PRÓLOGO

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Su sonrisa se me contagiaba y me consiguió hacer sonreír. Moví mi mano hasta una de la suya y entrelacé nuestros dedos sintiendo su calor. Ella miró nuestras manos y luego alzó su mirada hasta mis ojos, yo le guiñé un ojo lanzándole un beso que ella tragó.

Luego de eso, ella me atrajo más a su cuerpo y me abrazó haciéndome sentir en casa, luego de haber sido maltratado en la mía y salir de allí enfadado y con una decepción muy grande hacia personas de mi familia.

—¿Mejor mi mecha corta? — la miro y sonrío aun mirando sus manos.

—Bueno, quizás sí... Pero puede cambiar.

—¿Por qué cambiaría?

—Porque sin que tú estés todo cambia.

—No me iré de tu lado.

—Lo sé, pero aún no vivimos juntos y tienes que volver a tu casa, esta noche.

Luego de decirme eso, nos levantamos y nos acercamos un poco más a ese precipicio que dejaba ver, el inicio de la arena de la playa.

—¿Bajamos o ya volvemos?— la miro y vuelvo a mirar al frente para pensármelo y le respondo sin hablar.

Le cojo una mano, y doy media vuelta para empezar a buscar el camino para bajar a la playa.

—¿Seguro? ¿No van a liártela más en tu casa no?— la miro y puedo ver que en serio está preocupada por si me pongo en riesgo y hago que dejemos de andar para ponerme delante de ella y cogerle sus manos entre las mías y mirarla a los ojos.

—Harán lo que quieran, así que, por un rato contigo, lo arriesgo todo.

La beso y terminamos de bajar el camino estrecho hacia la playa. Al andar hasta la orilla la contemplo como hace unas cuantas volteretas y me mira feliz. Me doy prisa en acercarme a ella y me contagia su sonrisa.

Nos descalzamos y con los zapatos en la mano, acabamos de adentrarnos en la orilla de la playa, mojándonos los pies.

Nos estamos un rato así, pero algo empanado noto como el agua me moja una mejilla y me giro a mirarla.

—¡¡Naiiiii!!

Ella se ríe y echa a correr en una dirección, decido seguirla un trozo, pero cuando veo que no valdrá, voy frenando en escala, hasta que se gira a ver si la sigo y me ve medio agachado respirando acelerado.

Regresa hacia mí trotando y cuando llega, se para delante de mí, coloca sus dos manos en mis mejillas y me planta un beso.

—Volvamos— asiento y empezamos a ir.

407 palabras.

Una Mochila de Besos ❣️Mireia Campdelacreu Ortega❣️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora