Oni-Chan

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—Cinco minutos más —dije y alargué la vocal—, no quiero levantarme.

—No, ________, llegarás tarde si no te levantas ahora.

—Mamá —me quejé—. Además, estaba soñando que viajaba por el multiverso con América Chávez.

Mi mamá me destapó. —Qué grosera eres —hundí mi cara en la almohada.

Sentí cómo mi madre se sentó en mi cama y acarició mi brazo. —Vamos hija, sé que estos días son difíciles —comentó con voz suave.

—A veces odio ser mujer —comenté—. Estos cólicos me están matando, si muero, le dejo todo a Winter —dramaticé.

Mamá soltó una risita. —Te traje un té —escuché que tomó lo que al parecer era una taza de la mesita—. Y debes de tener pastillas para el dolor, la vez pasada no se acabaron —comentó.

Al fin me senté y tomé entre mis manos aquella taza para darle un sorbo. —Es muy incómodo —dije.

—Lo sé, pero si te quedas sin hacer nada, es probable que el dolor aumente —explicó.

Solté un suspiro y le di otro sorbo a mi té. —Está bien, en unos minutos bajo, déjame reunir fuerzas para levantarme de la cama —desvié la mirada y vi mi zapato—. Está muy lejos, bueno, lo intentamos —me encogí de hombros.

—________ —habló mi mamá.

Reí. —Es broma, ahorita bajo —dije.

Mamá me regaló una sonrisa y me dio un beso en la frente, después de que ella salió, yo tuve que levantarme para prepararme, desayunar e ir a la escuela.

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—¿Segura que estás bien, mon étoile? —Adrien me preguntó.

Asentí y bajé del auto. —Sí, no pasa nada, estoy bien —dije y sonreí.

—¡Adrien, ________! —escuché la voz de Nino—, Hola.

—¡Hola Nino! —saludó Adrien.

—Hola —saludé alegre—. Los dejo chicos, iré con mis amigos —dije y entré a la escuela.

—¡________! —exclamó Nath.

—Hola —saludé—, ¿cómo están? —saludé a mis amigos.

Jul se encogió de hombros. —Meh, estamos, ¿qué tal tú? —preguntó.

—Tratando de no morir —dije.

—¿Por qué? —preguntó Rose.

—Cólicos.

—¿Estás? —preguntó Alix.

Asentí. —¡Yo también! —exclamó la pelirrosa.

—¡Twins! —nos tomamos de las manos y reímos.

Entramos a clases, el día pasó como cualquier otro, estaba por salir del salón cuando Adrien me detuvo.

—Preciosa —tomó mi mano—. Lila necesita ayuda con su tarea, espero que no te moleste... —dijo algo apenado.

Negué con la cabeza. —Claro que no, Adrien, ayúdala, a veces eso se necesita para que la gente cambie —dije con calma.

Adrien sonrió. —Bien, entonces en un momento te alcanzo —dijo, yo sonreí.

—Claro... —hice una mueca—. Auch —me quejé y llevé una mano al lugar de donde vino el dolor.

—¿Estás bien? —me preguntó mi novio algo preocupado.

Unidos En La Oscuridad (Chat Noir/Adrien y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora