Prisioner [Reece Morgan]

Cap 31

Maddie

—¿Cómo te sientes?—me pregunta Richard y me encojo de hombros

—No lo sé, bien, creo—murmuro—¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?

Estoy confundida, mi cabeza da vueltas y me duele mucho.

—¿Qué recuerdas, Maddie?—interroga

—No lo sé, Richard—frunzo el ceño ante la presión en mi cabeza—, muchas imágenes vienen a mi y no puedo procesarlas

—Toma—me pasa una pastilla y un vaso de agua—, es un calmante para el dolor de cabeza. Vamos a hacerte exámenes para asegurarnos de que estás bien, también le haremos exámenes al bebé...

—¿Bebé?—me congelo y maldice—. Richard, ¿Cuál bebé?

Parpadeo y me quejo por el dolor en mi cabeza cuando varias imágenes llegan a mi memoria mareándome

Dawson...
—Maddie, esto no está bien

Jorge...
—Te voy a enseñar a mantener la boca cerrada

Antoni...
—No me dejaste otra opción, es la única manera de que saques de tu cabeza a Reece Morgan.

Josh y Emily...
—Antoni hizo unos exámenes de sangre y estás embarazada, si no sales de aquí antes de que esa mierda haga efecto el bebé va a morir.

Reece
—Salva a mi bebé, a nuestro bebé, por favor, Reece.
—Te lo prometo

Me bajo de la camilla con rapidez y corro al baño antes de caer de rodillas en el piso y vaciar mi estómago en el inodoro

Mis ojos lagrimean y mi garganta arde mientras vomito lo que sea que tenga en mi estómago

—Bien, tranquila—escucho hablar a Richard antes de que sujeten mi cabello—. Es normal, solo es por el shock de todos los recuerdos

—¿Dónde está Reece?—pregunto jalando de la cadena y tomando el pañuelo que me pasa limpiándome la boca

Necesito verlo, lo necesito a él.

—Está siendo desinfectado para poder entrar al área de Cuidados Intensivos—responde ayudando a levantarme

—Me duele el cuerpo—me quejo sintiendo mi cuerpo pesado y asiente

—El dolor por el EDR no ha pasado del todo, en unas horas te sentirás mucho mejor—me asegura y un escalofrío me recorre al recordar el dolor infernal que sentí

Fue horrible, sentí que me estaban torturando.

Camino con lentitud sintiendo las súplicas de mi cuerpo por volver a la camilla de una buena vez.

Salimos del baño y la puerta se abre de golpe dejándome en mi sitio cuando veo a un Reece agitado y desarreglado; ojos rojos, ojeras bajo los mismos y su cabello desordenado

No dice una sola palabra, se apresura y cae de rodillas frente a mí, aferrándose a mi cuerpo como si su vida dependiera de ello. Su frente apoyada en mi vientre y mi corazón se rompe cuando escucho sus sollozos

Me alivia verlo, me asegura que nada de esto es un sueño. Estoy verdaderamente bien, viva, y mi bebé también lo está.

—Reece—lo llamo y me aprieta más contra su cuerpo—. Mi amor...

Me arrodillo igual que él y tomo su rostro dejando un casto beso en sus labios antes de limpiar sus lágrimas con mis pulgares

»Hey, estoy aquí, estoy bien—murmuro y me mira como si estuviera aliviado—. Estoy viva.