Aquella noche Nikki bajó las escaleras de un exclusivo club en el Soho. Ella había elegido los años veinte como temática para su fiesta.
Todo se veía como en aquella época. La decoración era fabulosa, habían bailarinas en pequeños escenarios, una enormes torre de copas llenas con el champagne más caro que existía, sus invitados iban vestidos a rigor y ella parecía una verdadera reina de la noche.
Nikki llevaba un precioso vestido rojo hecho especialmente para la ocasión, collar de perlas, un delicado adorno en la cabeza con rubíes y sus carnosos labios pintados de rojo. La Leona no era el mayor destaque de la noche solo por ser la cumpleañera, sino que también lo era por su belleza.
Todo era perfecto o por lo menos lo era para los demás, pero para ella faltaba algo.
Nikki saludó a todos sus invitados, bailó con sus amigos y pasó la primera hora de la fiesta con una enorme sonrisa en su rostro que jamás llegó a sus ojos.
El único momento en que realmente se sintió feliz fue cuando sus padres pusieron un vídeo especial. Con las mejores imágenes de su niñez, de los momentos más bonitos que había vivido con sus amigos y con él.
En algunos vídeos ella vio a dos niños jugando juntos, a Lex cuidando de ella cuando se cayó de un columpio, él tocando la guitarra cuando era un adolescente y ella bailando a su alrededor.
Todo era tan hermoso y al mismo tiempo tan doloroso que ella sintió que no podía soportarlo. Lo amaba y jamás tendría la oportunidad de estar con él. Aquellas imágenes estaban hechas para hacerla feliz, pero sólo sirvieron para abrir la herida en su pecho.
—¿A dónde vas Nikki? –Preguntó Estrella agarrando el brazo de su hermana con suavidad cuando la vio atravesar el salón para dirigirse a saber dónde.
—Me he emocionado y terminé llorando, así que voy al baño para retocarme el maquillaje. — Se excusó limpiándose las lágrimas.
Ella sólo quería buscar un lugar para estar a solas con su dolor, con el vacío que sentía por la falta que le hacía Lex.
—Pero ya va a empezar el baile en pareja y Chris Lauder, el artista de Lex va a cantar. — Recordó Estrella y ella asintió.
—Lo sé, te prometo que no tardaré mucho. —Aseguró, pero ella no tenía ganas de seguir en la fiesta.
Nikki caminó con pasos apresurados para subir las escaleras que daban a la segunda planta, pero cuando pisó el primer escalón, la música empezó a tocar y alguien tomó su mano.
La Leona no tenía que girarse para ver quién era aquella persona para saberlo. La corriente que atravesó su cuerpo hasta llegar a su corazón fue un aviso de que sólo podía ser él.
—Lex.—Habló y él la giró para verla de frente. El corazón de Nikki dio un brinco cuando lo vio sonreír.
Lex parecía un verdadero príncipe, destacaba por como iba vestido. Era el único que no llevaba un traje típico de los locos años veinte, pero estaba hermoso con su traje de Tom Ford.
—Hola nena.—Contestó embelesado con la bella que estaba su mujer… porque eso era la Leona, la mujer de Lex Hoffman y él ya no pensaba seguir escondiendo eso de nadie.
—Pensé que no vendrías, que no ibas a presentarte en mi fiesta. —Dijo todavía sin poder creerse que lo tenía delante.
—He venido porque quiero invitarte a bailar conmigo esta noche, pero no como el niño que creció a tu lado… sino que como el hombre que está completamente enamorado de ti. — Declaró y Nikki buscó a sus padres con la mirada.
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Entre hermanos (COMPLETO)
Novela JuvenilNikki Hoffman podía tener a cualquiera, todos los chicos que pertenecían a la alta sociedad de Londres arrastraban la baba por ella, pero Nikki puso sus ojos en el único hombre que no podía tener, el hijo adoptado de sus padres, Lex Hoffman. Para L...