Capítulo 3

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Minho se levantó de su asiento, guardando su material de trabajo con sumo cuidado para no dañarlo. Iniciando su segunda semana desde que Hyunjin se unía a sus planes con Seungmin, tuvo que relajarse para no caer en el estrés. Aunque debía admitir que Hyunjin no era tan insoportable como otros chicos que antes habían tenido que apoyar. Fuera del hecho de que hablaba con un acento y vocabulario extraño, y a veces era un problema entenderlo, no tenía queja.

— Lee Minho, por favor, venga aquí —le llamó el profesor a cargo, interrumpiendo su camino en dirección que la puerta. Era la última clase y por tanto la más larga, aunque de alguna extraña manera, su favorita. Detuvo sus pasos para dirigirlos hasta el escritorio dónde su profesor de edad avanzada, quizás el más viejo de los docentes, pero también el más sabio, le extendió una carpeta gruesa de archivos—. Uno de tus compañeros lo ha dejado olvidado. Parece que llevaba prisa, soy viejo como para alcanzarle. ¿Podrías encargarte de eso?

— Por supuesto, profesor Young —sonrió con amabilidad—. Me haré cargo.

— Muchas gracias, joven Lee.

Él le regaló una última sonrisa cómplice y se retiró comenzando a apresurar el paso. El profesor había dicho que su compañero llevaba prisa y si quería encontrarlo debía tenerla él también. Aunque a ciencia cierta, ni siquiera tenía idea a quién buscaba. Por esa razón se permitió echar una ojeada a los archivos tratando de tener suerte con algún nombre o referencia, aunque parecía que el chico nunca colocaba sus datos en nada, a pesar de que eran muy buenos trabajos y trazos. Había comenzado a resignarse a volver y preguntar al profesor a quien debía buscar, sin embargo, la suerte le sonrió encontrando una única tarea con datos.

— Bang Chan —se detuvo abruptamente a medio campus, sus brazos temblaron queriendo arrojar todo y olvidarlo, mas no pudo hacerlo, debido a que le había dado su palabra al profesor más importante del Instituto.

Abrumado retomó su camino, esa vez mirando directamente a todos lados en busca del joven. Sabía quién era puesto que habían estudiado juntos desde bachillerato, sin embargo nunca cruzaron más de una palabra. De hecho, la conversación más larga que habían tenido había sido una semana atrás cuándo consiguió extraer su rollo de cajeta de la máquina de bocadillos.

Bang Chan no era precisamente el modelo de chico que le agradaba, pero tampoco le desagradaba. Simplemente le era indiferente. Chan casi nunca socializaba y gustaba de tomar el asiento junto a la ventana para divagar, parecía no estar prestando atención a las clases e incluso Minho se había cuestionado algunas veces el porqué seguiría en la Universidad. Consideraba que era el típico joven rebelde, buscando problemas y siguiendo a sus amigos en sus actos de vandalismo, pero el dinero de sus padres los mantenían en aquel prestigioso colegio. Eso era lo que pensaba de él. No obstante, sus trabajos escolares, que apenas hace minutos pudo ver por primera vez, le permitieron darse un preámbulo de lo bueno que era en eso del arte. Casi tan buen dibujante como él. Reconocía su propio talento, y en ese momento reconocía también el de Chan. Sonrió ligeramente. Nunca se había dado cuenta de que le había prestado tanta atención. Sobre todo tratándose de alguien con tan mala reputación.

Sus pasos se encontraron con la entrada de la Universidad, haciéndole dudar sobre su capacidad de investigación para encontrar personas, quiso desesperarse y sentir culpa por no poder cumplir con el profesor, sin embargo obtuvo otro giro a su favor; esa camioneta negra que solía ver a menudo, las banderas nacionales en los costados y los uniformados que abrían la puerta, todo para mantener cómodo y darle un buen cuidado a él, al chico que ignoraba a todos, al problema del colegio, al gran dibujante.

— ¡Bang Chan!

Ante la mención de su nombre los hombres de traje encargados de su seguridad voltearon en su dirección, alertas de lo que sucedía. No supieron si deberían actuar a la defensiva al ver al joven correr a ellos, pero cerraron la puerta del vehículo en cuanto Chan, sin enterarse de nada, entró.

Oleos al viento (Minchan/Bangho/Bangknow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora