¿Cómo podría compensar tal comportamiento?

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Carolina me mira fijamente, con los labios finos como una línea.

-¡¿Vas a decir algo?! -exclamo exasperada.

-¡Oh, por Dios! -exclama reaccionando después de tres años- ¡Él...! ¡Le gustas!

-Shhh... -digo poniendo una mano sobre su boca-. No le gusto Carolina, es un profesor, y por si no recuerdas lo que dijo Valentina, yo no soy agradable a la vista del sexo apuesto... él es... un dios Griego, Nórdico, de Júpiter, Caro. No hay posibilidad de que yo le pueda siquiera parecer linda.

-¡Te acorraló en la puerta de su oficina! ¡Por favor! -exclama— ¡Si dices eso una vez más aplasto tu cara con las llantas de mi coche para que así tengas una razón de llamarte a ti misma fea!

-¿Podrías bajar tu volumen? -le pregunto exasperada al ver que varios nos ven- No quiero que nadie lo sepa.

-¿Ah, tú no puedes presumir de tu momento caliente con el profesor de literatura, pero Valentina sí? -dice casi indignada.

-Para empezar, no fue un momento caliente, la que en realidad tuvo un momento caliente fue Valentina -le digo -. Y para terminar, él tal vez... espera... ¿Cómo que Valentina presume de eso?

Se encoge de hombros.

-La acabo de oír mencionar a su querido señor Pasquarelli-dice dándole un mordisco a su hamburguesa.

Busco a Valentina y a su grupito con la mirada.

Distingo su cabellera larga y castaña desde aquí. Se ríe con sus amigas, y cuchichean entre ellas.

-Esa estúpida no entiende que si el director se entera que besó al profesor, pueden despedirlo —gruño.

-Hace unos días detestabas al profesor y querías que se fuera... ¿Qué te hace querer defenderlo ahora? -pregunta pícara.

-Aún lo detesto, es solo que no me parece apropiado que Valentina hable sobre ese beso, es decir... Puede ir a prisión, incluso si dice la verdad y fue ella la que empezó nadie lo creería digo en voz baja.

-Anda, admite que quieres que te vuelva a poner cinta, pero esta vez no en la boca -dice ella codeándome.

-¿Cómo?-pregunto confundida.

-Me refiero a ponerla alrededor de tus muñecas, ya sabes, mientras...

-¡No! ¡No quiero oír más acerca de eso! -exclamo tapándome los oídos— ¡Deja el porno, Caro!

-Bueno, no a tal punto, pero admite que él está... —dice mientras suspira.

-Sí, lo admito está más bueno que el pan tostado con queso derretido, pero eso no quita que sea un profesor y merezca respeto-digo.

-Anda, respétalo metiéndole la lengua hasta la garganta -dice dándome un empujón,

Me rio.

-Eso no es respeto -digo riendo.

-Bueno, solo hay dos razones por las que te puso contra la puerta -dice acomodándose-. Uno, tenías un piojo en la cabeza y él quería sacarlo -pongo los ojos en blanco-, o dos, quería besarte, pero se controló y no lo hizo.

-Él no quería...

-Tu cabello está mojado, se te ve sexy si ignoramos el hecho de que traes ropa de tu hermano. Querida, hasta yo te besaría...-dice palmeando mi espalda.

-¿Gracias? -digo confundida.

-Oye, mírame -me pide, en un tono serio.

-¿Qué? -obedezco.

Profe, no borre el pizarrón |RUGGAROL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora