★ Lo que aconteció con Tzuyu - II
Tzuyu no esperaba convertir ese hostal roñoso en su morada, pero con el pago de cinco noches, la gerencia te regalaba dos completamente gratis. En aquel momento, aún a esperas de obtener algo más de dinero y de que los ánimos se calmasen, era la mejor opción para la oriunda del Sur, sobre todo porque no era un hostal muy frecuentado entre semana. Solamente había bastante gentío los fines de semana, donde alguna prostituta llevaba a sus clientes y hombres muy delgados con pocos dientes y ojeras pagaban una habitación para, sin dudas, meterse una dosis de lo que fuera que los estaba matando. Entre semana, solamente algunos ancianos, sin duda vagabundos que todavía querían disfrutar de un baño caliente, habitaban algunas habitaciones, pero la joven de ojos pardos era la única residente que no parecía haber salido de un esperpéntico baile de máscaras deformadas.
«No me extraña que pagues una semana al precio de cinco días, solo una loca como yo pagaría por estar aquí siete días», pensó la joven al darse cuenta de que el hombre de carácter aterrador que atendía la entrada no ocultaba su rostro de sorpresa ante la petición de la joven de tez trigueña de extender su estadía una semana más. Con tal faz desencajada el encargado dejó bien claro que seguramente la joven fuera la única persona que le había pedido tal cosa en mucho tiempo; o al menos, la última persona que aún no había vendido su cuerpo por el estupor indolente y las sensaciones de una jeringuilla. Era cierto que ella misma conocía sus propios pecados, sus propios fantasmas y sus propios demonios, pero le gustaba pensar que no había llegado a caer tan bajo.
—En el reino de los ciegos, el tuerto en el soberano —musitó con cierta gracia Tzuyu al pensar que resultaba patético que una persona como ella se comparase con otros infelices y se considerase superior a ellos —. Viva mi maldita hipocresía.
Aquella mojigatería no iba con ella, hacía tiempo que había decidido ayudar a quien le demostrase algo porque era un modo más sencillo de no terminar siendo una tonta del bote, pero la verdad era que se sentía mal por buscar alegría en la desgracia ajena. Así pues, la solución más sencilla era ignorar a los demás inquilinos a la espera de que ellos también la ignorasen, recurriendo a ponerles apodos en vez de nombre, porque un nombre equivaldría a realizar una pregunta, una pregunta a entablar una conversación, una conversación a un saludo, y un saludo a tener que irrumpir en sus vidas y terminar cruzando ese muro de seguridad que era el no conocer a nadie de los que frecuentaban alguna de esas habitaciones. Todos tenían alguna predilecta, puede que por costumbre o por precio, pero todos solían pedir las habitaciones de las dos primeras plantas.
Durante ese tiempo podía distinguir a los habitantes más recurrentes del hotel en ese tiempo. Un hombre enjuto, de barba desaliñada y piel abrasada por el sol, Tzuyu le daba el nombre de "El Comandante", y en su mente se lo imaginaba como un antiguo soldado que viajó a las estrellas y salvó millones de vidas, que terminó sus días de servicio a la Alianza Galáctica y volvió a su planeta para probar fortuna como buscador de oro; aunque no le fue bien, y en uno de sus viajes había perdido toda que tenía por culpa de la jubilación que tenía por culpa de una mina de oro que resultó ser de pirita. Una mujer delgada, de pelo encrespado, enormes ojeras y faldas diminutas que solía discutir con un hombre calvo, con bastantes kilos de más y labios grandes; esos eran "los Tong", un matrimonio que fingían pequeñas aventuras para abandonar su aburrida vida de casados. Un joven bajito, extremadamente delgado, con poco pelo y nariz y orejas enormes, a quién la chica de ojos pardos llamaba "Doby, el elfo doméstico", un pobre elfo que después de mil aventuras terminó su servidumbre, trayendo a su libertad, el hambre y la adicción. Por último una joven que siempre lloraba en una habitación, que sin duda lloraba por un amor perdido, el cual se fue volando en un dragón domesticado; y un joven blanquecino con mirada de hastío, ese era "Sasuke, el último de los Uchiha". Todas esas vidas inventadas, ninguna real, simplemente el devaneo de una mente ociosa que se negaba a dar a sus improvisados vecinos un saludo, pero que deseaba darles en su mente una identidad propia.
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"Un puente hacia ti" SaTzu
FanfictieSana es una joven heredera que se siente vacía por dentro y que siente que su vida no tiene sentido, hasta que conoce a Tzuyu; una joven barriobajera con tendencias suicidas. ⠀ * Fan-Fic * Sana × Tzuyu (SaTzu) TWICE * Contenido explícito * Adaptació...