— Una semana, Seo. Tenemos una semana para terminar esto —se lamentó Félix, con platillo a medio comer, quejándose por el trabajo que aún no terminaban.
— No entiendo nada sobre música, pero solo sé que ambos son buenos en eso —intentó alentarlos Minho, consiguiendo una sonrisa esperanzadora por parte de ambos.
— Podemos avanzar si organizamos bien los acordes podríamos...
Seungmin había dicho que era buena idea comenzar a socializar más, Minho le estaba haciendo caso y ya no ponía tantas trabas a las invitaciones de sus otros amigos, incluso habían pasado algunas horas de descanso los cinco juntos. Sin embargo, cuando solo estaban los tres los lugares finos y de alto renombre no faltaban. Como ese restaurante al que nunca en su vida había ido. Con Changbin y Félix todo era así y no los culpaba. Seungmin respetaba su petición de sitios más ordinarios, pero no podía exigirle lo mismo a sus nuevos acompañantes.
Admiró el lugar mientras los otros hablaban sobre su trabajo. Todo era pulcro, perfectamente ordenado, había música elegante y suave de fondo, tenía muchos cuadros de pintores famosos, los cuales llamaron su atención un buen rato. Había también unos pasillos que llevaban a diferentes lugares. Además la gente que había ahí era muy peculiar, los meseros daban atenciones especiales incluso a los más jóvenes. Sin contar que al parecer conocían muy bien a Changbin y les habían dado buenos lugares. Observó al pelirrojo concentrado con su cuaderno pautado mientras escuchaba las ideas de Félix.
Se disponía a prestar atención a la conversación, interesado en la canción que estaban componiendo, pero su mirada viajó más allá, dónde un mozo escoltaba a un importante hombre, con dos jóvenes detrás de él.— Chan —murmuró para sí, observando al chico delincuente de su clase.
No le sorprendía verlo en un lugar como ese, Chan al igual que todos en la universidad era muy adinerado. Podría decir que el más rico de todos. Tampoco le sorprendió ver a su padre, el hombre era conocido en Seúl, pero lo que sí lo sorprendió fue ver al otro chico que iba con ellos. Primero que nada ¿había visto antes, aunque sea algúna vez, a Chan con otras personas que no fueran sus amigos caóticos? No, para nada. Y mucho menos con su familia. Especular que ese chico era su hermano estaba de más. Sonrió totalmente al dar por terminado su análisis, decidiendo que Chan tenía un hermano con unos peculiares cabellos rosa y ojos más rasgados de lo normal.
La siguiente ocasión que lo vio fue en el salón de clase. No sabía porqué razón Chan le resultaba tan interesante, incluso al estar plenamente consciente de su carácter busca pleitos. Aquella tarde no dudó en regalarle una sonrisa que obviamente no fue correspondida, pero Minho de todos modos se sintió tranquilo, Chan era indiferente no solo con él y en parte eso le había sentir que no estaba quedando como un tonto. No tenía nadie a quien rendirle cuentas, pero el concepto que tenía de sí mismo era importante. No podía fallarse, nunca antes se había fallado y no planeaba hacerlo.
Al salir del salón de clase Chan siguió su camino sin mirarlo, sin enterarse de su existencia. Minho continuó su rumbo sin molestarse por eso, ignorante e incluso indiferente a lo que Chan hacía luego de sus clases. No sabía el horario del de cabellos chocolate y no era tan importante como para investigarlo. Y, de paso, desearía que algunos pensaran como él y no tuvieran que averiguar el horario de otras personas:
— Hola, Changbin —saludó con tranquilidad, y cierto aburrimiento, al pelirrojo, este le dedicó una sonrisa breve antes de desviar la mirada— ¿Donde está Félix?
— Hoy es miércoles, va a la otra universidad.
— Ah, sí.
Minho acomodó su cabello en una coleta alta. Antes pensaba que era coincidencia encontrarse a Changbin por todos lados, pero el semestre anterior Seungmin le había contado que Changbin le confesó que conocía su horario por lo cuál supo que encontrarlo hasta en la sopa no era mera casualidad. En el semestre en curso era obvio que Changbin también conocía el orden de sus clases.
Si debería pensar en Seo Changbin podía decir que le agradaba, era lindo y muy callado, pero eso mismo era el problema. Minho no estaba para cuentos, no quería ser él quién siempre estuviera buscando la conversación y no estaba dispuesto a hacerlo. Por esa razón decidió acomodar la mochila sobre sus hombros y disponerse a buscar a Seungmin por su cuenta.
— Nos vemos después, Changbin —se despidió cordialmente, comenzando a dirigir sus pasos en otra dirección, pero para su sorpresa el pelirrojo hizo lo mismo.
Que desesperación.
— Yo también voy en esa dirección —le dijo con mucha timidez. Minho asintió, intentando no ser grosero, pero él en verdad ponía a prueba su paciencia—. Seungmin me contó... —murmuró, presionando las manos a fin de pasar el nerviosismo, Minho le miró de soslayo—Seungmin dice que te gustan las mariposas —comentó rápidamente, obteniendo la atención total del chico. Respiró un poco, tratando de pasarse la timidez.
— Me gustan —le ayudó, recalcando la respuesta.
— Mi padre tiene un campo de mariposas, tal vez alguna vez quieras venir a verlo.
De acuerdo, eso era tentador, Minho lo admitía. Pero exactamente ¿eso era una invitación para salir alguna vez?
No se consideraba listo para eso. No quería hacerlo, pero su interior gritaba por aceptar y darle una oportunidad a Changbin de ser, aunque sea, su amigo.— Sería bueno verlo alguna vez.
— ¿De verdad? —Lo preguntó tan emocionado que no vio por dónde iba, terminando por chocar con un joven de cabellos ondulados— Lo siento, Chan —se disculpó Changbin, intimidado. Los tres amigos del susodicho lo observaron con desprecio.
— Fijate por donde caminas, tarado —sugirió Lachlan, provocando que los demás rieran, pero Chan simplemente le dedicó una mirada indiferente—. Debería darte una paliza.
— No vale la pena —declaró Chan, retomando su rumbo. Inmediatamente los otros tres lo siguieron, sin dejar de burlarse de Changbin.
Minho los siguió con la mirada. Otra vez se trataba de Bang Chan, de que el tipo era todo un enigma, ni siquiera fue capaz de ver que iba básicamente de regreso. Quizás era su idea o desde esa vez en la máquina expendedora, se encontraba a Chan más a menudo.
— Entonces ¿de verdad quisieras venir a ver el invernadero de mi papá? —Retomó la conversación el pelirrojo. Minho volvió la vista hasta él, sonrió, asintiendo.
Contrario a lo que Seungmin decía Changbin en serio le parecía tierno. Era como un conejo asustado, astuto y adorable al mismo tiempo.
《Luceros, así los considero 》Jisung sonrió ante la respuesta de Minho, entregándole una taza de chocolate tibio. Se sentó junto a él en la cornisa interior de su ventana. Levantó la vista al manto nocturno, pasando el brazo por los hombros del chico《O tal vez son simplemente estrellas, Jisung》
《 Estrellas es demasiado simple para llamar a una obra tan majestuosa 》reparó. Minho observó el perfil del chico a su lado, una sonrisa le hizo colorear las mejillas de carmesí《Las cosas no pueden ser tan simples siempre, Min, todo, absolutamente todo, tiene un lado profundo y misterioso》
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Oleos al viento (Minchan/Bangho/Bangknow)
Fanfiction《Junta dos elementos opuestos en un solo término y habrás creado un tercer concepto... lleno de total logica》 《 No tiene sentido》murmuró Minho observando al alto como si fuera la cosa más absurda que había escuchado. 《 Las cosas eternas pocas veces...