Química

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Los días lunes nunca me parecieron placenteros, hasta hoy.

Michael me espera en la primera planta, hablando con mi hermano sobre trivialidades. Yo, por otro lado, corro de un lado al otro intentando encontrar mi otra bota.

No está, es que no está, desapareció.

He buscado bajo la cama, en el armario, bajo el tocador, en el baño, incluso en la cama de mi perro.

Pienso en que podría haberla tomado mi madre, pero luego recuerdo que ella es dos tallas más grande que yo así que no tiene sentido.

Y solo porque sí, salgo de mi habitación dejando la puerta entreabierta, y cruzo el pasillo, yendo hacía la habitación de mi hermano.

Es el último lugar en el que podría estar... pero para mi sorpresa, es ahí donde se hallaba.

******

Michael camina a mi lado por los pasillos de su vieja-nueva escuela, observando fascinado cada cartel y nuevo color en las paredes.

No hace falta que le dé un recorrido, él recuerda cada rincón de la escuela, de eso estoy segura.

-¿Cuándo se supone que tomaremos clases juntos?-pregunta como niño.

-Nos toca literatura después de almuerzo -respondo.

-¿Tu amigo del otro día es el profesor, no? -pregunta desenvolviendo una barra de chocolate.

-Sí-respondo mientras le robo un pedazo de su chocolate.

-Eso era mío-dice mirándome indignado.

-Ya no más -respondo burlona para después lamer el chocolate frente a sus ojos.

-Te odio-dice dándole un mordisco al pedazo que tiene entre las manos.

-No puedes -digo en un cantito.

Me detengo y beso su mejilla.

-¿Mejor?-pregunto.

Él se mantiene serio, pero realidad no está molesto.

Beso su mejilla de nuevo.

-¿Mejor? —pregunto poniéndome frente a él y haciéndole ojitos.

Veo un amago de sonrisa en sus labios.

-Oh, ya veo qué es lo que quieres... -digo estirándome y plantando otro sonoro beso en su mejilla—¿Ahora sí estás mejor?

Él sonríe plenamente.

-Mucho mejor -responde.

Le sonrío y despeino su cabello castaño.

-Buen día, señorita Sevilla -dice Ruggero serio, pasando a mi lado.

-¡Buen día, señor Pasquarelli! — exclamamos Michael y yo.

Ruggero se gira hacia nosotros con gracia.

-Señor Ronda -agrega en tono serio.

-¿Y a este qué bicho le picó? — pregunta Michael una vez que Ruggero se ha ido.

-¿Por qué preguntas?

-Parece molesto -dice encogiéndose de hombros.

-Ah... no, él es así en la escuela - respondo-¿Sabías que tiene una licenciatura en literatura inglesa?

-¿No es muy joven para tener licenciaturas?-pregunta confundido.

-Es un genio -pongo los ojos en blanco. -No se le escapa nada...

Profe, no borre el pizarrón |RUGGAROL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora