PRIMERA PARTE

11K 802 53
                                    

EL SECRETO SALE A LA LUZ PARA SER DESTRUIDO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

EL SECRETO SALE A LA LUZ PARA SER DESTRUIDO

Posdata: el futuro no es tan lejano como se siente.

Tengo la teoría de que es infinitamente más fácil disfrazar una realidad que no nos gusta que aceptarla.

¿Cómo lo sé?

Pues porque lo hago todo el tiempo.

Si quieres una idea de lo que intento decir, visualiza a una chica feliz, recibida antes de clases por sus amigos igualmente felices, con una canción alegre de fondo. Risas, chismes... lo típico cuando todo parece ir bien. Esa persona especial a lo lejos que se acerca y te sonríe. Mariposas. El fenómeno llamado amor. Es la clase de historia que a cualquiera podría gustarle, una normalidad que estás acostumbrado a escuchar.

¿Entonces cuál es el problema?

Que no es la mía.

Ni siquiera podría ocurrirme lo más básico de lo que mencioné. Bueno, quizás la primera parte... si le quitamos el exceso de felicidad. Ah, y olvidemos las clases: no sé si podría volver, o, peor aún, si ese triste edificio que alguna vez me torturó tanto sigue en pie. También deberíamos sacar la parte de los amigos. Tengo algunos, creo, pero no son ellos quienes me recibirían. Es más, a estas alturas es probable que ya estén muertos.

No hay nada que permanezca intacto. Ya no queda una realidad posible que sea feliz o normal... a menos que la transforme por completo.

Disfrazarla es lo único que me queda.

Pero también es una tortura, porque ya no puedo distinguir qué es real y qué es parte del disfraz.

Supongo que por eso estás leyendo esto, seas quien seas.

Para ayudarme a entender.

Mi vida era diferente antes de esto, más parecida a lo que ahora anhelo de lo que me gustaría admitir. Casi no puedo reconocerme en ese estilo de vida, tan lejano como opuesto al actual.

Déjame explicarlo, aunque estoy segura de que ya sabes de memoria lo que voy a contarte.

Durante siglos, la humanidad deseó una particularidad que la ciencia terminó otorgándole como un caprichoso regalo disfrazado de necesidad. El mundo en el que vivía se convirtió en una dictadura regida por un suero implantado en la sangre de las personas, cuyo efecto y único objetivo era explotar al máximo nuestras virtudes. Cada uno de nosotros desarrolló una habilidad extraordinaria, única e irrepetible, a la que llamamos don. Nos permitió hacer cosas que los simples humanos de antaño no podrían haber soñado. Era perfecto, armonioso y funcional. Eso es la ciencia, al menos en apariencia: progreso.

Y funcionó. Al principio, nos salvó.

Pero algo no tardó en fallar. Con el paso del tiempo, quedó claro que no se puede tener a millones de personas iguales si planeas que sean diferentes. Y no me refiero solo a lo físico o psicológico. En algunas personas, el suero simplemente no surtió efecto. Dejó de funcionar. Dejó de hacernos brillar.

Ahí es donde entro yo. Y, digamos, alrededor de cien personas más.

¿Suena como un número reducido, no?

Gracias a eso, éramos un error en la ciudad.

Inferiores, débiles, marginados.

Carentes de lo necesario para ser alguien.

Vivíamos en una sociedad acostumbrada a la facilidad que ofrecía un don fantástico.

Esa era la norma.

Fuera de ella, estábamos los demás.

Excluidos, sin la más mínima posibilidad de encajar.

Ahora visualiza a una chica débil, sin nada en particular, en medio de esa situación. Alguien en quien el suero no hizo efecto; un ser humano común, como los de antes, rodeado de personas capaces de pintar los cielos con un solo movimiento de dedos. Dale mi nombre: Ginebra.

Esa era yo. Esa era mi realidad cuando aún pensaba que no necesitaba un disfraz para ser mejor. O para ser peor.

No esperaba que las cosas cambiaran. Pero, de todas formas, y cuando menos lo esperaba, lo hicieron.

 Pero, de todas formas, y cuando menos lo esperaba, lo hicieron

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Deja que brille ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora