Siete días. Siete noches [ Tartaglia x Scaramouche ]

1. No más.

" Like a good drug
Never Enough "

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[ Antes de comenzar esta historia como tal, quiero decir que esta ambientada en la actualidad, más en cambio usando los nombres ciudades y naciones del juego, por si en algún momento llegase a complicar la lectura. ]

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Llevaban ya al menos 2 meses de conocerse, más en cambio Tartaglia no lograba hacer que aquel chico lindo se integrará con él y su pequeño grupo de amigos, además de que empezaba a rechazar todo lo que le daba, desde los chocolates y gomitas, hasta los distintos regalos costosos que le compraba. Scaramouche no se sentía bien recibiendo ese tipo de cosas, además que el hecho de saber que le gustaba al más alto le resultaba algo incómodo, era la primera vez que le gustaba a un hombre, bueno, no exactamente, anteriormente ya había tenido un corto romance con otro tipo de su estatura aproximadamente.

Aquella tarde estaba saliendo del la oficina de Psicología, lidiando con un par de viejos traumas que le habían atormentado últimamente, pasando por los que era el campo deportivo, sabía que aquella tarde Tartaglia tendría un partido de fútbol, pues el mismo capitán del equipo le había pedido que estuviera con ellos al menos ese día, así que intentó pasar lo más desapercibido posible.

Más en cambio no la tenia tan fácil, pues Heizou, uno de los amigos de Tartaglia lo había visto antes.

— ¡Hey! ¿Vienes a ver el partido? — se acercó con una lata de Arizona en las manos, le pareció un poco extraño verlo ahí, ya que ninguna de sus clases estaba en esa área — Espera... ¿Vienes de-?

— Eso no te incumbe — lo interrumpió, el que problemas tenía no era de su incumbencia, y no quería mucho menos que le contará a aquel chico con energías de perro — Ya me voy, hasta luego.

— Oye tranquilo, si crees que soy como el tonto de Tartaglia te equívocas, no soy un tipo energético como lo es él — suspiró — En todo caso deberías dejar de ser tan tosco con todos, nadie te odia, ¿Sabes?

No respondió, solo se dio media vuelta regresando a su camino inicial, dispuesto a llegar a los dormitorios de la Universidad, teniendo de fondo aquel estruendoso ruidero de parte de los de fútbol, caminó con los audífonos puestos, teniendo a Green Day  en ellos. No tardó mucho hasta llegar al área de dormitorios, donde algunos compartían cuartos o tenían cuartos individuales, y él había pedido un cuarto individual.

Subió las escaleras hasta llegar al tercer piso, al fondo del pasillo se encontraba su habitación, igual de ordenada que cuando se había retirado por la mañana, con una diferencia: Había una pequeña caja envuelta en el escritorio. Supo fácilmente quien pudo haber sido, solo había una persona que había estado haciendo eso. Dejó sus cosas a un lado de la cama y se dedicó a descubrir lo que sería el regalo de aquel día.