amanecer. Lo que más odio, es que se pierda los momentos en el crecimiento de los niños, pues ellos necesitan de su padre. Con respecto a nosotros, lo mejor es casi no dirigirnos la palabra, ya que la mayoría de veces terminamos peleando.

En un momento dado, finalmente me levante, mientras sentía la debilidad de mi cuerpo y la sensibilidad del mismo. Una corriente de frío empezó a invadirme y se intensificó cuando abrí la llave del agua. Tome un poco y seque mis manos, para después salir del baño.

Repite con profundidad cuando estuve fuera del baño, mire en dirección a la ventana, por la cual se podía ver la oscuridad de la noche.

Me acerque hasta el cristal y vi hacia fuera, la entrada del palacio se podía ver con claridad. Fue entonces cuando las luces de un auto se hicieron presente en la entrada, hasta detenerse en la puerta. Antes de que saliera, sabía de quién se trataba, era Carlos sin duda.

Baje mi mirada hasta el reloj en mi muñeca y pude percatarme de que ya era tarde, marcaba las once y cuarenta y cuatro. Cerré los ojos un segundo y después me aleje del cristal, para dirigirme hasta la cama.

Me senté hay, dando la espalda a la puerta. Me apoye en mis manos mientras encogía un poco mis hombros y baje la mirada respirando con profundidad cuando las puertas de la habitación abriéndose, inundaron el lugar.

Escuche los pasos dentro de la habitación, acompañados del duro sonido de la puerta cuando Carlos la tiro para que se cerrará.

Cerré los ojos y los apreté con fuerza, estaba enojado, como la mayoría de veces. Aunque vi su frustración una vez bajo del auto, su mayor enojo era llegar aquí.

-pensé que estarías dormida-Carlos dijo con su mismo tono de indiferencia y frialdad.

-no tenía sueño-dije levantándome y dándome la vuelta. Le di una leve mirada, el termino de quitar su corbata y la tiro a un lado. Baje la mirada y quite una parte de las cobijas, para poder meterme en ellas.

Me recosté y no dije nada más, mire hacia el frente y el silencio invadió el lugar nuevamente. Hasta que escuché que Carlos daba un respiro de frustración, mostrando su molestia de estar aquí. No dije nada y solo evite dirigir mi mirada hacia el.

-¿los niños?-el finalmente rompe el silencio y su tono de voz muestra un poco de interés.

-evidentemente dormidos-hice notar mi molestia.-no creerás que esperarían despiertos hasta que tu volvieras de verte con tu amante, ¿o si?

-no me arruines la noche-Carlos responde sin muchas ganas.

-no lo hago, solo digo la verdad.

El tenía el reloj en su mano, pues acababa de quitárselo, pero tras mis palabras, lo tiro a un lado con notable molestia.

-¿que verdad?

-que vienes de verte con tu querida amante y que tu única molestia es llegar aquí.

-deja de meter a Camila en todo esto-me sorprendía ver como defendía a esa mujer.

Di una risa de sarcasmo y finalmente lo vi, el me miraba fijamente y con una dura expresión.

-perdón por ofender a tu amante-digo con sarcasmo.-tu amante, es el único puesto que puede ocupar.

-no es el único puesto que puede ocupar-el sube un poco el tono de voz, con notable impaciencia.

-¿ah, no? Pues es el único titulo que tiene, ser la segunda, ser tu amante.

-¡pues para mi ella es la primera y ocupa un lugar mucho más importante que tú en mi vida!-sus palabras me afectaron al instante. Fue entonces cuando mis ojos se llenaron de lágrimas, me sorprendía ver como sabía que decir para afectarme. Pero no era eso lo que más me afectaba, lo que más me afectaba era saber que sentía lo que el decía.

-¿por qué te casaste conmigo entonces?-el nudo que se había formado en mi garganta se hizo notar en mis palabras.

-¡por una maldita estupidez!-eso fue todo, para que finalmente terminará de destruirme. Una opresión en mi pecho se hizo presente de manera punzante, haciendo que el dolor de sus palabras se reflejara.

Nunca había admitido eso, siempre intentaba desviar el tema. Y aunque lo sabía, el hecho que el lo dijera dolía, demasiado. Porque lo amaba, porque a diferencia de él yo sí me había casado estando enamorada, teniendo la esperanza de que el cambiará. Mi cuerpo se paralizó durante un segundo, antes de reaccionar y sentir una ola de frío recorrer todo mi cuerpo, para después mirarlo nuevamente. Ver su expresión fría, sin importarle lo que acababa de decir.

-te di la oportunidad de no hacerlo-murmure en voz baja, pero lo suficiente para que el lo escuchara.

-sabes el porqué no podía hacerlo. Deja de meterla a ella-le di una sonrisa nostálgica y no dije nada.

Después me di la vuelta, me recosté en totalidad y solo cerré los ojos, dejando que las lágrimas que había contenido finalmente se deslizarán por mis mejillas. Llore en silencio, finalmente todo había terminado como lo había pensado, pero esta vez sus palabras me hirieron más que las otras ocasiones, aunque siempre terminaba en esto, sin poder contener mis ganas de llorar. Pasé durante unos segundos así, hasta que finalmente me quede dormida y lo último que pude sentir, fue a Carlos recostarse a mi lado sin muchas ganas.

¿ODIO O AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora