Malditamente hermoso

86 4 1
                                    

Luces, colores, y muchas personas lindas van de un lado al otro.

Todos los participantes del festival se apresuran en terminar de arreglarse para salir al escenario. Varios calientan sus cuerdas vocales en grupo, mientras yo busco desesperadamente entre mis cosas.

Dios mío, dios mío, voy a morir. He perdido mi memoria.

¿Cómo rayos voy a cantar sin todo lo que hay ahí?

No hay banda en vivo que me apoye con nada.

Barney dinosaurio de los cielos, esto está mal.

Llamo a Michael una vez más.

-¿Ya?

-Todavía, bebé, creo que debes considerar la idea de cantar otra cosa.

¡¿QUÉ?!

-No tengo otra cosa qué cantar -digo al borde de las lágrimas.

-Karol, por Dios, eres la mujer más talentosa e inteligente que conozco, pide a alguien que te permita usar su equipo, canta una canción que ya sepas, pide a alguien su piano o guitarra, pero no te vayas de ahí.

-Michael, pronto será mi turno -le recuerdo con espanto.

-¿Y Carolina? -pregunta.

-Buscando mi memoria.

-Que se detenga, escojan una canción y luego que pida un instrumento por ti, ella es buena aterrorizando a las personas.

Cuelgo rápidamente y llamo a Caro a gritos.

-¿Qué?

-Necesitamos una nueva canción y que alguien me preste un piano.

—El chico que va antes de ti va a usar uno-dice- ¿Se lo pido?

-Por favor -le digo.

Carolina asiente y camina hacia el chico
que se encuentra en una esquina ensayando su canción.

—¡Oye tú! —escucho a Carolina gritarle.

Le dije que le preguntara si podía prestarme su piano, no que lo golpeara por robarse mi almuerzo.

Me acerco a las cortinas al lado del escenario intentando ver si Ruggero se encuentra por ahí.

Mi corazón se acelera en cuanto lo veo.

Se ve tan calmado que me espanta.

Está aquí, pensé que no vendría.

Sonrío como boba.

Me siento cálida.

De repente sucede algo que me deja pasmada unos segundos.

Toma de la mano a la chica que tiene al lado.

Mi corazón se desinfla y cae a mis pies.

A pesar de lo que me dijo y de saber que ella no lo puede ver de la manera en la que yo lo veo, me lastima verlo con otra chica. Absurdos celos.

A veces deseo que todo deje de ser tan confuso y difícil. Desearía tener más que una que otra conversación dentro de un armario de limpieza a medio día en la escuela. Desearía poder tomarlo de la mano como una persona normal lo haría, poder salir con él, sabiendo que es seguro. No quiero seguir escondiéndome y sintiendo culpa.

Sería tonto negar que de verdad me ha atrapado, sería realmente estúpido negar que cada vez que escucho como dice mi nombre siento la sangre correr por mis venas ardiendo tan fuerte como todos los soles de esta galaxia.

Y Dios, es tan malditamente hermoso, el amor es tan malditamente hermoso y difícil, sobre todo cuando la persona a la que crees poder amar está tan lejos y tan cerca de ti a la vez.

Había juzgado tan mal a Ruggero desde un inicio. No es que no hubiese tenido razones para pensar de la manera en la que lo hice, sin embargo, no podía pasar del hecho de que en efecto, lo juzgue sin conocerlo en realidad.

¿El perfecto Don Juan con complejo de superioridad? Ese mismo lloraba escondido tras las páginas de Sebastian Faulks.

Y de repente lo sé.

Estoy tan segura de que corro el riesgo de enamorarme de Ruggero Pasquarelli como estoy segura de que soy humana.

Podría cantar alguna canción románticamente absurda.

Y la canción llega a mi mente. La canción correcta viene a mí.

Miro sus ojos miel observar el cielo una vez más y corro a buscar a Carolina.

-Ya tengo la canción, cambio, consígueme una guitarra.

Ella me mira enojada.

—¿Para eso me tuve que pelear con el nerd?

***

Mi nombre se escucha por todo el lugar, limpio mis manos del sudor sobre mis muslos y tomo un respiro.

Ahí voy.

Entro al escenario con una pequeña sonrisa en los labios, y sin miedo, justo después de mirar unos segundos a Ruggero sonriéndome dulce, comienzo mi canción.

"Falling All In You" de Shawn Mendes fue la canción que vino a mi mente y espero que salga bien o de lo contrario desapareceré de la ciudad para siempre.

La canto sin miedo y asegurándome de seguir sintiendo cada una de las palabras. De vez en cuando levanto la mirada encontrándome con esos preciosos ojos miel que tanto me gustan mirándome fijamente, perdidos en algún punto de mi mirada.

Antes de llegar a la mitad de la canción escucho un par de voces e instrumentos más uniéndose a mí. Miro a mis espaldas encontrándome con algunos chicos que se presentaron antes haciéndome coros y a otro de ellos con la consola, reproduciendo la pista con el acompañamiento del piano y otras cuerdas.

¿Qué rayos?

Miro disimuladamente hacia la entrada del escenario y veo a Carolina con los dos pulgares arriba y una corona de papel sobre la cabeza.

La canción termina y los aplausos se escuchan por todos lados.

Sonrío agradecida y lo expreso.

Me retiro del escenario y doy las gracias a los chicos que me ayudaron.

-Muchas, gracias, enserio.

-Te vimos muy preocupada, yo no podía dejarte así.

-Gracias.

Converso un poco más con los chicos, nos sentamos en el suelo, limpiando los instrumentos y compartiendo información sobre nosotros.

Me disculpo con Pedro por haber dejado que Carolina lo aterrorizara.

-Señorita Sevilla.

Veo a Ruggero aparecer entre las personas, trae flores consigo.

-Ruggero.

Profe, no borre el pizarrón |RUGGAROL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora