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El metal se desliza sobre el hielo, formando algunas líneas blancas que cruzan el azul gélido del lago, el ruido de una figura deslizándose irrumpe el silencio del invierno; una pequeña silueta se mueve por la superficie helada con facilidad, como lo ha hecho desde que tenía tres años.

Su sonrisa muestra todos sus dientes, y aunque la confianza se posa en sus ojos, intenta ser cuidadoso cuando intentaba saltos nuevos, girando tanto como su equilibrio le permite.

Una niña de cabellos oscuros observa admirada, con sus ojos azules brillándole, aplaudiendo cuando el niño, el cual conoce desde que aprendieron a hablar, efectúa alguna maniobra difícil, o nueva.

Jane Jiranorraphat adora ver a Gun patinar, recordando sus primeros temblorosos pasos, disfrutando el carisma que muestra el niño, radiante y seguro de sí, porque ama el viento frío en su rostro, como el sentir sus pies dejar esa estela sobre el hielo.

-¡Attp!- exclamó la niña con el sobrenombre que le puso al ver como el otro chiquillo se acerca, saludándole con el mismo ánimo, sin dejar que su sonrisa caiga un segundo-. No sé cómo lo haces ¡Pero fué genial!- gritó la pequeña, manteniendo su equilibrio en sus patines, Jane no patinaba con la habilidad de su amigo, más sin embargo se divertía al hacerlo-. Pero tu mamá se enojará si saben que hiciste esos giros sin que ellos te ayuden- Rió, al ver a su amigo fruncir el ceño.

-No importa, ¡Puedo hacerlo!-confirma gun sin vacilar, animoso y lleno de energía, sin embargo, su sonrisa desaparece al ver a la niña mirar el suelo.

Jane le mira, con algo que acaba de recordar, la tristeza apareció en su voz.

-Yo...lo escuche de tus padres, estaba esperando afuera para ver si salías y...- La pequeña se acercó a su amigo deslizándose un poco, con sus ojos azules cristalinos-. Yo soy una Beta, eso me dijeron... dicen que los Omegas no pueden hacer muchas cosas.-Sus manitas temblaban- ¡Tus padres quieren que sigas patinando! ¡Yo también! ¡No importa si eres un Omega!- Jane comenzó a llorar, gun la abrazó.

El pequeño se separó de la chiquilla, que estaba roja por el llanto-. Hay muy pocos tan buenos como yo, tengo que patinar, ¿Sabes?-le dijo gun orgulloso.

Atthaphan creyó en sus propias palabras, haciendo lo que le gusta, siendo él mismo, no dejando que esa confianza que portaba callera; intentaba creer en sí mismo, con la misma fé y cariño de las personas sientan por él. Podría decirse, que era un Omega un tanto fuera de la norma, en especial por su llamativa personalidad.

Ninguna de las críticas que le llegaron de quienes sabían la verdad, las dejó pasar; simplemente amaba patinar, como a su familia, que contrario a lo que se esperaba, le entrenaron, tan duro como si fuera un Alfa o un Beta; eso fué lo que pidió gun, y sus padres se resistieron un poco, pero aceptaron la decisión de su hijo.

Hasta sus hermanos menores le admiraban, viéndole practicar durante horas. Jane siempre estaba con él, apoyándole desde niños; a nadie de su familia le importaba que hiciera cosas diferentes a lo que tenía que hacer un Omega, ya fuera que quisiera formar una banda, o modelar.

Él quería llegar lejos, demostrar lo que podía hacer; el talento le era natural, con la experiencia de sus padres puedieron terminar de formarlo, ellos fueron los principales responsables de nunca dejarle solo. No todo le fué concedido fácilmente.

El descubrir que fuera del amor de quienes lo conocían, el mundo era en ocasiones déspota, a veces hipócrita; esta revelación fué cuando comenzó a entrenar bajo la tutela de otras personas, como Arm, quien, al saber su segundo género, creyó que gun era demasiado irreverente, que un Omega no debería arriesgarse a tanto, como lo hacían muchos otros.

-No estoy diciendo que no te entrenaré- le dijo arm, al ver la expresión furiosa en el niño que estaba comenzando a alcanzar la adolescencia- solo que...creo que quieres hacer cosas que no son seguras...siendo un Omega.

Atthaphan dejó de entrenar bajo Arm, especialmente por decisión de sus padres, que no soportaban ver la dureza del mundo, aunque la esperaban.

Muchos fueron los rechazos, pero a cambio el joven Omega nunca olvidó su sonrisa, aún si le dolía, siempre intentó tener la cabeza en alto, sus padres decidieron convertirse en sus entrenadores, no aceptando que los sueños de su hijo se perdieran.

-Lo que quieras hacer hijo, estamos contigo- Le abrazó godji, después de su ultimo rechazo con otro entrenador, antes de que decidieran entrenarle.

-No te daremos facilidades por ser nuestro hijo- Palmeó Mike el hombro de gun.

-¡Estoy listo para lo que sea!¡Soy Attp después de todo!- Una sonrisa enorme, con seguridad les contestó a los preocupados padres.

Algunas de los proyectos de gun, fueron también impulsados por Jane. A gun le gustaba cantar, y su amiga entusiasmada por ayudarle, le buscó algunos miembros para una banda entre sus conocidos.

Pero, hubieron cosas que tuvieron que cambiar, o sacrificar para llegar a sus objetivos. Gun, apenas habiendo pasado su primer celo, insistió a sus padres en usar supresores, y bloqueadores de esencia, dejando de lado su naturaleza Omega. Su entrenamiento físico era largo, a veces llevándole a su límite, pero formándole un cuerpo resistente, superando la estatura que se espera de un Omega, también gracias a la herencia de sus padres.

Gun tenía ejemplos a seguir, no solo en el ejemplo de sus padres, sinó en cierto patinador, que admitió su segundo genero al ganar el oro en un Grand Prix: Gulf Kanawut, quien se retiró poco después de esa revelación. Los rumores circularon, noticias que le atacaban sin piedad, quitándole el mérito de sus logros, a veces justificando estos por la influencia de Mew Suppasit, Alfa con el que era cercano.

Nadie en su familia hizo caso de esos juicios inclementes; gun admiraba el talento del patinador por lo que era, y su valor de admitir eso frente al mundo.

A pesar de pasar el día entero practicando, en las noches buscaba la oportunidad de patinar. Sumiéndose en la blancura de su mente al concentrar su cuerpo en el hielo; viendo la luna sacar algunos destellos del lago congelado, como la escarcha que colgaba de los árboles.

Sus músculos estiraban, sus piernas sincronizadas acudían al ritmo de sus movimientos, sus ojos veían la extrema blancura de la nieve, escuchando el raspar de la superficie helada, su cuerpo estaba extenuado; el agotamiento no importaba; el llegaría lejos, arriesgaría como todos los demás, el podía establecer otros límites.

Claro que Gunnie tenía miedo, razón por la que oculto su género, esperando que algún día eso no importase, o tuviera el valor de Gulf Kanawut, de revelar quién era realmente.

Besó el hielo con su reflejo, protegiéndose no olvidar quien era, aun si lo ocultaba;

Aún si realmente tenía miedo.

Aún  si realmente tenía miedo

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Pau🤍

Attp •Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora