10.- Busca y encuentra las respuestas

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Estrictamente hablando, la aldea de Xuandu se encontraba en el territorio del oeste, por lo que sea lo que sea que esté pasando allá en este momento era problema de Quan YiZhen. El problema era que el dios del oeste era un lobo solitario escurridizo, por lo que era muy común que otros se hicieran cargo de sus plegarias cuando no podían encontrarlo.

Así fue como Lang QianQiu y Mu Qing fueron enviados al lugar para ver qué estaba sucediendo. Al no conocer los detalles de lo que estaba pasando, consideraron que solo habría unos pequeños encuentros que arreglar; tomando en cuenta que había una secta taoísta cerca del pueblo, y por ende su ayuda no sería completamente necesaria.

Apenas llegaron al sitio se dieron cuenta de que era un pandemonio. Un escalofrío recorrió a Mu Qing al ver la manera en la que los atacantes se movían y dijo:

—Alteza Tai Hua, no dejé que lo toquen. Tenemos que encontrar a Su Alteza Qi Ying, ya.

Apenas había pronunciado la última palabra cuando una figura apareció, su cabello rizado era reconocible cuando usó su espada para lanzar un ataque energético de gran envergadura, pulverizando a muchas de las marionetas que aterrorizaban el lugar.

—Allí está —dijo Lang QianQiu con una sonrisa.
—¿No se supone que había una secta aquí? —cuestionó Quan YiZhen.
—Deben estar bajo ataque —dijo Mu Qing—. Iré a echar un vistazo.
—Nos haremos cargo aquí —indicó Lang QianQiu con seriedad.

Mu Qing asintió levemente y emprendió el camino hacia el monte Xuandu. Con la fuerza que la secta había adquirido tras el regreso de Shen Qiao como su líder, la única razón por la cual nadie había bajado al pueblo para ayudar a las personas era porque estaban bajo ataque. Y, si sus suposiciones eran correctas, la causante de todo esto era Feng Kuang. ¿Por qué? Era algo que desconocía, y realmente no estaba muy seguro de querer saber la respuesta. Sin embargo, era su deber auxiliar a quién estuviera en peligro de ser atacado por tal calamidad.

La situación en el monte Xuandu no era mejor que en el pueblo, con la diferencia de que los discípulos eran más veloces para evitar ser tocados por las marionetas infectadas con locura. Mu Qing se vio rodeado rápidamente por varias marionetas que se abalanzaron contra él en una carrera desesperada, el dios giró sobre su eje mientras desenvainaba su zanbato, lanzando un ataque circular que partió en dos a sus atacantes, y fue cuestión de tiempo para que encontrara a Shen Qiao, enfrentándose contra Feng Kuang.

—No puede ser —dijo, moviéndose con rapidez para alcanzarlos.

Shen Qiao estaba tan concentrado en su pelea, que en un principio no advirtió como varias marionetas se posicionaban detrás de él, pero cuando lo notó le fue imposible desarmar la formación. Había notado que las personas tocadas tanto por ellas, como por la extraña mujer que ahora enfrentaba, se volvían errantes y deliraban, enloquecidos. Mientras luchaba contra la mujer, buscaba un modo de lidiar con la amenaza a sus espaldas, pero al final no fue necesario: un ataque espiritual potente rompió con las marionetas, y cuando volteó hacia la persona que lo había auxiliado tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no perder la concentración.

—General Xuan Zhen —dijo con sorpresa.
—Shen Zhangjiao, hay personas en peligro abajo —dijo Mu Qing.
—¿Atacaron también el pueblo?

Shen Qiao mostró pesar al escuchar sobre el ataque de la aldea. Mu Qing asintió con seriedad y dijo:

—Vaya abajo. Yo me encargaré de ella.

La concentración de Feng Kuang se rompió, mostrando una sonrisa insana al ver a Mu Qing dirigirse a ella, y se abalanzó sobre él sin mirar a nada más. Su atención estaba puesta completamente en el dios, por lo que no notó como alguien más se acercaba a ella hasta que la tuvo cerca, tan cerca que logró atacarla con un golpe tan fuerte que salió disparada lejos.

—Sorpresa —dijo Bai Rong con una sonrisa.
—¿Estás bien? —le preguntó Mu Qing con preocupación—. ¿No sientes algo raro?
—Me siento como una mujer enamorada que ha sido rechazada, nada más —dijo Bai Rong—. Es algo a lo que estoy acostumbrada.
—Pero…
—Su Excelencia, mi base de cultivo es demoníaca. Ningún truco fantasma puede afectarme.
—¿No están bajando la guardia demasiado? —interrumpió Feng Kuang volviendo al ataque.

Mu Qing y Bai Rong se separaron con un desplazamiento, evitando a Feng Kuang, y atacaron al mismo tiempo lanzando ataques de energía espiritual que impactaron de lleno a la calamidad. Para sorpresa de ambos, Feng Kuang absorbió los dos ataques y redirigió la energía hacia un solo ataque conjunto que lanzó hacia Bai Rong. Mu Qing se movió rápidamente al lado de la maestra marcial y creó un escudo en el que el ataque impactó, la fuerza del golpe los lanzó al suelo a ambos a varios metros de distancia, al borde de un acantilado, y antes de que pudieran recuperarse del impacto, la calamidad los arrastró a ambos al fondo.

Calamidad disfrazada de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora