2.INDIFERENCIA

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DIANA DE GALES

Miraba a los dos pequeños que alegraban mi estadía aquí y hasta ahora lo único bueno que tiene mi matrimonio con Carlos.

William y Harry.

Miraba a Harry, el cual aún dormía profundamente en su cuna, el pequeño era demasiado tierno y mucho más cuando dormía, me gustaba ver eso.

A diferencia de Harry, William ya estaba despierto. El pequeño estaba de pie frente a mi mientras se frotaba los ojos para despertarse por completo, no estaba con muchas ganas de quererse levantar, aún así estaba a la espera para que lo lleve a desayunar.

—quiero ir a comer, mamá—menciona William con la voz todavía adormilada.

—cuando Harry despierte, llévalo conmigo—le digo a la niñera que estaba en la habitación. Ella asintió como respuesta y yo le dedique una sonrisa.

Extendí mi mano hacia William y el la tomó, después nos dirigimos hacia la salida de la habitación, pero antes de abrir la puerta se pudo escuchar por el pasillo la voz de Carlos.

—nada de eso, Gladis—el mencionó con un tono juguetón y alegre.

Sabía con quién hablaba.

Sentí como William jalaba mi mano para que saliéramos de la habitación, así que finalmente abrí la puerta.

En el momento que estuvimos fuera y el sonido de las puertas al abrirse se hizo presente, Carlos dirigió su mirada hacia nosotros. La sonrisa que había en su rostro, se desvaneció en el instante que sus ojos y los míos se conectaron. Tampoco hice nada y solo me limite a quedarme en silencio, notando como el ambiente del lugar se volvía tenso.

Intentaba ocultar el dolor que siempre me atravesaba, más al saber que mientras Camila era su felicidad, nosotros éramos su mayor estorbo. En este momento, como en muchos otros me daba cuenta de eso, sabía que su llamada era con Camila, ya que los dos tenían un apodo para cada uno.

Lo mire bajar el teléfono y decir algo antes de colgar la llamada.

—¡buenos días, papá!—William mencionó alegre y corrió hacia los brazos de su padre esperando a que este lo cargará, sin embargo ese momento nunca llegó y solo recibió una leve caricia en cu cabeza.

—Buenos días, William—respondió Carlos, con la misma seriedad de siempre y sin una pizca de alegría.

Mire a William alejarse un poco de se padre agachar la cabeza con un semblante triste y ver eso era lo que más me dolía. Sabía que Carlos era indiferente conmigo, pero no me gustaba que lo fuera con Will y Harry, ya que ellos no tenían la culpa de nada, eran sus hijos después de todo y merecían su cariño, pero claro, Carlos no se los brindaba del todo.

—cariño vamos—dije acercándome a William y cargandolo.—el desayunó debe estar delicioso, seguramente debe haber tu jugo favorito.

Le digo intentando animarlo y sonriendo para el, ignorando completamente la presencia de Carlos. Vi a Will sonreír y eso me alivio en gran parte.

Empecé a caminar y pasé por el lado de Carlos, sin decir nada y sabía que el tampoco hablaría, así que seguí mi camino hasta llegar al comedor principal.

Cuando entramos al salón, las mujeres que estaban ahí hicieron una reverencia y terminaron de poner los platos en la mesa, para después retirarse.

—te dije que habría de tu jugo favorito, cariño—le dije a Will y pude ver una sonrisa dibujarse en su rostro, me acerque hasta su silla, la cual era adecuada a su tamaño y lo senté ahí.

—jugo—dijo William apuntando al lugar en el cual se encontraba el jugo.

Tome el vaso en el que estaba el que estaba el jugo y me acerque a William, para después ponerlo en la pequeña mesita de Will. Además de poner el plato de su desayuno.

Me senté en mi lugar y opte por comer también, sin embargo vi a Carlos entrar al lugar, sin muchos ánimos y con un semblante serio.

Tome un respiro y tome un poco del jugo que tenia frente a mi.

—mi madre quiere ver a William y Harry, así que tienes que ir en la tarde a Buckingham—dijo sin voltear a verme.

Mi secretario me había dicho algo de eso, pero según lo que él me dijo, la reina pidió la presencia de los niños, la mía y la de Carlos.

—iremos, la reina pidió verte también.

—tengo algo que hacer así que no iré, suficiente con que tu vayas.

—si claro, entiendo, tienes que ir a ver a tu querida amante.

El silencio se hizo presente en el lugar y vi a Carlos levantar la mirada y apretar con fuerza la cuchara en su mano.

—deja de fastidiarme el desayuno—dice con molestia.

—¿que es lo que te duele? Camila ocupa el puesto de la amante y siempre será vista como tal, nunca como algo más.

—¡PERO LA AMO Y ESA ES LA DIFERENCIA!—habla con dureza y da un puño contra la mesa.

Lo mire durante un momento sin decir nada, dejando que el lugar se inunde nuevamente en un horrible silencio, sus ojos estaban llenos de ira y rabia y la molestia era notable.

—no tienes que decírmelo, lo sé de sobra.

—entonces no debiste casarte conmigo, eres una constante molestia—escuchar sus últimas palabras volvió a oprimir mi pecho y sentí como mis ojos empezaron a arder.

Desvíe la mirada hacia Will, sabía lo mucho que esto le afectaba, me dolió ver su carita triste y atento a la discusión.

—vete con tu querida amante entonces—dije por último y solté la servilleta a un lado del plato.

Me levante del lugar y luego me acerque  a Will para tomarlo en mis brazos, acto seguido salí del salón, dejando a Carlos solo y sintiendo una mezcla entre rabia y tristeza a la vez.

¿ODIO O AMOR?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora