Capítulo 1

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Un instante puede ser eterno, tal como la eternidad, de repente, puede ser efímera.

Minho suspiró, delineando en la ventana del metro figuras sin sentido, trazando líneas y símbolos al azar hasta que el cristal volvía a empañarse por el frío matinal borrando sus garabatos. Consideraba que su vida era precisamente así: un borrón y cuenta nueva constante.

El movimiento del transporte reduciendo la velocidad le hizo prestar atención a los señalamientos, percatándose de lo cerca que estaba de su estación. Preparó su mochila colocándose una de las tiras en el hombro, impulsandose con ayuda de la barra de apoyo se puso de pie y junto con otras personas se arremolinaron en las puertas, hasta que estas se abrieron, consiguió finalmente encontrarse fuera.

Caminó a paso tranquilo por la estación, subiendo las escaleras hasta la superficie. Tan solo unos metros al sur, un puente peatonal y el cruce de algunas avenidas su universidad se alzaba, imponente y majestuosa como solía ser. En las altas puertas principales notó una camioneta estacionada, vidrios polarizados, bandera de la nación en cada lateral, guardias de seguridad y cierto chico de cabellos color chocolate descendiendo por ella. Minho negó consigo mismo antes de pasar cerca de él para dirigirse campus dentro.

Avanzó con la mente liada en asuntos universitarios. Estando iniciando su segundo año lo único que quería era tener todo en orden, listo incluso antes del tiempo. Tenía que pensar más rápido que los profesores, ir dos pasos al frente de ellos, si es que quería sobrevivir la etapa escolar.

— ¡Hola, Ho! —La voz amiguera y muy inquieta de su mejor amigo le hizo detener sus pasos a tan solo unos metros del edificio, giró en la dirección de donde provenía y lo recibió con una sonrisa— ¿Qué es esa prisa que llevas? —Lo interceptó con diversión, dedicando una suave palmada en su espalda.

— Un poco de economía en primera hora —encogió los hombros, muy tranquilo para el gusto ajeno— ¿Vas con el profesor Michael?

— Efectivamente, ya sabes como se pone si llegamos tarde. Nos vemos al rato.

— Claro, ve con cuidado, Seung.

— Lo mismo digo ¡Ah! Ya recuerdo para que te hablé —él chasqueó los dedos, comenzando a andar de espaldas—. Hay algunos alumnos que vienen del extranjero, me asignaron a uno para el recorrido de la universidad, vendrá con nosotros después de clase. ¿Está bien para ti?

— Me parece buena idea —le mostró una seña de paz, mientras seguía su camino rumbo al edificio, alejándose de su amigo.

Estudiantes extranjeros para la facultad de Seungmin sonaba interesante. Diseño y moda era buena carrera, ya anteponía que podría tratarse de alumnos de países que se especializaban en ello, quizá no, no podía especular.

Para el final de su jornada escolar el hambre y el sueño podían más que sus ganas de seguir viviendo, aunque realmente no tuviese demasiadas opciones de supervivencia. La universidad no solo le quitaba tiempo sino también dinero. De manera que, con lo poco que quedaba en sus bolsillos, se dirigió hasta una de las máquinas de bocadillos, eligió un rollo de cajeta para presionar las teclas indicadas obteniendo su poco saludable almuerzo. Mordisqueando la envoltura, anticipando su aperitivo, se dirigió a una banca cercana para esperar a Seungmin y compañía. Dada la experiencia sabía que el rubio llegaría algo tarde por el asunto del alumnado del extranjero. Esperaba conocerlo pronto y apoyar en lo que pudiera a su amigo de toda la vida.

Canturreó una canción infantil,  sentándose sin cuidado en una banca. Sus manos ansiosas retiraban la envoltura de su aperitivo para finalmente dar un bocado al pan. Un suspiro aliviado escapó de sus labios al poder saciar el antojo.

Oleos al viento (Minchan/Bangho/Bangknow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora