10.EL VIAJE

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Diana De Gales

Paso una mano sobre el rostro de Harry, el cual duerme con profundidad en mis brazos, había decidido tomarse una siesta antes de llegar a Ottawa, pero finalmente y después del largo viaje habíamos aterrizado.

—levántate cariño—digo suavemente mientras intento despertar a Harry.

—alteza—una de las niñeras hace presencia.—me encargo del príncipe, es hora de bajar del avión.

—lo despertaré—digo amablemente y ella asiente con una amble sonrisa.—¿William?

—esta con su alteza, el príncipe Carlos. Se preparan para salir.

—gracias—miro a Harry el cual se levanta finalmente y se sienta en mis brazos, intentando reconocer donde esta.—mi pequeño hijo, ve con la niñera.

Le digo cariñosamente, la niñera se acerca con una sonrisa y toma a Harry, que aunque al principio no quería finalmente accedió sin llorar.

El acercamiento que había tenido Carlos con los niños había sido extraño, pues compartía muy poco con los pequeños, aunque me enterneció la escena, no pude contarle lo otro que me había dicho la reina y mi pregunta se debía a eso.

Pase mi mano sobre el anillo de compromiso que llevaba junto a la argolla de matrimonio. Quizá cuando me comprometí con Carlos no me imaginaba todo lo que eso traería consigo, pero soy consciente que el amor puede cegarnos ante cualquier situación o tal vez solo sea la esperanza de que esa situación cambiará.

Di el último sorbo a la taza de cafe y me levante para dirigirme hasta la salida del avión. Vi a Carlos parado y detrás de él estaban Harry y William junto a dos de sus niñeras, las cuales nos habían acompañado.

Mire la hora en el reloj que tenia en mi mano, marcaba un poco más de las cinco de la tarde.

—iremos a Rideau Hall—anuncia el hombre de confianza de Carlos, el cual dirige nuestros compromisos para el viaje.—hoy podrán descansar y mañana se reunirán con el primer ministro de Canadá, el muy honorable Brian Mulronoy, en un desayunó en su residencia oficial.

—bien—responde Carlos y voltea a mirarme.

Hace un gesto con la mano para que me acerque. El silencio había sido nuestra mejor compañía durante el viaje y nos habíamos mantenido alejados, apenas cruzamos una que otra palabra y tratamos de evitarnos la mayor parte del tiempo y no entendía el porqué y tal vez solo era de mi parte, porque Carlos había tenido la intención de acercarse y de lo poco que habíamos hablado siempre salió la pregunta de que era lo que me había dicho su madre y realmente aún no tenía el valor de decírselo.

Bajamos del avión y hacemos una breve pausa para saludar, momento en el cual el flash de cada una de las cámaras empiezan a caer sobre nosotros.

Camino a un lado de Carlos, intento mostrar la mejor sonrisa y una actitud alegre.

Entramos en el auto que esperaba por nosotros, en este caso tuve que acceder a que los niños fueran en un auto diferente junto a las niñeras, igualmente me alegraba tenerlos conmigo.

Durante el camino no dijimos absolutamente nada y realmente era un silencio incómodo pero necesario, mi mirada había estado fija en la ventana mientras miraba el color que tomaban los árboles gracias al otoño.

—¡mamá!—escuche a William gritar y lo vi correr hacia mi una vez entre en la casa.

Habían llegado unos minutos antes y ya se encontraban dentro de la casa.

¿ODIO O AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora