Max James .Capítulo 6

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Hace años, desde que murió Adriana, la madre de la niña, que a mi casa no entraba una mujer. Creo que ese día en que rescaté a Bianca de esos buitres, tomé una decisión errada, ella estaba allí por sus propios actos, pero pensé en Isa, y que algún día cuando sea mayor no me gustaría que pasara por algo así.

<< ¡¡Yo y mis instintos sobreprotectores!! >>

Isabella es una niña muy dulce, he hecho un gran trabajo en su crianza, y me da miedo arruinarla. Su mamá murió cuando ella tenía solo 2 años, debutó con cáncer, y apesar que luchó incansablemente contra la enfermedad, y la colaboración y apoyo de los médicos, que hicieron todo lo posible, pero al final no pudieron salvarla, pues se le descubrió cuando ya había hecho metástasis. Desde entonces hemos sido ella y yo, contra el mundo.

Ya se ha empezado a encariñar con Bianca, y tengo miedo que las cosas no funcionen entre nosotros, y ella salga lastimada, es mejor que ocurra ahora, que todavía no ha pasado nada, a que pase después cuando esté más ilusionada.

<< ¡Quien me habrá mandado a meterme en esto ,nunca me han faltado las mujeres, tampoco me he visto en la necesidad de tener que llevarlas a la casa! >>

Salgo de la habitación y me cruzo con ella en el pasillo.

– Buenos días–  la saludo y sigo caminando rápidamente para evitar cualquier cosa que tenga que decirme, ella baja las escaleras tras de mí.

– ¡¡¡Buenos días pa!!!– dice un risueño monstruito, que se acaba de levantar, formando algarabía por toda la casa.– ¡¡Tengo hambre!!

– Bien, vamos a desayunar.

Estamos todos a la mesa, Bianca no para de buscar mi mirada para confrontarme.

– Terminen de desayunar rápido que hay que irnos– les informo con voz áspera.

–¡ Pero pa!– protesta, y le hago ademán de que se calle, poniendo un dedo sobre mi boca en señal de silencio, eso ha sido suficiente para que capte el mensaje.

Le hago seña a la Nana para que termine de vestir a la niña, y salgo al garaje a preparar el auto, para la partida .

–¡Ya estoy lista papi!– viene brincando de la mano de Bianca .

– Siéntate atrás con la niña, que mi hermano nos va a acompañar, lo tengo que dejar en el pueblo– le explico a la hermosa chica rubia.

En el camino la observo varias veces por el espejo retrovisor, y ella y mi hija se divierten tomándose fotos con Snapchat. Dejo a mi hermano en el pueblo y seguimos para la casa. Bianca hizo el intento de sentarse alante, pero no le di chance porque puse el carro en marcha rápidamente.

Hemos llegado al fin, el viaje se me ha hecho más eterno que nunca, estamos en el garaje.

– Ven Bi.– le dice Isabela jalándola del brazo– Quiero enseñarte la nueva muñeca que me regaló papá.

Yo detengo a Isa con una mano.

– ¿Qué pasa?– pregunta.

– No entretengas más a Bianca– la miro– ella me ha dicho hace un rato antes de venir, que tenía que irse pronto, porque tiene muchos proyectos de trabajo.

Ella duda pensativa unos segundos porque no recuerda haberme dicho eso. Claro que no, me lo he inventado. Reacciona y se da cuenta de la indirecta, se agacha para estar a la altura de la pequeña.

– Es verdad, cielo, tengo muchas cosas que hacer, y debo irme- me lanza una mirada de odio .

– Está bien, pero ven pronto, porque si no te voy a extrañar mucho– contesta mi versión en miniatura.

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