Tres años después aquellas palabras seguían repitiéndose en la cabeza de Nikki. La había rechazado más de una vez. Para Lex el amor que la chica sentía por él era un capricho de una adolescente inmadura, algo sin importancia.
Al principio Nikki iba a los viajes a Estados Unidos para visitarlo o se quedaba con la familia cuando Lex regresaba a casa para verlos en fechas especiales, pero era doloroso escuchar como él hablaba de lo feliz que estaba con su vida, de descubrir cosas nuevas y hasta de algunas relaciones que había tenido, cuando a ella la había dejado con el corazón roto.
Entonces después de un tiempo ella empezó a evitarlo, buscaba cualquier excusa para no tener que viajar con la familia o marcharse a algún viaje especial, de la Academia de baile fuera de la ciudad, cuando Lex regresaba a Londres. Ella necesitaba dejar su amor por él a un lado para valorarse a sí misma. Sabía que no iba a dejar de amarlo, porque ese amor no era un capricho como él se pensaba, pero ella necesitaba continuar con su vida de la misma manera que Lex lo hacía con la suya.
Hasta que el día de volver definitivamente a casa llegó para Lex Hoffman.
Iba en el auto de su padre contándole todo sobre el viaje y Sasha lo ponía al tanto de todo lo que había pasado en su ausencia.
-No estaré mucho tiempo papá, ahora que voy a trabajar en una de las empresas de la familia podré pagarme un departamento en el centro y con lo que gane también quiero montar mi propio estudio musical. -Expuso Lex y su padre sonrió orgulloso. Le encantaba escuchar como su niño se había convertido en todo un hombre.
-Sabes que tendrás el apoyo de la familia para lo que haga falta y si necesitas algún tipo de ayuda la tendrás. -Dijo Sasha y su hijo hizo un gesto negativo.
-Quiero buscar mi camino papá, luchar por mis sueños como me has enseñado a hacerlo. Tú lo hiciste con tus obras y yo también quiero hacerlo con la música.
-Lo sé, pero como padre no está demás echarte una mano si hace falta. -Contestó Sasha y señaló la entrada de la casa donde las fieras salían para recibir a al greñudo junior.
Lex recibió un caluroso abrazo de su madre, de su hermana mayor y de las pequeñas, pero echó en falta la presencia de alguien y cuando iba a preguntar por Nikki ella apareció en la puerta, estaba tan diferente que la quijada de Lex casi cayó al suelo.
Se quedó impactado con lo hermosa que estaba. Lex llevaba un año sin verla y se preguntó cómo había podido cambiar tanto. En qué momento se había convertido en una mujer tan bella. Sus rizos estaba muchos largos, sus labios carnosos, sus curvas más pronunciadas, pero la mirada...esa mirada inocente que lo cautivaba seguía presente en sus ojos.
-¡¡Lex!! -Lo llamó Estrella mirándolo con curiosidad.
-¿Qué... qué... qué ocurre? -Preguntó todavía aturdido y más cuando Nikki se acercó para saludarlo.
-Pues que te has quedado embobado. -Se burló Alya dando saltitos delante de su hermano para llamar su atención.
-Hola Lex, bienvenido a casa. -Dijo Nikki manteniendo la ecuanimidad, pero por dentro sentía sus mariposas dando saltos de alegría. Era increíble ver lo hermoso que estaba Lex, se veía mucho más maduro, más hombre.
Los dos se miraron a los ojos, entrando en un mundo donde solo ellos parecían estar, pero ese momento de intimidad se rompió cuando ambos recordaron la última conversación que habían tenido a solas, una que ambos querían olvidar.
En la entrada de la casa apareció un chico montado en una moto saludó a toda la familia y Lex lo reconoció cuando se quitó el casco, era el hermano mayor de Ruth, la mejor amiga de la Leona.
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Entre hermanos (COMPLETO)
Teen FictionNikki Hoffman podía tener a cualquiera, todos los chicos que pertenecían a la alta sociedad de Londres arrastraban la baba por ella, pero Nikki puso sus ojos en el único hombre que no podía tener, el hijo adoptado de sus padres, Lex Hoffman. Para L...