Max James. Capítulo 2

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Esta semana ha sido estresante de tanto trabajo, por lo que he decidido tomarme unos días de vacaciones. Antes voy a concluir mi agobiante jornada laboral, aquí en mi bar favorito como todos los viernes.

Estoy sentado en mi mesa, la cual me habían reservado, porque me he vuelto cliente fijo de este lugar.

– ¿Que desea tomar, señor? –pregunta la chica y me sonríe, siempre está coqueteando conmigo, he podido ver cómo se desabrochaba los primeros botones de la blusa antes de venir hacia mi, así podría ver sus pechos, pero es muy joven, pienso aclarándome las ideas. Tendrá cómo máximo 17 ¡Qué va no puedo!

Giro la cabeza a un lado, y es cuando la veo entrar acompañada de otras dos chicas.

–Lo de siempre – respondo a la camarera que aún está parada ahí, esperando.

Volteo a ver a la chica rubia que pasa muy cerca de mi mesa. Tiene unos  ojazos entre azul y verde, como el fondo del mar. Lleva puesto la pieza de arriba del bikini, que aún está mojado, lo que le resalta sus hermosos y redondeados senos. Recorro con la vista su estrecha cintura, sus caderas, sus bellas piernas.

<<¡Dios es simplemente perfecta!>>

Me doy cuenta que me observan entre risas. Nuestros ojos se encuentran y nos quedamos mirándonos unos segundos, pero rompo el contacto porque ha sonado mi móvil. Salgo afuera, porque el ruido de la música y las personas hablando no me dejan escuchar.

–Si , voy en unos minutos, tranquila·
– le respondo a la Nana que me acaba de llamar.

Regreso, y ahí está ella, sola en la barra con un montón de buitres rondándola, dudo en ir, pero al final me decido a rescatarla.

Ahuyento a los buitres, y la llevo hacia mi auto, la cargo en brazos cuando me doy cuenta que no puede caminar. La acomodo en el asiento del copiloto, y al instante se queda dormida.

<<¡Quién rayos me habrá mandado a mi a meterme en este lío, ni siquiera sé quién es, y por lo que veo, no le voy a sacar provecho a ésta noche! –pienso entre dientes, cuando caigo en cuenta de mis actos.>>

Llego a la casa, con la muchacha  en brazos, abro la puerta con cuidado, para no despertar al mounstrito que vive conmigo, pero resulta que ya me estaba esperando.

–¡Papi, papi!– viene hacia mi rebosante de alegría.

–Lo siento señor, ha dicho que no se dormiría hasta que su papá llegara. – me explica la Nana, una señora ya mayor, de pelo corto y canoso, trabaja con nosotros desde mucho antes del nacimiento de mi hija, es muy agradable, y ha sabido ganarse el cariño de la familia.

–¡Bueno, pues aquí estoy, así que arriba, a la cama!– le ordeno.

–¿Y ella quién es?– dice mi hija con curiosidad.

–¡Aquí las preguntas las hace papá!¿Ok?– refuto con autoridad– ¡Así que a lavarse los dientes, y para la cama! Mañana te cuento– le susurró luego, porque si no, no va a ceder.

–Ok pa– asiente haciéndome un guiño, y sale corriendo,bno sin antes decirme – No olvides mi beso de buenas noches.

– ¿Está listo el cuarto de invitados ?– me dirijo a la Nana, la he llamado por el camino para decirle.

– Si ,señor.

–Bueno ya puedes irte, gracias, yo me encargo de lo demás.

Asiente y se va.

Camino hacia al cuarto de invitados para dejar a la chica en la cama.

<< ¡Uffff!– siento gran alivio, ya me dolían los brazos de tenerla tanto tiempo cargada>>

Intento acomodarla pero se despierta.

–Aaah, eres tú –balbucea y me abraza jalándome hacia sí, yo pierdo el equilibrio y caigo sobre ella, mientras,
se queda mirándome unos segundos.

– ¿Sabes? –pregunta.

– ¿Si?– tengo el presentimiento de que esto va a ser divertido.

– Creo que eres muy guapo– afirma mientras me acaricia la barba, y mis labios con los dedos, luego se acerca lentamente para besarme.

–Y yo creo que estás muy ebria.

Ella sonríe apoyando su cara en su mano derecha.

– Eso no quita que sigas siendo guapo.

Me quedo mirandola unos segundos pensando que hacer.

–Debo irme, descansa. –me levanto de la cama.

– Yo creo que debes quedarte, – y se incorpora en la cama– tengo algo preparado para ti.

– ¿Sí, que es? – pregunto sin pensar.

<<Que haces, tienes que irte, no te puedes aprovechar, no es ella, es el alcohol quien habla>>

Pero ella no se lo ha pensado dos veces, se ha bajado de la cama y ha comenzado a moverse en lo que parece un streptease. Sus movimientos son torpes, pero a pesar de eso no puedo negar que se ve sexy.

Empieza a quitarse el short con un movimiento sensual, y se acerca. Se pega contra mi, bailando al ritmo de una música que sólo existe en su imaginación, le agarro de las caderas ya casi fuera de control, para poder observar sus nalgas que están frotándose contra mi miembro.

Gruño de placer, y ya mi erección se hace notable, miro hacia arriba, y ya se ha zafado el sostén.

<<¡Por Dios!>>

Sus senos han quedado al descubierto, son como naranjas, redondos y parados perfectamente.
No me puedo controlar más, y como si fuera poco empieza a quitar el lazo de la pieza inferior del bikini, y este cae a sus pies. Esto si, ya es demasiado, la levanto en peso, ella me abraza con sus piernas a ambos lados de mi cadera, la beso desenfrenadamente y la tiro a la cama para caer sobre ella.

No sé que ha pasado que rompe en carcajadas. Vuelvo a la realidad, ha bebido mucho, no puedo hacer esto, me reclamo mentalmente, al menos así no, ya mañana será otro día.

Me levanto de la cama y me acomodo mi erección, la agarro del brazo y la conduzco al baño.

– ¿A dónde me llevas?–  protesta, aún entre risas.

– Ya verás.
Abro la ducha y la meto bajo esta.

Ella da unos pequeños gritos

– ¡¡¡Está fría joder!!!– me reclama.

– Es para que se te pase, mañana vas a estar mejor, ya verás.

La envuelvo en una toalla grande y la dejo sobre la cama. Otra vez se vuelve a dormir al instante. Apago la luz y salgo del cuarto.

Me dirijo al cuarto de mi hija, pero ya está dormida.

–Buenas noches, mi pequeño monstruo– le doy un beso en la frente, y me voy a dormir a mi cuarto.

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