Bajo la luz de luna las rosas blancas del jardín resaltaban más que nunca. Sus abundantes pétalos eran iluminados dándoles un aspecto perlado. Me aterraba que no fuera un buen escondite. Pero sosteniendo su mano, entrelazando sus dedos fuertemente con los míos me sentía aliviada de no estar sola. Agachada allí me dediqué por un momento a tomar aire, cosa que no pude antes. Correr me había agotado.
Podía sentir el temblar de mi corazón. Nuestra ropa estaba sucia por haber saltado la reja y meternos entre los arbustos floreados. Él con su pulgar limpió una gota de sangre que sin notarlo había brotado en mi mejilla.
No podía evitar tratar de divisar el exterior de los arbustos en busca de las amenazas que sabía que llegarían. Pero ese gesto me hizo voltear a verlo por un momento. Lo podía ver en su rostro. Él también tenía miedo, estaba igual o incluso más aterrado que yo, y aun así seguía sintiendo como apretaba mi mano contra la suya. Él nunca me dejó atrás, quizá ni siquiera pensó en la posibilidad de hacerlo. Sin su ayuda no hubiera podido siquiera escapar de ese horrible embrollo.
Mi corazón latía en mi garganta, mis oídos se afinaron como nunca antes para avisar el peligro. y mis brazos no pudieron evitar lanzarse a por él, quien me recibió con un apretado abrazo. Tomando mi espalda y yo aferrada en su cuello. Sabía que por nuestro bien lo más sensato sería mantener sepulcral silencio. Yo no pude, estando en sus brazos sollocé.
A lo que él empezó a arrullarme al mismo tiempo que sobaba mi columna con su mano temblorosa.
−Vamos a estar bien. Yo estoy aquí. –seguía arrullando.
Me había sentido tan desesperada al encontrar me sola. Solo él tenía el poder de acabar con el vacío en mí y hacerme sentir bien incluso en las peores condiciones.
−Creí que... –mi voz salió en un aire quebradizo− no te volvería a ver nunca.
−Olvida eso. Estamos juntos otra vez. Y créeme cuando te digo...
Soltó mi cuerpo para tomar entre sus manos mi rostro húmedo en lágrimas.
−Nunca me volveré a separar de ti.
Su voz fue suave, muy baja pero firme. Solo pude asentir con la cabeza. Tampoco "tampoco pienso separarme de ti" pensé. Fue entonces, que bajo la luz de la luna. Encogidos dentro de un matorral de rosas blancas, con nuestra ropa sudada y llena de tierra de las raíces de las plantes e incontenibles ganas de estar de vuelta en casa escuchamos pasos entrando al lugar.
Veía la oscura figura de ese a quién tanto temí momentos antes. Luego un inexplicable frío recorrió mi cuerpo y por alguna razón un único pensamiento se aisló en mi mente de manera inmediata.
Mi tiempo había llegado a su fin.
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Apartado para desahogarse, hacer preguntas, teorías y opinar lo que sea :)
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Cómo Encontrar Un Alma: Rosa Azul ©
FantastikLucy nunca creyó en lo sobrenatural. Y a Lucy nunca le gustó ser impuntual. Pero sabía que en esta ocasión si no aceptaba el trato ofrecido por el fantasmagórico desconocido o si se demoraba más de lo que su acuerdo había establecido, ella nunca más...