8.- Pide la luna y la arrebataré

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Mu Qing se dirigió a una posada cercana con Bai Rong en brazos. Se detuvo solo para dar indicaciones claras y precisas a los dueños del lugar: necesitaba una habitación urgente y material de curación. Tuvo que inventar una excusa para justificar que apareciera a altas horas de la noche con una mujer herida e inconsciente, pero se las pudo arreglar bien y sin levantar sospechas; que era lo más importante.

Lo primero que hizo al recibir la habitación y dejar a la chica en la cama fue limpiar sus heridas con un paño de agua, su pulso era muy tenue así que le dio una píldora medicinal y cuando recibió el material de curación se ocupó de desinfectar y curar cada herida.

Después se sentó en una silla frente a una mesa sencilla y se preguntó porqué de repente corrió con tanta urgencia.

Es decir, no era la primera vez que recibía plegarias de este tipo, así que pudo mandar a alguno de sus oficiales subalternos. Su prioridad en ese momento debería ser Feng Kuang y el peligro que representa, debería estar buscándola junto a Xie Lian y Feng Xin… pero en su lugar, había corrido a auxiliar a Bai Rong. En su defensa, podría decir que tenía una deuda con ella al salvar su vida después de su primer encuentro con la calamidad de la locura. Se trataba solo de eso, sí. Bai Rong lo había salvado, por lo que era su deber salvarla a ella ahora que lo necesitaba.

Se repetía eso una y otra vez mientras revisaba su estado con una preocupación creciente.

Bai Rong despertó al amanecer. Sus ojos se abrieron lentamente, incorporándose con alarma al no reconocer el sitio en el que se encontraba; el dolor repentino que sintió le hizo arrepentirse de su exabrupto y se dejó caer de nuevo en la cama. Fue entonces que vio a Mu Qing, de espaldas a ella, mirando por la ventana, y sonrió.

—Realmente viniste —dijo—. Creí que estaba soñando.
—¿Por qué? —preguntó Mu Qing volteando hacia ella, y Bai Rong le respondió con otra pregunta:
—¿Por qué un dios se preocuparía por atender personalmente a una mortal?

Mu Qing no le respondió, y Bai Rong siguió:

—Más importante aún, ¿por qué ese dios se prestaría a pasar tiempo con una mortal?

La implicación en esa pregunta era obvia. Ambos se miraron en silencio y, finalmente, Mu Qing preguntó:

—¿Lo supiste en el templo?
—Tenía una leve sospecha —dijo Bai Rong—. Pero me negué a creerlo en un principio.
—Ya veo.

Bai Rong trató de alcanzar la jarra de agua que se encontraba en un mueble cercano, y Mu Qing se acercó para ayudarle con eso.

—Tus heridas son importantes —dijo—. No debes forzarte. Envié un mensaje a tu secta para que vengan a buscarte.
—Que atento eres, Mu Qing.

El dios sintió un vuelco en el corazón al escuchar su nombre e, inadvertidamente, sonrió. Estaban tan cerca uno del otro, que Bai Rong aprovechó la oportunidad; sujetó las mejillas de Mu Qing y se acercó besando sus labios con ternura. Más allá de cumplir con lo que había dicho en el templo, fue más un impulso que no tuvo razonamiento alguno, más allá de satisfacer su propio deseo de tener una mayor cercanía con alguien que le atraía. Porque no tenía sentido negar que este hombre le atraía y quería asegurarse de que no le era indiferente.

Inicialmente, Mu Qing se quedó estático sin saber cómo reaccionar. Y poco después, le siguió el paso torpemente hasta que el estupor de su mente se esfumó y reaccionó, alejándose con brusquedad. Ambos se miraron fijamente, sosteniendo sus miradas como si de un reto se tratara, y entonces el dios dio media vuelta y se fue. No se suponía que fuera a llegar a tanto.

No se suponía que terminará sintiéndose atraído por ella.

Sin embargo, una relación de ese tipo entre ambos no podía ser. Las relaciones entre dioses y mortsles estaban terminantemente prohibidas, dado que los involucrados solían terminar en la desgracia y él no quería eso, ni para ella ni para sí mismo. Lo mejor sería que no se volvieran a ver.

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Mu Qing, déjate querer JAJAJAJAJAJAJA
No sé si sentir envidia de él o de ella, porque este par resume mi bisexual panic enteramente xD

Calamidad disfrazada de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora