Capítulo 6: Te confieso que tengo miedo.

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En la casa de invitados Sheila empezó a abrir de uno en uno los botones de la camisa de Lex y mientras que ella besaba su pecho él echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, luchando contra los pensamientos que rodaban su cabeza.

Lex podía sentir su polla palpitando, la punta mojada y sabía que nada de eso lo había provocado la mujer que se desnudaba para él. Esa erección que amenaza con romper su pantalón la había levantado Nikki, y Lex hasta pensó que sería mejor ir al cuarto de baño para aliviarse solo de la tensión que se acumulaba en su cuerpo por el deseo de tener a la Leona.

Cuando Sheila buscó su boca, Lex la apartó. Estaba listo para despedirse de la chica, pero antes de poder hacerlo Sheila se llevó las manos al vientre.

La chica se puso roja al sentir un fuerte dolor de tripa y pensó en correr al baño de la pequeña casa.

—¿Te encuentras bien Sheila? —Se preocupó Lex al ver que ella se estaba poniendo pálida y que empezaba a sudar.

Sheila no supo que contestar y avergonzada, pues sabía que aquel dolor de tripa venía fuerte, decidió no utilizar el cuarto de baño delante de Lex y salió corriendo de la casa.

Lex pensó en seguirla para saber que estaba pasando, pero escuchó una risita traviesa cerca de la puerta.

Nikki estaba pegada a la entrada esperando a que el laxante hiciera su efecto. Ella no contaba con que Sheila saliera corriendo de la casa, pero agradeció a la chica por darle algo de intimidad con Lex.

—¿Tú has tenido algo que ver con lo que acaba de pasar? —La interrogó molesto y Nikki se llevó la mano a la boca ocultado su sonrisa maligna.

—Creo que algo le ha sentado mal la víbora en celo. —Se hizo la inocente y cuando Lex pensó en salir de la casa Nikki puso la mano en su pecho empujándolo al interior. —No vas a ir ninguna parte Alexander Hoffman, tú y yo tenemos que hablar.

—No tengo nada que hablar contigo Nikki y muchos menos a solas. —Rebatió Lex incómodo con tenerla tan cerca otra vez.

—Pues la verdad es que no quiero hablar tampoco. —Se corrigió Nikki. —Quiero que me beses otra vez. ¡Bésame!

—¿Te has vuelto loca? — Preguntó exasperado. —Después de lo que hablamos en casa quieres insistir con esta locura.

—Porque te quiero a ti, Lex y solo a ti. —Contestó Nikki y Lex negó con la cabeza apartándose de ella.

—¡No volverá a pasar nada entre nosotros Nikki!

—¡Quiero que me beses Lex, ahora! —Exigió.

—¡Te he dicho que no, no voy a cometer la locura de volver a poner un dedo sobre ti otra vez!

Nikki resopló con fastidio y se llevó las manos a los tirantes de su vestido mientras que Lex la miraba aturdido.

—¿Qué estás haciendo Nikki?

La chica dejó la prenda caer al suelo y Lex se quedó embelesado con la perfecta visión de su cuerpo desnudo. La chica no llevaba nada puesto, ni bragas. Sus senos eran redondos y perfectos, el piercing en su ombligo lo tenía hipnotizado, sus curvas eran una provocativa invitación a pecar y su sexo se veía tan pequeño que la polla de Lex casi saltó de su pantalón para meterse de una vez dentro de la mujer que tenía delante.

—Pues si no me vas a besar, entonces hazme el amor. —Ordenó Nikki desafiándolo con la mirada. –¡Ahora lo diré una última vez Lex, si no me follas ahora mismo le daré a otro la oportunidad de hacerlo en tu lugar!

Entre hermanos (COMPLETO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora