Después de aquella noche Lex no volvió a ser el mismo y Nikki mucho menos. Los dos tenían que encontrar la manera de arrancar de sus corazones el amor que se tenían, dejar atrás sus momentos de felicidad.
Lo más difícil no era olvidar, era seguir adelante sabiendo que siempre estarían presentes en la vida el uno del otro, pero no como ellos querían.
Nikki borró todas las fotos que tenía en su teléfono móvil de aquella escapada en París, pero no pudo deshacerse de su vestido de princesa, ese tan delicado y hermoso que Lex le había regalado. Tampoco pudo tirar una rosa que había guardado entre las páginas de un libro, una flor que ella había conservado del ramo de flores. Pequeños recuerdos de su fugaz cuento de hadas y también tenía algo más.
Nikki pasó la mano por su vientre pensando en su angelito que ya no estaba. Ese pequeño que no llegó a nacer, pero era lo más puro que habían tenido Lex y ella.
Cuanto a Lex… bueno, él se sentía como un niño perdido. Desde que Nikki salió del hospital él había estado presente, dándole su apoyo…como debería hacer un hermano.
Durante las noches Lex miraba los videos había grabado de ellos en París, ver la sonrisa de su Leona una y otra vez era lo único que aliviaba el dolor en su corazón. La mayoría de las veces lloraba viendo esos recuerdos hasta quedarse dormido.
Ambos intentaron volver a la vida normal, seguir con sus rutinas, trabajar en sus proyectos y prepararse para el futuro, un futuro de soledad.
Se acercaba el cumpleaños de Nikki y aunque sus padres le aseguraron que ella no tenía porque seguir con los planes de celebrar una gran fiesta, la chica insistió en hacerlo. Ella no podía encerrarse en su habitación y llorar por lo que pudo haber sido, continuar… esa fue la promesa que se hicieron, que continuarían con sus vidas.
Lex a su vez pasaba la mayor parte del tiempo en su estudio musical y cuando salía entraba en el bar que estaba al otro lado de la calle, donde buscaba en el fondo de una botella de brandy las fuerzas para mantenerse alejado de la mujer que amaba y más en aquel día, que ella cumplía su mayoría de edad.
—¿Día difícil? —Preguntó una voz a su lado y Lex levantó la cabeza para ver quién era.
—¿Ben?
—Hola Lex. —Lo saludó su mejor amigo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Lex muy sorprendido de volver a verlo y Ben hizo una señal a la camarera que puso una botella de brandy sobre la barra.
—Recuerdo la primera vez que probaste el alcohol, teníamos veinte años y lo hiciste para acompañarme. Mi hermana había muerto en aquel accidente y no había nada que me hiciera levantar cabeza. Yo solo quería beber y olvidar mi dolor. —Ben sonrió con tristeza. —Me dijiste que si no podía hacer nada para ayudarme a salir de aquel sufrimiento, por lo menos me ayudarías a terminar la botella.
—Pasamos el resto de la noche vomitando. —Recordó Lex con nostalgia.
—Pero estábamos juntos, estuviste a mi lado en los peores momentos y estaré aquí contigo para lo que haga falta. —Dijo Ben y Lex lo miró a los ojos, no tenía que darle muchas vueltas para saber que estaba siendo sincero.
—Pensé que me odiabas.
—Bueno, supongo que te quiero más de lo que te odio. —Sonrió y llenó las dos copas. —¿Estás así por ella no es así?
—¿Cómo lo sabes? –Preguntó Lex intrigado y Ben se encogió de hombros.
—Conozco bien tus miedos, por eso te dije todo aquello en la salida de la comisaría. — Respondió Ben tomándose un trago. —Te confieso que una parte de mí quería tener razón, pero cuando Sheila me contó que te había encontrado y que no te veías bien, pues desee haberme equivocado.
—Tú sabes bien lo mucho que me aterraba perder a mi familia. No he podido superar ese miedo.
—No seas estúpido Lex. —Soltó Ben resoplando. —Cuando te dije que tu relación con Nikki no tenía futuro lo hice porque sabía que te arriesgarías, no por creer que tus padres te dejarán de querer.
—Ella es su hija y yo…
—¡Tú también! —Exclamó golpeando la copa en la barra. —Tus padres te aman con locura, siempre han estado a tu lado en todo. Estoy seguro de que Sol y Sasha también estarán contigo cuando sepan lo que hay entre Nikki y tú.
—No lo sé Ben, ¿y si no es así, que pasará si ellos deciden no aceptar lo que sentimos? — Inquirió Lex angustiado.
—Puedo ver en tus ojos que Nikki es tu felicidad y si tus padres no aceptan que ella es el amor de tu vida, que es tu verdadera felicidad… entonces no te aman de verdad y para tener padres así es mejor no tenerlos. —Habló Ben con dureza. –De lo que sí estoy seguro es que Nikki también debe estar loca por ti. Lo que peor que te podría suceder es que estuvieras enamorado de una mujer que no te corresponde, pero ese no es tu caso. —Ben suspiró y puso la mano en su hombro. —Tienes miedo a la soledad, pero estoy seguro de que pase lo que pase ella no te dejará solo. Nikki estará contigo si de verdad te ama.
Lex lo miró fijamente y Ben sacó la tarjeta black de su bolsillo, una verdadera maravilla que no tenía límites para los gastos.
—¿Elige, la cuenta del bar o la de Tom Ford? —Preguntó Ben con picardía y Lex arrugó el ceño con incomprensión. —En unas horas empieza la fiesta de cumpleaños de la Leona, vas a necesitar un buen traje Hoffman. —Lex sonrió y le dio un abrazo, después sacó unos billetes y lo dejó sobre la barra.
—Yo me veo lindo hasta en una bolsa de plástico, él que ha elegido Tom Ford para vestirnos has sido tú, entonces te toca pagar.
Los dos amigos salieron del bar para subirse en el auto deportivo de Ben, que pensó en algo que le dejó intrigado.
—Por cierto, ¿Qué sabes de Sheila? La vi un par de veces como te ha contado, pero ya no me persigue como antes. Algo que agradezco, pero me deja intrigado. —Se interesó Lex y Ben puso el auto en marcha.
—Pues creo que no volverá a molestarte tan pronto. Mi hermano Asher es oficialmente el nuevo CEO de nuestra multinacional y nuestra querida Sheila ahora no lo deja en paz. Ahora puedes respirar tranquilo. —Afirmó Ben y Lex se sorprendió con aquella noticia. —¿Nos vamos ya?
—Sí, pero antes me gustaría pasar por un lugar especial. –Pidió Lex pensando en Nikki, esta vez estaba decidido a hacer las cosas bien.
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Entre hermanos (COMPLETO)
Teen FictionNikki Hoffman podía tener a cualquiera, todos los chicos que pertenecían a la alta sociedad de Londres arrastraban la baba por ella, pero Nikki puso sus ojos en el único hombre que no podía tener, el hijo adoptado de sus padres, Lex Hoffman. Para L...