Bianca Reyes. Capítulo 8

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Me he puesto un vestido que se ajusta perfectamente a mi cintura,  corto, deja la espalda al descubierto,tiene una tira que me rodea el cuello, es corte de princesa.

Creo que me veo sexy, pero elegante a la vez, pienso mirándome al espejo.

La fiesta es a las dos en la mansión James, y es las 9:00 de la mañana creo que voy algo tarde son unas cuántas horas de camino, así que le pido a mi asistente que suba el regalo de la niña, me monto al auto y emprendo mi partida.

Al llegar me dirijo a la puerta principal, me abre una muchacha, más o menos de mi edad, con el pelo castaño, que se ve que es teñido porque  su raíz es más clara.

Me sonríe y me invita a pasar.

–La fiesta es en el fondo– me acompaña, aunque  yo ya me sé el camino.

Está muy bien ambientado el lugar, pienso al llegar, hay un marco conformado por globos de diversos colores que te dan la bienvenida, las mesas están distribuidas por todo el jardín y hay varios muñecos inflables gigantes de princesas de Disney.

Isabella sale corriendo a mi encuentro nada más verme, lleva un vestido morado muy bello, y una tiara sobre la cabeza, está preciosa con su cabello rubio y sus hermosos ojos azules. Se hecha a mis brazos .

– ¡Feliz cumpleaños Isa!- le digo alegremente.

–Gracias , te extrañé mucho– dice ella con mucha ternura.

– Espera que ya te traigo tu regalo, tengo que pedir ayuda porque  no puedo yo sola con él.

Ella empieza a dar brinquitos de emoción.

Es una caja de regalo gigantes de color rosa, con un gran moño en rojo, uno de los muchachos del servicio me ha ayudado con ella.

– ¡¡¡Que lo abra !!!– chillan repetidas veces su amigas.

Max sale a nuestro encuentro, no lo había visto desde que llegué, la muchacha  desde que lo ve, lo abraza cariñosamente y lo toma del brazo. Me saluda con un beso en la mejilla.

– Estás hermosa– me susurra al oído tan bajito que aún dudo de lo que ha dicho.Y yo me apeno, porque  creo que es mucho descaro de su parte decirme eso en presencia de ella.

– ¿Y esa algarabía ?- pregunta este.

– Mira pa– dice la pequeña señalando el bulto inmenso sobre el suelo– es el regalo de Bianca, me ayudas a abrirlo.

–Claro, ven vamos a ver que es.

Le quita la tapa a la caja, pero tiene que romperla para ver lo que hay dentro.

– ¡Aaaaah!– grita la niña con cara de asombro– No lo puedo creer, es una casa de muñecas gigante.

– Está relinda– comentan sus otras amiguitas.

– Gracias Bi– me abraza.

– Y es más importante aún porque  era mía, y te la estoy dando a ti porque  te quiero mucho, después te doy los demás accesorios.– le explico.

Me abraza emocionada y me da un beso en la mejilla.

– Calma que aún no han acabado mis obsequios, lo que el otro viene con un poco de retraso.

Ella ríe.

– ¿Pero dime qué es?– pregunta con ansiedad.

Me acerco a su oído y le murmuro.– Es una sorpresa, ya verás– le hago un guiño.

Su padre me mira, y sonríe.

– Gracias por venir.

– Lo hice por ella– me marcho alejándome de su presencia.

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