Capítulo 16

147 18 11
                                    

Lo que aconteció con Tzuyu - III

Eran las ocho de la tarde de un jueves cualquiera de finaless de martes. Hacía calor, algo típico dado que estaban cerca del verano, y casi no había nadie en la zona de bolos. Era lógico que en "Lúdico Oyaji" los días perdidos entre semana fueran flojos, más aún teniendo en cuenta que no era la época idónea del año: los jóvenes estaban de exámenes y los más mayores estaban ahorrando para hacer alguna escapada lejos de la bulliciosa, algo caótica, y ruidosa urbe.

Un viaje hacia donde no se veía el horizonte, un billete hacia la lejanía insondable, sentir la arena de la playa arrullándose entre los dedos de los pies, tumbarse a descansar con el sol golpeando cada centímetro de su piel, estrenar lentes oscuras para observar a las chicas luciendo sus bikinis nuevos, comer carne a la parrilla, degustar alguna bebida con sombrillita y no pensar en madrugar al día siguiente. Todo aquello era lo que más le hubiera gustado vivir a Tzuyu, pero en el fondo, ella sabía que simplemente era un sueño, cómo tantos otros del tipo de los que terminaría por encerrar en un cuartucho en su mente y arrojaría la llave al río. Ella tenía el mismo deseo que tenía cualquiera de marcharse lejos de Japón una temporada, pero por desgracia para ella, eso era imposible. Acababa de irse de su apartamento, estaba buscando habitaciones libres, se había despedido de un empleo que odiaba, pero aún no había logrado poner un poco de orden en su vida y lo único que la mantenía centrada y con ánimo eran dos cosas; que el señor Oyaji la iba a necesitar un mes más, siendo ese más dinero del esperado y eso era muy bueno para su economía, y que Sapporo iba a tener un concierto mañana después de mucho tiempo.

La joven de tez trigueña iba canturreando por la bolera, animada porque por fin iba a poder volver a subirse al entarimado escenario del Agni Kai, la sala de conciertos donde habían empezado a actuar hacía un tiempo gracias a Oyaji, dueño del lugar. El local era bastante conocido y estaba regentado por un amigo de la pareja desde hacia años, Ikem, el cual había apoyado mucho al grupo debido a que consideraba que tenían potencial y no se quejaban por realizar actuaciones con poco tiempo de antelación. Claro que eran buenas, solamente había unos meses al año que no practicaban y solían coincidir con la etapa de exámenes que padecía la mitad del grupo. Claro que la idea de recibir un dinero por la actuación era algo maravilloso para todas, un sueño hecho realidad para la mismísima Tzuyu que no podía creerse que le pagasen por hacer algo que le agradaba tanto como era el hecho de hacer sonar su bajo, gritar, y armar escándalo. Sin embargo, también sabía que el grupo era una etapa y que en algún momento Sapporo se extinguiría como todo lo bueno en su vida. Solía reconfortarse a sí misma diciendo que todo lo bueno tiene un final, pero a veces el final era algo que nadie quería imaginar.

Sapporo era un buen grupo, pero no lo suficiente para ser cabeza de cartel, y eso era algo que todas sus integrantes sabían. El suyo era un grupo irregular, que no destacaba entre los grupos encerrados en el mid-card de un festival y que tampoco rompía moldes con sus temas o su actuación. El hecho de tener buenos integrantes no las eximía de errores de técnica a más de una, en especial a Tzuyu. Para ella, el tope de sus capacidades había llegado a verse en varias ocasiones, autodidacta y sin nadie que le enseñase algo nuevo, no se veía entrando en la carrera sin control que era el paso de un grupo de amateur o semi-profesional a profesional y con vistas a vivir de su música. Puede que tuvieran a una genio cómo Shuhua, pero no estaba tocando el instrumento donde en verdad era una genio, por ejemplo. Exceptuando a Shuhua, el resto de integrantes del estrambóticamente femenino grupo estaban en dicha agrupación para disfrutar de la música juntas y quién más y quién menos tenían sueños de futuro donde no existía la posibilidad de ser un músico profesional.

La joven de ojos pardos no quiso pensar en el futuro, en la disolución, en el último concierto, porque en aquella ocasión, necesitaba ser positiva para expulsar algunos demonios que la habían rondado desde hacia tiempo. 

"Un puente hacia ti" SaTzu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora