DÉCIMO TERCERO

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(...)

Lucas dejó bañarse a Miguel en su ducha, era la primera vez que permitía que un empleado usara algo de él, pero es que la ocasión lo ameritaba.

Cuando Miguel salió vestido del baño y con el cabello todavía húmedo vio que Lucas estaba recostado en su cama con el portátil en las piernas. El hombre mayor estaba descalzo, así que la planta de sus pies naturalmente rosadas tenía un efecto erótico en el empleado. Parece que hay un fetichista por acá...

Lucas le indicó que se retirara que más tarde le depositaría en la cuenta la recompensa que había ganado.

Miguel finalmente se retiró de la recámara sin decir más...
Bajando las escaleras sintió un poco de dolor en su culo, aún lo tenía algo abierto. Pensó que sería algo normal y no le tomó importancia, así que se dispuso a seguir con su trabajo común y corriente.

(...)

Unos golpes en la puerta de su habitación despertaron de un sueño profundo a Lucas, el sexo lo había dejado cansado.
Al otro lado estaba Jaime pidiendo permiso para entrar.
Lucas lo deja pasar y al ver entrar a su hijo se incorporó y disimuló lo que hacía un rato había pasado con Miguel.

Jaime vio a su papá vestido con un esqueleto y un poco despeinado.
—Este ya folló.—Se dijo para si mismo Jaime mientras se reía.
El problema era saber con quién, puesto que en la casa no había invitado alguno no deseado por ahí merodeando.

—Papá, quiero que me des permiso para salir... Por favor.—El pelinegro finalmente habló.

—¿A dónde vas ahora?

—Voy a verme con Esteban Romero.

—¿Quién?—Lucas acomodó la almohada.

—Esteban Romero, ¡vamos! El hijo de Gerardo Romero.

Lucas finalmente se acordó de quien le hablaba su hijo. —¿Y qué vas a hacer con él?—Dijo.

—Iremos a comer un postre.

Lucas desinteresado accedió, la verdad le importaba poco lo que hacía su hijo.
Sin embargo ver a Jaime tan bien vestido y oliendo bien le causaba excitación. ¡Qué era su hijo por dios!

Antes de irse Jaime se acercó dónde su papá y sin pedirle permiso le tocó los pectorales por debajo del esqueleto.
Lucas se sobresaltó pero no hizo nada al respecto, después de todo era su hijo, no habían malas intenciones ¿verdad?

—Vaya pa, que pechos tan duros, tan rígidos...—Jaime toqueteaba todito de la misma forma que lo había hecho con Miguel...

—¿Te gustan?—El pene de Lucas se endureció.

—Sí, quiero saber cómo lo haces, yo he trabajado los míos y nada de cambios.

—Ya te he dicho que vengas conmigo al gimnasio del club, pero no has querido.—Lucas regañó un poco a su hijito.

—Pronto iré... Bueno pa ahora sí me voy, nos vemos después.—Jaime bruscamente se separa de su papá dejándolo totalmente cachondo.

—Bien, que te vaya bien entonces... No olvides decirle a David que te lleve.

Jaime se va.

De hecho hizo bien en irse, porque se haberse quedado un rato más Lucas con su fuerza lo habría hecho quedarse con él toda la tarde y una escena de película con clasificación+18 tal vez habría sucedido, qué cosas...

El joven se fue sin avisarle a nadie, total ya tenía el permiso de su papá. Permiso el cuál Jaime empezaba a cuestionar, puesto que ya era mayor de edad y en teoría ya podría ir donde  él quisiera.

El joven tomó un taxi hasta el club Los Pinares. Club fundado en 1945 por Raúl y Alejandro Pinares dos personas importantísimas en la sociedad de banqueros a la que Jaime y su familia pertenecían.

Un club de más de 50 hectáreas de zonas verdes en dónde allí se afiliaban las familias más poderosas de la región.

El club funcionaba también de hotel cuando se requería para las personas más importantes. Por una cuota mensual el lugar brindaba a los miembros del club millones de actividades diferentes, entre las cuáles había: Natación profesional, servicio de gimnasio, piscina, equitación, golf, fútbol y demás deportes; siete tipos de restaurantes de alta cocina y gourmet. Una biblioteca, una capilla, una discoteca enorme, un anfiteatro con capacidad para 900 personas, tres salas de cine, salas de masajes, tres bares y diez salones de reserva para fiestas y eventos.

E infinidad de cosas más, incluso se decía que por una cuota extra, habían salas para tener orgías, o cabinas sexuales para encuentros mas discretos, aunque eso era un rumor.

En aquel pomposo lugar y de ahora en adelante por 120 días, Jaime y Esteban harían sus reuniones para detallar y planear su trabajo.

(...)

Al bajarse del taxi y dirigirse al Lobby, el recepcionista ya conocía el rostro de Jaime por lo que lo deja pasar sin problemas e incluso lo saluda cortésmente.

Jaime se dirige al restaurante Le charmant neveu donde se vería con Esteban para charlar mejor acerca de la propuesta.

En su caminata siente como alguien le toca el hombro suavemente, el joven gira su cabeza en dirección al roce, el joven empalidece de inmediato al ver quién era la persona que lo había detenido.

Era su tío...


Si llegaste hasta aquí, thank you so much my dear!
A todos aquellos que votaron algunos capítulos de mi historia, ¡Mil y mil gracias! No saben lo motivado que me ponen de seguir con este relato♡♡⁠

A que no adivinan lo que significa el nombre del restaurante del club jaja.
Mil gracias por leer, hasta la próxima mi rei(na).

LOS PECADOS DE JAIME LUZARDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora