Capítulo 18

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Lo que pasó con Sana y Momo - I

Un automóvil gris perla giraba por el último desvió de autovía donde había un cartel donde se podía leer “Kamagasaki a 2 Km”.

Apenas faltaba más de un tramo para llegar al barrio de Kamagasaki y buscar aquel lugar. Momo no estaba acostumbrada a pasar por aquel barrio, pero sí a conocer las principales calles de todos los barrios con sus calles paralelas más reconocibles. Era casi obligado para una escolta conocer los principales puntos de salida de una zona ante la amenaza de un ataque, aunque esta zona no era parte de los barrios que conocía al milímetro. Ella estaba algo impaciente, con los hombros tensos y el cuello rígido, evidenciando que la llamada de la señorita Minatozaki la había alterado en gran medida. Era normal su preocupación, la joven heredera se encontraba en un lugar desconocido para ella, abandonada como un trapo y completamente sola, pero lo que más le preocupaba a la escolta era el hecho de que se enfrentaba a una posible amenaza. La amenaza que temía la joven de la oscura trenza era aquella que no podía esperarse, como la de alguien que al descubrir a la heredera Minatozaki Sana desprotegida quisiera desde una fotografía a algo peor. ¿Paranoia?, puede que sí, pero hay algunas personas en Japón que odian el apellido Minatozaki y muchos locos con un mal día que podrían pensar que un secuestro o algo peor contra la joven heredera sería una buena idea.

Queriendo alejar esas ideas de su mente, la escolta fijó toda su atención en un semáforo que le impedía avanzar; el rojo del dispositivo de tráfico le hacía impacientarse, dando leves, pero rápidos golpecitos al volante. No recordaba cuando empezó a moverse en el asiento, pero sentía como si todos los poros de su piel la instasen a saltarse la luz roja y apretar el acelerador. Por fortuna para ella, su autocontrol ganó, y cuando la luz verde hizo acto de presencia, entraba en el barrio de Kamagasaki con un potente rechinar de ruedas.

Varias personas se quedaron atónitas observando el auto que había dejado dos surcos de goma en el asfalto, pero les sorprendía más que fuera un sedán sobrio, de ejecutivo, y no un coche preparado de algún pandillero. Puede que alguno distinguiesen el distintivo propio de los autos propiedad de Future Industries y los Minatozaki, pero lo que más le llamaba la atención, era que la persona que había abierto la ventanilla del conductor para tomar un poco de aire fresco era una mujer de facciones afiladas, pero tremendamente atractiva. No era que Momo sintiese miedo o peligro de dejar que la viesen e incluso intentasen robarle, pero con el apuro del trayecto no había conectado el aire acondicionado y quería refrescarse al tiempo que lo activaba para enfriar más rápidamente el interior del vehículo. Quería preparar una temperatura agradable para la señorita Minatozaki.

Continuando por la calle principal, la escolta detuvo el automóvil en un puesto de bebida ambulante, estaba sedienta y deseaba un refrigerio y obtener algo de información. Detuvo el coche en un lateral de la carretera y salió correteando del vehículo. Aunque no vestía su usual conjunto ejecutivo, seguía poseyendo un aura de autoridad y unos ojos afilados como los de un halcón que provocaron que el vendedor de refrigerios diese un paso hacia atrás por mera precaución. Una sonrisa amable hizo que el hombre se relajase y se masajease al cuello para eliminar la tensión.

—Buenos días, señorita —saludó el caballero de espeso bigote —. Bienvenida al puesto de Feng, ¿qué desea? ¿Puedo ofrecerle un refrescante jugo de sandía y pomelo?, delicioso, refrescante y nutritivo.

—Deseaba un vaso pequeño de ese jugo y dos botellas pequeñas de agua —al tiempo que el hombre servía en un vaso la bebida directamente de la cáscara de una sandía, Momo pensaba que aquello era una forma elaborada de vender un producto.

Cuando lo probó pudo deducir que por la frescura y el sabor el hombre en verdad usaba ingredientes frescos y cuidaba mucho de su producto, siendo verdaderamente refrescante. Al tiempo que el hombre acercaba las dos pequeñas botellas de agua, la mujer de ojos verdosos extrajo un billete de veinte yuanes del bolsillo.

"Un puente hacia ti" SaTzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora