I : 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑎 𝐼𝑚𝑝𝑟𝑒𝑠𝑖𝑜́𝑛

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Era el primer año de Draco en Hogwarts. Sus padres ya le habían avisado de que, en su estadía, debía juntarse con aquellos potenciales a futuro. No lo tenía claro, pues nunca estuvo a favor de las desigualdades, pero tampoco podía desobedecer.

Se encontraba en la librería, leyendo sus apuntes de la clase de pociones, impartida por su imponente padrino, Severus Snape. El profesor le dejó en claro que esperaba la perfección, ya que pudo notar cierto talento en su ahijado, por lo que tenía que dar el 200% y llegar a lo que se espera de él.
Arrugó uno de los pergaminos más tachados, no encontraba la respuesta y se estaba empezando a desquiciar, no le gustaba nada la teoría de esa asignatura. movió la nariz y se levantó a por un libro que hable de lo que necesita.

Se acercó a un estante con la esperanza de ver un tomo de libro que le orientarse, pero a cambio se cruzó con una castaña cargada con más libros de lo que sus brazos podía soportar y en un mal movimiento, la montaña de papel se estaba desmoronando.

Por instinto, Draco puso un brazo protector en la cabeza de la chica y le atrajo a él, si se hubiera quedado como estaba, a lo mejor estaria cubierta de libros y con magulladuras por lo que había actuado bien. Pero, al ver el rostro de la muchacha, no pudo evitar sentirse molesto.

Draco - Deberías tener más cuidado, la próxima vez me reiré en vez de ayudar.

Herm - No te he pedido ayuda.

Draco - Entonces diviértete con el desastre que has montado, no quiero perder mi tiempo con aquel que no sabe apreciar.

Herm - Gracias.

La castaña no podía sentirse agradecida, pero era verdad que Draco le había ayudado y no era tan idiota como para perder los estribos.

Draco - De nada, ahora te recomiendo que recojas esto, sinó alguien tropezará.

El rubio platinado la miró por última vez y retomó su camino, recordando a duras penas que estaba buscando. En su cabeza pensaba 'Por que pierdo tiempo con ella?' Sabía de sobras que hoy no iba a poder retomar el tema, por lo que fue con uno de su año, Zabini.

~•~

Hermione estaba cansada, Ron no hacía más que aprovecharse de su amistad para rascar deberes y Harry, bueno, Harry era Harry. No lo culpaba, sabía que su amigo no estaba acostumbrado a la atención y ahora era el niño más famoso de Gran Bretaña.

Pero... Se sentía la única que le importaba aprender, y era muy frustrante. No pedía que fueran a la biblioteca, ni que pillen apuntes en clase, solo que entiendan lo importante que són los estudios.

Por si fuera poco, habían visto al perro de tres cabezas, ahora los dos chicos no pensaban en nada más y no le hacían caso, solo quedaba ayudarlos para que no mueran de forma tonta. Empezó a estudiar todo lo que pudiera, necesitaba conocimientos si quería ser de utilidad, no contaba con la valentía de Ron o los instintos de Harry.

Herm - ' no me quedaré atrás '

Con fuerte determinación siguió leyendo una de sus lecturas ligeras, que más que hablar del peso, se refería a que lo leía por placer. Pero claro, al llamarlo así delante de Ron, no se libró de uno de sus comentarios sarcásticos.

Ron, podía decir muchas cosas del Weasley, unas buenas, otras no tanto, pero al menos le aceptó en su grupo de amigos. Ella no estaba acostumbrada al mundo mágico, por lo que no podía evitar sentir curiosidad por todo, pero al parecer eso la tachaba de sabelotodo. Si solo pudieran entender... Pero, es más fácil burlarse y hacer que el otro se sienta culpable.

No sabía en que momento había empezado a divagar, pero fue un toque del ojiverde para hacerla volver en sí.

Harry - Hermione, estás bien?

Herm - Sí Harry, solo me he quedado pensando.

Harry - Bueno, si no es nada, yo voy a ir a dar una vuelta, ¿te apuntas?

Herm - Mejor ve tú solo, aún me queda acabar lo de pociones.

Harry - No te satures, el profesor Snape se ha pasado un poco, yo lo haré mañana.

Herm - Se entrega dentro de tres días, y por lo difícil que és, prefiero tenerlo listo cuanto antes.

Harry - Como quieras, nos vemos en el comedor.

Y entonces se volvió a quedar sola, pero tenía un pequeño sentimiento cálido. A ver, sus amigos eran un poco especiales, pero se preocupaban a su manera por ella.

Empezó a escribir en un pergamino lo que parecía una entrada de trabajo prometedora, aunque sabía que la terminaría reformando con las revisiones, nunca había nada que no se pudiera mejorar. Y entre libro y libro, la hora de la cena se hizo presente, por lo que acomodó todo en su habitación y se encaminó al gran comedor. Había descubierto un libro que captaba toda su atención, por lo que tenía como objetivo acabarlo a lo largo de la semana. En este, se describen diferentes objetos mágicos y las leyendas que los envuelven, por ejemplo un cáliz o algo de una piedra creada por alquimia.

Se encontró con Ron, quien ya había empezado a devorar un muslo de pollo, igual que toda la montaña de comida que había acumulado en su plato.

Herm - Algún dia te vas a atragantar.

Ron - Nah, lo dudo.

El pelirrojo le dio una sonrisa y volvió a atacar a la comida, sin importarle la pequeña mueca en la cara de la castaña. Hermione no tenia nada en contra de comer mucho, pero su amigo no comía, él absorbía los alimentos.

Se sentó y al poco tiempo Harry apareció, tenía el pelo más despeinado de lo normal y sus ojos sacaban chispas de felicidad. Hermione pudo notar los signos y supo que su amigo había salido a montar en escoba, una pasión que había desarrollado después de su primera clase de vuelo.

Harry - Siento llegar tarde.

Herm - Tranquilo, hace poco que he llegado, yo me había entretenido con un libro.

Ron - Me extrañaría que no lo hicieras, no se como no se te cansa la vista, yo apenas duro un par de minutos sin dormirme.

Herm - Se llama estudio Ron.

Harry - Por cierto, me he perdido algo?

Ron - no mucho, Seamus y yo hemos ido al lago negro a tirar piedras.

Herm - y yo me he quedado haciendo el ensayo, apenas me queda la conclusión.

Los tres se pusieron a comer mientras una conversación casual se desarrollaba, como siempre. Solo que, por más raro que pudiera parecer, Hermione aún pensaba en su encuentro con Malfoy, por alguna razón el chico había sido cortés con ella y no sabía como sentirse al respecto.

𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑃𝑒𝑟𝑔𝑎𝑚𝑖𝑛𝑜𝑠 𝑦 𝐶𝑎𝑙𝑑𝑒𝑟𝑜𝑠 ( 𝐷𝑟𝑎𝑚𝑖𝑜𝑚𝑒 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora