El uso de supresores; los bloqueadores de esencia; y las rutinas extenuantes de entrenamientos se volvieron parte de su rutina; sus padres a pesar de aceptar su decisión, intentaron disuadir al joven, en parte por lo demandante que podían ser los supresores en su organismo, finalmente, llegaron a un acuerdo: gun solo usaría medicamentos, o cualquier forma de inhibir su naturaleza Omega en competencias.
-Tengo que hacerlo Mamá, Papá,- les explico tranquilo el joven, con sus ojos claros fijos, afectuosos en sus padres-. No puedo dejar al público sin mi rutina- justificó como lo más normal, sonriente.
Gun, a pesar de que disfrutaba el cariño de sus seguidores, y ser vitoreado por el público; también tenían sus inseguridades, como sentirse expuesto en la pista; con las expectativas de todos, como las propias, y las miradas inclementes, a veces altivas de los Alfas que lo rodeaban.
Ganó el podio en varias ocasiones como junior, aún si antes de salir a la pista sintiera su estómago revolverse; sus miedos quedaban a un lado, esa sonrisa radiante que le caracterizaba, la soltura en sus movimientos se convertía en su presente.
Sus padres le abrazaban, él se dirigía al centro de la pista, saludando con ánimo al público, demostrándoles que él era digno de estar ahí, que podía ser mejor de lo que otros podían ser.
Él era el rey.
Dar por olvidado lo que le hacía Omega le ponía triste en ocasiones, no le gustaba negar lo que era, y no es que se sintiera nostálgico de tener aquella protección que tenían otros Omegas; sinó de tener fingir que sus logros no podían ser de uno.
¿Qué sabia de los Alfas?
Gun no tenía conocidos bajo esa clase, más que su hermano pequeño, quien era un niño dulce, contrario a lo que escucho de sus allegados. Para muchos, un Alfa era lo mejor, la cúspide de los más destacables atributos, siendo absolutamente dominantes, con derecho sobre el Omega que eligieran.
Poco le tomó darse cuenta que tipo de lugar tenían los Omegas en la sociedad, que deberes se les confería; qué limitaciones tenían. Un Omega era alguien destinado a un rol familiar, débiles, emocionales y poco voluntariosos. Gun no mostraba su furia, intentaba usar esas emociones en sus rutinas, aun si quisiera anunciar al mundo lo que personas como Gulf hicieron, como él podían hacer y harían.
Decenas de sus conocidos, incluso amigos cercanos, le dejaron claro que lo que Atthaphan Phunsawat hacía, lo riesgos que tomaban no eran para él.
-No importa si se enojan- le dijo una vez su hermano menor Ohm, a un gun que cruzaba los quince años-, yo les diré lo bien que patinas, así no te podrán decir nada.
-Bueno, eso es obvio- comentó el mayor, poniéndose sus patines para una competencia local-. Se perderían un gran espectáculo, después de todo- se paró con la espalda recta, y la mirada en alto-: ¡It's Attp style! - Exclamó, con una peculiar pose con sus dedos; ocurriéndosele por querer animar al pequeño Alfa.
El pequeño le imitó emocionado, corriendo a acompañar a sus padres, en compañía de su hermana Pim para ver el programa de su hermano, que portaba con gracia un traje de colores rojos y blancos. Con la atención en su persona, ignoró lo intimidantes que podían ser los Alfas, e hizo aquella peculiar pose que lo mostro a ohm, una que le caracterizaría sin duda, tornándose en su sello.
Gun era consciente de lo desgastante que podían ser los supresores en el organismo; por lo cual, si podía, los dejaba y esperaba su celo sin interrupción. Aquellos días, cada tres meses, eran extraños; donde él mismo parecía un mero espectador de su cuerpo, sorprendiéndole los deseos que eran inherentes a ese periodo.
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Attp •Off-Gun•
FanfictionAtthaphan Phunsawat, frente a la mirada pública, e incluso frente a otros patinadores, era alguien presuntuoso, llamativo y demasiado energético. A pesar de siempre estar frente a los reflectores, ostentando su corona, muy pocos sabían que era un Om...